De la geografía
escolar al análisis del Sistema Mundo Moderno
Por:
Hernando Uribe
Castro
Magíster en
Sociología
La
percepción que aún persiste de la geografía en la sociedad es disciplinar y escolar.
Una geografía que remite al mapa, a la memoria y a un número amplio de
continentes, países, lugares y todo tipo de relieve. Una geografía interesada
en la descripción de la superficie terrestre: listados de ciudades capitales,
volcanes, montañas, ríos son todavía componentes de esa geografía persistente.
Lo que no saben muchos todavía es que ésta es sólo una parte del gran iceberg
que es el campo geográfico.
La
geografía que se privilegia hoy en los centros de producción del conocimiento
es la geografía crítica y reflexiva que pretende ha logrado concretar su objeto
de estudio y, por supuesto, todas las dimensiones que objeto representa para el
campo. Una geografía más interdisciplinaria e interesada en encontrar diálogo
con otros saberes. Una geografía que se ubica sobre las bases del análisis
espacial para comprender las formas como los fenómenos humanos se expresan
sobre los lugares, los territorios, y en general, sobre el espacio geográfico. Si
bien, la geografía tuvo serios problemas para poder definir su objeto, se ha
llegado a un acuerdo compartido en donde se ha determinado que el objeto de
estudio de la geografía es el espacio geográfico, comprendido como una
combinación indisoluble entre un sistema de objetos y un sistema de acciones: “Lo consideraremos como una mezcla de
dinamismo y unidad que reúne materialidad y acción humana. El espacio seria el
conjunto indisociable de sistemas de objetos naturales o fabricados y de
sistemas de acciones, deliberadas o no. En cada época, nuevos objetos y nuevas
acciones vienen a añadirse a los anteriores, modificando el todo, tanto formal
como sustancialmente.” (Santos, 1993:70).
Los
geógrafos a través de sus investigaciones están demostrando que el análisis que
se hace de la sociedad ha sido parcial en la medida en que pocas veces se
recurre a estos dispositivos analíticos que proporciona la geografía. La
historia de la humanidad, construida sobre las bases de una geografía que
impone un espacio estático, fijo e inmóvil ve la necesidad de reescribir la
historia donde el espacio adquiere otro sentido, mucho más dinámica, en
movimiento y expresivo. Para la geografía del presente, además de la dimensión
histórica que posee la vida social y en ella los individuos hay que agregarle
la dimensión espacial, en tanto el ser humano es también un ser espacial. Y
como ser espacial ese ser humano en su individual o colectiva tiene el poder de
transformar, cambiar, producir y consumir espacios. El espacio geográfico
resulta entonces de esa combinación entre elementos como objetos naturales y
artificiales y las acciones humanas que le dan sentido y que reciben sentido
del espacio.
Por
ello, comprender los fenómenos sociales del presente conlleva a la necesidad de
abordar las implicaciones de estos en la dimensión espacial. Y tal vez, uno de
los fenómenos que mejor puede expresar esa dimensión espacial de la sociedad es
el cambio que ha sufrido la humanidad a raíz del desarrollo del Sistema Mundo
Moderno (capitalismo) por más de 500 años. Las implicaciones de este sistema han
tenido impactos severos en la mayor parte de los lugares en el mundo, a tal
punto, que hoy en día se impuso la globalización como expresión que mejor puede
mostrar el impacto de ampliación del sistema. Por ejemplo, para Milton Santos, “La
globalización constituye el estadio supremo de la internacionalización,
la introducción en el sistema-mundo de todos los lugares y de todos los
individuos, aunque en diversos grados.” (1993:69).
El
sistema mundo moderno ha dado por resultado la configuración fragmentada de los
territorios continentales por unidades territoriales administrativas
denominadas Estados, y estos Estados a su vez estructurados en subsistemas
territoriales también administrativos llamados regiones, departamentos,
provincias, entre otros.
En
las últimas décadas, los dinamizadores y fuerzas los actores hegemónicos del
sistema Mundo Moderno están trabajando por configurar una organización más
eficiente de los Estados para mantener sus niveles de crecimiento y desarrollo
y así lograr que el motor del sistema, la economía-mundo moderna capitalista,
pueda ser sostenible en el tiempo. Según Milton Santos (Santos, 1993:71), las
características espaciales de este sistema mundo serían:
“la
transformación de los territorios nacionales en espacios nacionales de la
economía internacional;
la exacerbación
de las especializaciones productivas a nivel del espacio;
la concentración
de la producción en unidades menores con aumento de la relación entre producto
y superficie, por ejemplo en la agricultura;
la aceleración de
todas las formas de circulación y su creciente papel en la regulación de las
actividades localizadas con el refuerzo de la división territorial y de la
división social del trabajo, y la dependencia de esta última respecto a las
formas espaciales y a las normas sociales (jurídicas y otras) en todos los
escalones;
la productividad
espacial en función de todas las posibilidades de localización;
el
fraccionamiento horizontal y vertical de los territorios;
el papel de la
ordenación en la constitución de las regiones y el de los procesos de
regulación;
la tensión
creciente entre localidad y totalidad a medida que avanza el proceso de
globalización.”
Pero
este proceso de integración entre los puntos locales con las hegemonías
globales debe poseer estructuras construidas artificialmente para garantizar
esta comunicación., pero además de ello, se requieren de estructuras que, como
el Estado, garanticen también todo un marco normativo a través del cual se
legitime esta comunicación sin ningún tipo de tropiezo u obstáculo. Un marco
normativo que sirva de mediador y regulador entre las propiedades y
equipamientos locales con las fuerzas y los actores hegemónicos globales
impulsadas por las multinacionales, las organizaciones o firmas globales que
tiene el poder económico, político y armado de someter, exigir y doblegar
Estados, naciones y Estados-nación.
Los
operadores y dueños de las fuerzas hegemónicas -que ubicadas desde el Mercado
para reproducir sus excedentes de capital-, gozan de los privilegios que da el
poder para controlar el sistema mundo y han constituido para ello alianzas
estratégicas con algunos campos científicos, constituyendo así lo que Santos ha
dado en denominar el medio técnico científico-informacional. “El medio geográfico en vías de constitución
—o de reconstitución— tiene una sustancia científico-tecnológica-informacional.
No es ni un medio natural ni un medio técnico. La ciencia, la tecnología y la
información forman la base misma de todas las formas de utilización y de
funcionamiento del espacio, incluso de aquellas que participan en la creación
de los nuevos procesos vitales y de la producción de nuevas especies, animales
y vegetales.” (1993:71).
“Los espacios así
recalificados responden sobre todo a los intereses de los actores hegemónicos
de la economía y de la sociedad y son de esta forma incorporados con toda
autoridad a las corrientes de globalización. Pero, actualmente, a pesar de una
difusión más rápida y más extensa que en las épocas precedentes, las nuevas
variables no se reparten uniformemente por todo el planeta. La geografía así
recreada es aún desigual. Se trata de desigualdades de un tipo nuevo, tanto por
su constitución como por sus efectos sobre los procesos productivos y sociales.”
(1993:71).
Lo
que se ve es que estas fuerzas interesadas en la reproducción del capital y el
control de las fuerzas productivas, han construido un mundo artificial a través
de instituciones mundiales para mantenerse con sus hegemonías. Una elite dueña
del mundo que se ha legitimado a través de la ciencia (que impacta las
instituciones educativas), la información (que impacta los gustos y las
necesidades básicas humanas) y la religión (que impactan las ideologías, las
creencias y los miedos)[1].
Santos, Milton. Los espacios de la globalización. Anales de
Geografía de la Universidad Complutense, 13, 69-77 - Ed. Comp., Madrid,
1993
[1]
“Este medio
técnico, científico e informacional está presente por todas partes, pero sus
dimensiones varías según los continentes, los países, las regiones, las
superficies continuas, las zonas más o menos vastas, los simples puntos. En
este medio vienen a implantarse, en la campiña como en la ciudad, las
producciones materiales o inmateriales características de cada época. En
resumen, se podría afirmar que las acciones hegemónicas se imponen, se realizan
y tienen por finalidad los objetos hegemónicos. Y como en un sistema de
sistemas, el resto del espacio y el resto de las acciones colaboran en su
realización. Cada combinación tiene su lógica propia y autoriza formas de
acción específica a los agentes económicos y sociales.” (1993:72).
Hernando Uribe Castro |