Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

Hernando Uribe Castro, derechos reservados. Citar la fuente. Plantilla Simple. Imágenes de la plantilla degaffera. Tecnología de Blogger.


viernes, 26 de abril de 2019

TALLER NUEVA CARTOGRAFÍA SOCIAL


Taller Nueva Cartografía Social
22 al 25 de abril de 2019


Taller "Nueva Cartografía Social" ofrecido por los profesores Alfredo Wagner y Rosa Acevedo del
Projeto Nova Cartografia Social da Amazônia (PNCSA) del Brasil. Campus Universidad Autónoma de Occidente. Hernando Uribe Castro, Jesús A. Flórez
Grupo de Investigación en Conflictos y Organizaciones.



martes, 16 de abril de 2019

EL PATIO DE MI CASA, ERA UN MARAVILLOSO MICROCOSMOS


EL PATIO DE MI CASA, ERA UN MARAVILLOSO MICROCOSMOS

Por
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales

El patio de mi casa era todo un micro-ecosistema, un mundo maravilloso, un lugar que despertaba la fantasía, la creatividad y la aventura. Era un pequeño espacio (aproximadamente 73,5 metros cuadrados) que ocupaba la mitad de la casa, pero para mí -que era todavía un niño-, transitarlo era como adentrarme en una profunda e impenetrable jungla. Cada día encontraba algo nuevo, algo sorprendente. Todos sus elementos despertaban las más increíbles y maravillosas historias que podría crear en mi imaginación.

Había en este lugar en todo su centro dos gigantes árboles, uno de ellos era un guayabo al que me gustaba trepar y comer su fruta sin importarme si tenían gusanos, y otro árbol de cuyo fruto mis tías hacían el mate -que se usaba como vasija para empacar el dulce de manjar-blanco, receta propia de esta región. Rodeados estaban estos árboles con los rosales espinosos y las plantas de flores de pétalos con colores rosados y blancos. Revoloteaban entre ellas las mariposas de hermosos colores, las abejas, las avispas y los abejorros, y unos bichos brillantes que no sabría decir qué eran. Era común en casa tener las colmenas que colgaban en alguna parte.

Evoco entonces muy bien y claramente en mi memoria, los rosales, la fruta de pitahaya, las guayabas y las flores. La cocina de leña de mamá con sus ollas adornadas de tizne. Por las mañanas era cotidiano despertar con el canto y melodía de las aves y las palomas. Un gallo que canta en alguna casa vecina. En las tardes, después de la escuela, recuerdo estar acostado sobre la tierra jugando bajo la sombra y la frescura que producían sus frondosas ramas, así como también viene a mi mente el hecho de que me gustaba observar a los gusanos de cerca y a las abejas, libélulas y avispas desde lejos. A veces me topaba con sapos, ratones, babosas y lombrices de tierra. Ver el comportamiento de las hormigas y lagartijas era todo un entretenimiento.

En la noche podía ver volar a los murciélagos y las luciérnagas, así como escuchar el croar de las ranas y sapos que paseaban por la casa dando saltos sin miedo. Hasta este patio que era mi jungla, llegaba a veces el olor del paso de las vacas que pastaban en zonas abiertas muy cerca de la casa y podía ver el azul profundo del firmamento cuando entretenido veía pasar las nubes para encontrarles formas y figuras o los aviones que en la altura se veían como aves gigantes. Había tanta belleza, tanta vida, que se podía sentir la buena vibra de la naturaleza en este pequeño rincón del mundo.

Un día, alguien convenció a mis padres que tener este "monte" en la propiedad era síntomas de pobreza. Que se podía hacer un mejor uso de este inmenso solar, como por ejemplo ampliar la vivienda. Que había que ir hacia el desarrollo y el progreso con el cemento y el ladrillo. Que había que construir cada centímetro de la propiedad. Y convencidos, mis padres así lo hicieron.
  
Primero, cortaron los árboles; luego, arrancaron los rosales; después, se desyerbó cada centímetro del lugar. Se hicieron unos hoyos gigantes y se rellenaron de mezcla con cemento. Poco a poco y con el transcurrir de los años se construyeron columnas, se levantaron paredes, se puso la plancha como techo y se echó cemento y baldosas a todo el piso. De pronto todo quedó construido. Los fantasmas que habitaban este inmenso solar quedaron desubicados, ese ya no era su hogar. Como protesta, se dejan ver de vez en cuando.

Hoy, es un espacio frío, oscuro y gris, sus cuartos se alumbran incluso en el día con luz artificial y se siente la pesadez de la humedad. Nada quedó de este maravilloso mundo. Igual sucedió con las casas vecinas y con todo el barrio, pues desaparecieron las abejas y ya no volví a ver las luciérnagas. Las vacas dejaron de pasar y pastar, su aroma ya no se siente. Las aves ya no cantan, ya no se escuchan los gallos. El firmamento ya no se puede ver. El progreso llegó junto con la tristeza a este lugar.

De hecho, poco queda de lo que fue éste maravilloso lugar en las memorias de quienes los habitan hoy en día. Se han perdido por los afanes del día y por el inmisericorde y natural proceso de vejez de sus habitantes.

lunes, 15 de abril de 2019

A SEMBRAR VIDA

A sembrar vida

Por:
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales

Habitamos sobre tierras que son muy fértiles. Cuanto lugar en este Valle del Cauca, de tierras planas y altas montañas, puede cultivarse con todo tipo de plantas que pueden producir alimentos y recuperar la trama de la vida. Podemos recuperar corredores y cinturones de especies nativas de flora y fauna. La vida puede volver a florecer y producir más vida. Nada es imposible.

Podemos sembrar en nuestros hogares, parques y espacios abiertos, huertos, bosques y crear nichos con una diversidad de árboles y plantas con frutas, legumbres y todo tipo de semillas. El color de la naturaleza puede retoñar si tomamos la decisión y trabajamos colectivamente.

De este modo, nuestra gente, nuestros amigos y vecinos no tendrían por qué aguantar necesidades y, mucho menos, hambre. Es posible producir nuestro propio alimento y recuperar partes del paisaje que nos fue arrebatado por un modelo homogenizador de paisaje y de pensamientos. Trabajando juntos y organizados podremos lograr que nuestros espacios urbanos y rurales, tan caóticos hoy en día, tengan otro sentido. Podemos recuperar con nuestras propias manos e ideas, nuestro sustento y la belleza de los multicolores de la naturaleza que alguna vez habitaron estos senderos.

Por ejemplo: en una ciudad como Cali, en las calles podemos sembrar árboles de limones, naranjas, guamos y guayabas. En los parques públicos y con el trabajo conjunto, se pueden sembrar todo tipo de legumbres y hortalizas. Nuestros abuelos y adultos mayores nos podrían enseñar a todos, así como nos podrían colaborar en el cuidado de todo esta trabajo.

Cada familia, en cada hogar, se pueden los propios huertos en donde pueden sembrar plantas medicinales (yerbabuena, paico, matarratón, limoncillo). Recuperaríamos saberes y conocimientos ancestrales. Tendríamos una aproximación a todo este cosmos de sabiduría.

Para que todo ello funcione y se difunda sobre la tierra, necesitamos sembrar en los jardines flores y rosales para que vuelvan las abejas, las avispas y todo tipo de bichos polinizadores. Tendríamos que cambiar nuestra percepción del mundo y de nuestros amigos los polinizadores, las aves y demás especies. Aceptar que sin ellos, no es posible vivir.

Sobre las terrazas y balcones en nuestras casas podemos colocar helechos y construir pequeños huertos donde se dé el tomate, la zanahoria, el zapallo, la lechuga. Y las vías públicas, calles y carreteras, se pueden embellecer con hermosos árboles nativos como ceibas, samanes, yarumos, robles, chiminangos y veraneras. El resurgir del verde se tomaría cada centímetro de esta ciudad. La briza volvería a fluir por donde alguna vez pasó.

Lograríamos que todos los espacios posibles de nuestro entorno y vecindad se conviertieran en lugares de vida para todos, donde plantas, animales y personas convivamos y coexistamos

Todos tenemos derecho a la vida y al espacio. Todos tenemos la obligación de trabajar por ello. Trabajando y actuando juntos es posible lograrlo. Unidos, lo es todo. A sembrar vida¡ ¿Me acompañas? Es necesario y urgente despertar.

Que nuestras acciones promuevan el reverdecer de nuestras almas, espíritus y corazones, siempre en sintonía con lo que toda la vida hemos sido... Naturaleza y cosmos.

viernes, 12 de abril de 2019

CORRUPCIÓN EN COLOMBIA


Corrupción en Colombia

Por:
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales

La corrupción se expresa hoy como principio orientador de algunos sectores políticos en Colombia, que actúan en nombre de lo “democrático”. Como práctica, se extiende en los niveles de la administración del Estado (local, regional y nacional). Aparece acompaña de actos ilegales que se hacen pasar por “legales”, y en casos extremos, de hechos criminales que se legitiman con un discurso nacionalista: “todo es por el bien del país”.

Cada día se ven florecer nuevos casos de corrupción (en el discurso de los medios de comunicación, “escándalos políticos”) en las diferentes esferas de la institucionalidad. Pueden ser acciones individuales (por ejemplo, actos de corrupción de agentes de gobierno), o grupales (redes de autoridades) e incluso, en aquellos espacios que se suponen fueron construidos institucionalmente para el control y vigilancia[1]. Cada nuevo hallazgo parece superar en gravedad los casos anteriores. Los costos económicos, sociales, políticos -y sobre todo éticos-, de los estragos de la corrupción son muy altos para una sociedad considerada como una de las más ignorantes, inequitativas y desiguales del mundo.

Produce repudio que algunos sectores de ciudadanos acepten, sin discusión alguna, la idea de que las prácticas de corrupción son un mecanismo “necesario” para el buen y efectivo funcionamiento del Estado. Sectores que toleran y legitiman acciones corruptas. Que ofrecen su voto y eligen a “políticos” que son cuestionados ética y jurídicamente por su pasado, por los grupos a los que pertenecen y se adscriben, o por las personas de quienes se rodean y que los acompañan en los mandos del gobierno. Incluso, algunos sectores sociales perciben a estos agentes embriagados de corrupción, como excelentes ejemplos: audaces, vivos y creativos. Es frecuente escuchar expresiones como: “No importa que robe un poco con tal que haga algo por el país”.

La corrupción se fortalece en aquellos espacios donde: a) existen múltiples escalas de decisión y burocracia, b) la intervención de muchos agentes y delegados, c) poco control de los recursos económicos y d) los altos beneficios se ponen en juego. Algunos, para justificar sus acciones, “naturalizan” estas prácticas corruptas como si vinieran integrada al gen humano y desconocen que éstas son enseñadas, aprendidas y replicadas socialmente.

La corrupción, por tanto, no es un “algo” esencialista de la vida (en el sentido biológico) del ser humano, sino un proceso construido social y culturalmente que está ligado al campo del poder y del Estado y de la necesidad de quienes lo ejercen para acceder a bienes económicos y materiales para su propio beneficio o el de su grupo más cercano. La corrupción como práctica política se ha convertido en una limitante y un grave problema para la distribución de la justicia y la recomposición del tejido social humano.

En nuestros días observamos cómo las instituciones del Estado vienen desangrándose a montón por las redes de grupos especializados en desfalcar el Estado. Grupos que, enmascarados bajo el disfraz de lo “democrático” y del “bien común”, actúan como organizaciones criminales y delincuenciales. Son los grupos sociales más desfavorecidos, marginales y excluidos los que enfrentan las consecuencias de este atraco, esta violencia y esta represión que a veces se impone como acto legal.

Frente a ello, no queda más respuesta que unas respuestas socialmente poderosas cuyas bases reposan en la acción y la movilización de la sociedad civil. Sociedad civil que debe despojarse de su adormecimiento, para cumplir y ejercer un papel más destacado, preponderante, en la demanda, la exigencia y el juicio (que a todos los niveles desde el moral hasta jurídico) tendría que hacerse a los agentes y grupos corruptos. Participar en procesos de educación, en cultura política y participativa del ciudadano, es clave para que empiece esa transformación del entendimiento y la comprensión: cero tolerancia a la corrupción.

La corrupción no solo produce pérdida de bienes y capitales económicos, sino que produce violencia, muerte y pérdida de principios éticos. La sociedad civil tendría que comprender que la corrupción no es solo un fenómeno interno colombiano, sino que es una actividad que se practica también en las redes de la dinámica de la economía-mundo capitalista, que es el principal motor que condiciona la sociedad, el Estado y, por supuesto, el Mercado.




[1] Uno de los casos más conocidos en los últimos años, fue el de las acciones de corrupción del fiscal anticorrupción en Colombia.

sábado, 6 de abril de 2019

¿NOS ESTÁN HURTANDO LAS VIDAS?


¿Vidas hurtadas?

Por
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales

En la actualidad es posible observar cómo las personas hemos ido adquiriendo la capacidad de realizar tantas actividades en un mismo momento. Por ejemplo: ver televisión, conversar, alimentarse con una mano y con la otra digitar frases a través del celular haciendo uso del chat y de las redes virtuales ¿pero por qué, si somos capaces de hacer esto, carecemos del tiempo para dedicárnoslo a sí mismos? ¿Cómo es que hemos llegado a esta situación? ¿Cómo es posible que este fenómeno se perciba como algo normal, natural y común? Estos actos de exigencia del ser y de sus capacidades biológicas y corporales puede suceder a lo largo del día, de la semanas, pero al final, nos damos cuenta que estamos llenos de soledad, cansancio y ansiedad.

Al ser una práctica que se ha ido generalizando -sobre todo en las generaciones de los adultos y más jóvenes-, empieza uno a darse cuenta que este fenómeno no es algo personal -es decir producto del individuo-, sino que es un fenómeno social que está siendo producido e impulsado por unas fuerzas que actúan sobre el conjunto de la sociedad. Poco a poco los seres humanos vamos perdiendo la vida y el tiempo que la contiene; y se lo están robando con nuestro propio consentimiento basado en el desconocimiento del cómo es que funcionan estas estrategias de manipulación del ser. Se nos está imponiendo la idea de que la vida debe ser vivida así, de que no existe otro camino para cambiar este proceso cada vas más mercantilizado, incluso, de que este es el camino correcto que lleva hacia el progreso, el desarrollo y la prosperidad de la humanidad.

Detrás de toda una cortina de humo, construida por los empresarios de los medios globales y los gobiernos, se hallan los principales motivadores, dinamizadores y ejecutores de este proyecto de control social global. Las principales corporaciones globales y sistemas financieros, que controlan la actividad económica del mundo y que están promoviendo una serie de estrategias muy poderosas y agrestes para que las personas dediquen buena parte de su vida a atender y responder a sus exigencias e imposiciones.

Mensajes, lemas y símbolos son partes importantes y funcionales de toda esta maquinaria para hacer que, tanto marcas corporativas como intenciones de los mercados, sean unas realidades con las que buscan transformar a todo ser humano en un ciudadano consumidor. Las Corporaciones logran de este modo incorporarse en las comprensiones y acciones, para permanecer más tiempo en las mentes y las conciencias.

Una de esas estrategias es la conocida como Branding empresarial, mecanismo a través del cual, el empresario y dueño de las marcas, tratan de crear y mantener un vínculo con las audiencias, compradores y clientes, para obtener su fidelidad y felicidad, haciendo uso del mundo publicitario y comunicacional. Y no solo van detrás de la felicidad de cada ser humano, cada consumidor convertido en un código, sino que además buscan apoderarse de la memoria histórica porque la estrategia pretende ser parte de la historia de ese ser. De este modo, será recordada continua y permanentemente. Se tiene así, el consumidor como un producto terminado, modelado y manipulado por las estrategias del control corporativo.

Por ello, pareciera que en la sociedad contemporánea, no hay actividad humana que esté por fuera del espacio del control y del acoso del mundo corporativo. No solo tienen un inmenso poder en la estructura social, sino que también se han ido incorporando en la estructura mental y cognitiva de cada usuario y consumidor. Y con estas estructuras incorporadas responden de modo disciplinado y manipulado al llamado continuo que hace la Corporación, y termina consumiendo más y accediendo insaciablemente a sus productos y servicios para enfrentar el aburrimiento y alcanzar la “felicidad”. Es así como éste proceso se hace cada vez más continuo, permanente y preciso.

Absorben día a día, la vida del consumidor -y con ello su tiempo/espacio-, de un modo tal, que este acto “vampiresco” pasa a veces desapercibido y muy sutil. De la vida en los espacios públicos, el consumidor controlado y manipulado termina consumiendo en centros comerciales o a través de redes virtuales los productos puestos en escena. Por ello, los medios masivos de comunicación (físicos y virtuales) se vuelven más importantes, sobre todo porque manipulan la imagen, la semiótica y el vocabulario. Construyen su propio mercado lingüístico y lo hacen popular y popularizante. No es raro entonces, que surja la estrategia de “menos palabras, más significado”. Esta es la estrategia de la infantilización del discurso y la banalización de la realidad.

Han producido un “encantamiento”, un “hechizo”, una especie de “adormecimiento” bajo maniobras del entretenimiento, para que nadie sea consciente de que cada segundo de su vida, es bombardeado por las estrategias de control de los medios de comunicación y la dominación que produce la publicidad y el mercadeo. Una pérdida de vida que se hace irreversible. Cada segundo que es vivido bajo los determinantes y parámetros impuestos por el mundo corporativo es imposible de recuperar, pues el proceso es irreversible -cada segundo que nos pasa en la vida es un segundo que nos aproxima más a la muerte.

Han logrado ir suplantando la vida en grupo, en colectivo y en comunidad, por una vida individualizada y masificada, donde el mundo (sus imágenes, colores, formas, texturas, paisajes, sucesos, etc.) cabe en un pequeño dispositivo que es usado por cada individuo. Las personas pueden pasar varias horas del día realizando innumerables actividades y ninguna de ellas dedicadas para sí mismos.

El individuo puede pasar todo el día conectado aisladamente en Internet; también ejercitando el cuerpo para despertar el capital erótico y transformarse en una marca para llamar la atención de otros (“verse bien, sentirse bien”) a través de la virtualización de su imagen en plataformas como Facebook o Instragram. Otros se la pasan solucionando los problemas cotidianos porque tienen sus necesidades económicas muy próximas; unos más, se la pasan consumiendo, comprando o drogándose para enfrentar el aburrimiento.

No es raro entonces, que el resultado de este proceso de manipulación sea el que los individuos consumidores y dinamizadores de las corporaciones globales, ya no les queda tiempo para sí mismos. De hecho, se han visto obligados a veces -de modo inconsciente o poco consciente- a realizar varias actividades en un mismo momento sin dedicarse el verdadero tiempo. A desdoblar su existencia, sus sentidos y emociones para el mundo del mercado.