Sociología de un violinista irreverente: André Rieu
Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Me ha llamado profundamente la
atención los conciertos ofrecidos por el holandés André Rieu con su orquesta «Johann Strauss
Orkest». “Hijo de un director de orquesta, educado a punta de
música sinfónica y familiarizado con el violín desde los 6 años, André Rieu
comparte con todos sus hermanos y hermanas el oficio dentro de la música” (El
tiempo, 2001). Conciertos que integran dos mundos que hasta
el momento parecían opuestos: la “música de altura” y las clases no
necesariamente altas.
Un músico que llega a diferentes clases
sociales, etnias y religiones, que logra romper con la imagen del director clásico de orquesta que
se presenta serio, en sus cabales y con altura ante su público, para aparecer
como un director fresco, tranquilo, agradable, amigable, con más interacción y
provocador de sentimientos.
Adapta sus presentaciones a los
diversos contextos nacionales en Europa, Norte, centro y sur América, así como
en Australia. Logra hacer de la música clásica piezas musicales más accequibles
a cualquier individuo, con la puesta en escena de una orquesta engalanada con
trajes de siglos pasados que lograr entrar en interacción tanto con el director como con
todos los asistentes. En sus presentaciones se ven rostros de diversas regiones
del mundo y de diferentes edades. En México, por ejemplo, toca tonadas de la fiesta regional mexicana como "La Paloma", "Cielito Lindo" y "Jarabe
Tapatio", así como en Brasil interpreta diferentes temas de la
tradicional Samba.
André Rieu logra despojar de sus
máscaras y de sus roles a los asistentes cuando entonando vals, logra que las
personas se despojen de su comportamiento frío
y pasivo, para hacerles levantar de sus sillas para seguir a paso de
baile en cada una las tonadas. Esto no es común en otros conciertos de este
tipo música donde orquesta, director y público desempeñan sus papeles de manera
tradicional.
Sin duda, una de las características
más interesantes de las presentaciones de esta músico, ha sido la recuperación del
espacio público en diferentes ciudades europeas y austriacas, para hacer de la
música un arte más democrático. Si bien, ha realizado presentaciones en los más
importantes teatros del mundo, la plaza o
los teatrinos al aire libre, por ejemplo, han sido escenarios propicios para llevar
su música a más personas. El periódico El Tiempo en 2001, titulaba “ANDRÉ RIEU,
EL VIOLINISTA IRREVERENTE”, porque transforma el esquema tradicional de que se
ha construido con respecto a la música clásica.
Rieu lleva sus interpretaciones a
todas las generaciones, a los rincones del mundo, a las diferentes clases
sociales y trabaja por recuperar el espacio público para el encuentro en medio
de sonatas, vals y otras tonadas melódicas.
Lástima que en Colombia poco se
conozca. Las emisoras de la radio y los programas de televisión, y en general,
los medios masivos de comunicación han privilegiado -por las exigencias del
mercado y la búsqueda de ganancias y excedentes de capital-, otros géneros
musicales pensados para atrapar a las jóvenes generaciones quienes consumen más
música y vídeo y que a largo plazo sostendrán el negocio del entretenimiento. Gusta
y se populariza más J Balbin o Don Omar que el holandés André Rieu.
Un llamado entonces para que las
autoridades locales y nacionales, en cabeza de la Ministra de Cultura, las
Universidades y la sociedad civil, consideren también este tipo de expresiones
como canales posibles para la construcción de sociedades democráticas e
incluyentes. Promocionar más repertorios culturales alternativos en espacios
públicos que hagan de estos lugares escenarios de vida, de encuentro y de
construcción de ciudadanía. Espacios que no deben enfocarse sólo en los más tradicionales
de la ciudad, sino que puedan llevarse a los todos los barrios y comunas del
espacio urbano. Las expresiones culturales, que otrora eran arraigadas a
ciertas clases de elite, deben ser abiertas y dispuestas a todos los ciudadanos
sin distinción de clase social, étnia o creencia religiosa.
huribe@uao.edu.co
4 de octubre de 2012