EL P.O.T. DE CALI[1]
Por
Hernando Uribe Castro
Quisiera
llamar la atención sobre varios puntos que considero importantes con respecto
al documento del Plan de Ordenamiento Territorial de Cali, POT.
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Llama
la atención que en el ARTÍCULO 1 titulado “Visión del Plan de Ordenamiento Territorial de Cali”
en ningún momento se haga mención al Estado. Pero si es claro en expresar que
el POT “A nivel normativo se concibe como
un instrumento capaz de regular la actuación privada.” En documentos con
tanta trascendencia como lo es el POT,
no se puede dar por hecho o dejar a la imaginación del intérprete que el
Estado está ahí. El que discursivamente no aparezca de modo claro y directo el
Estado lo considero un olvido intencional en la medida en que el POT beneficia
a los privados y disminuye la actuación del Estado.
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En
el modelo del POT encuentro un discurso de simulación y legitimación tanto de los poderes de la élite
local regional tradicional, como de los nuevos grupos del capital interesados
en invertir en la ciudad. Esto es muy claro en el artículo 2 que establece: “Ordenar el territorio municipal tomando en
cuenta las condiciones de desarrollo de la región”. Pregunto ¿cuáles son
esas condiciones de desarrollo de la región si no son más que las implementadas
por el gremio agroindustrial que impuso el monopolio cañero a lo largo y ancho
de todo el valle geográfico del río Cauca? Obsérvese cuidadosamente cómo el
artículo 12 del P.O.T legitima el tipo de desarrollo y de plataforma económica
existente sobre esta región. La plataforma que existe, como claramente se
observó a lo largo de este artículo, fue diseñada por los agentes del capital
agroindustrial y del Estado-nación moderno.
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De
este modo entiendo que el POT legitima el proyecto de la élite regional
agroindustrial que fue la que diseñó el Valle del Cauca como espejo del valle
del Tennesse en Estados Unidos, y que sirve ahora de plataforma para el POT de
Cali. ¿Dónde queda entonces la propuesta de nuevos escenarios alternativas al
desarrollo?
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Desde
las primeras páginas se plantea la dimensión ambiental del POT como el eje
central y articulador. Muy seguramente se dirá que este es un POT verde. Para
nadie es un secreto que hoy en día el tema ambiental es usado como comodín para
imponer o llevar a cabo proyectos. El “discurso ambiental” se ha convertido en
instrumento de marketing y de green wash
con el que las élites políticas y económicas han impuesto sus proyectos y
planes con resultados desastrosos para la sociedad como para valiosos
ecosistemas. Si el POT fuera verdaderamente verde, afectaría los intereses de
muchos empresarios y corporaciones. Y esto no ha sucedido. ¿Plantea algo el POT
con respecto a la actividad que se está, literalmente comiendo el cerro de las
Tres cruces? ¿Plantea el POT algo con respecto a la minería en la zona de los
farallones? ¿Plantea algo el POT con respecto a los fuertes efectos
contaminantes de la zona industrial sobre los barrios del norte de la ciudad?
¿Plantea algo el POT con respecto a la recuperación de las cuencas hidrográficas
de todos los ríos de la ciudad de Cali para transformarlos en espacios para el
goce visual (estético) de los caleños?
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Encuentro
en el POT una contradicción. Impone el modelo neoliberal basado en el discurso
ecológico y ambiental centrado en el recurso agua, en una ciudad que creció de
espaldas a sus principales ríos y que además extinguió este elemento con la
implementación de un modelo de desarrollo destructor de la naturaleza. El POT,
por ejemplo, no cuestiona los impactos de la industria. Como se dijo antes, el
POT no propone nuevos escenarios para recuperar las condiciones de la
naturaleza en este territorio y dignificar la vida de las comunidades.
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Por
tanto, veo en el POT un modelo municipal que más que proponer escenarios
futuros, lo que hace es legitimar un pasado dominado por la oligarquía
regional.
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Un
modelo territorial que tiene como centro a Cali y que diluye los actores
centrales entre ellos el Estado y la comunidad. Todo el tiempo se está
planteando la paradoja entre medio ambiente y competencia económica.
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En
el POT aparece una paradoja porque se plantea desde un modelo de la densidad
y policentralidad, pero plantea también
los procesos de conurbación y expansión.
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Creo
que la intencionalidad del POT se puede resumir en este artículo 5, en su punto
5 que expresa:
“5. La
consolidación de Santiago de Cali como un municipio que presta principalmente
servicios empresariales, culturales, de educación y salud, comunicación,
información, recreación y turismo a la región y la subregión, y se complementa
con las dinámicas económicas de un puerto en el Pacífico fortalecido y
cualificado, y de una región agroindustrial, cultural y turística.”
Obsérvese
dos cosas que para nada son ingenuas: el orden como se presentan los servicios
pues el primero que aparece es el empresarial. Obsérvese que también aparece el
“Puerto en el Pacífico”, pero no se habla de Buenaventura y mucho menos de sus
habitantes, históricamente marginados y maltratados por el poder político
regional y central (Bogotá)
En este POT
desaparece el Estado y la comunidad para dar paso a los agentes del capital
privado como los principales actores del modelo territorial de Cali. Lo que se
busca, finalmente, es convertir o hacer de la Capital del Valle una Ciudad Marca del capitalismo global. Los
agentes del gobierno ya no son funcionarios públicos sino excelentes
empresarios que promocionan la Ciudad
Marca. Mientras tanto, en la ciudad aumenta la miseria, la pobreza, los
niveles de inseguridad, y la corrupción. Es decir, hoy es posible observar las
conexiones entre los procesos de privatización y las transformaciones urbanas
que conllevan a diferencias socio espaciales, o como se ha dado en llamar, la
segregación urbana (residencial o socioespacial).