Minería:
riqueza de pocos y miseria de muchos
Por
Hernando
Uribe Castro
Magíster
en Sociología, estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales
Después de visitar
el municipio de Marmato en el Departamento de Caldas, queda, de modo mucho más
claro y nítido, los efectos de la minería en el territorio, la sociedad y la
naturaleza: arrasamiento de las cuencas hidrográficas, extinción de la flora y la fauna para dar paso a un
paisaje rocoso, desértico. También, miseria y pobreza en la comunidad.
Efectos de la minería artesanal en el paisaje de Marmato.
Foto: Hernando Uribe Castro, 2013.
Ni la gran minería multinacional
(legal o ilegal), así como tampoco la minería artesanal, son actividades
convenientes para mantener el equilibrio sobre los ecosistemas, la protección
del ambiente y la cultura. Me queda claro que la gran minería debe erradicarse
de Colombia, como también me queda claro que por más artesanal que sea la
actividad minera desarrollada en un lugar, sus repercusiones sobre los
elementos de la naturaleza y la sociedad son desastrosos.
La extracción de oro
acaba con el elemento agua, vital para la vida humana. Una vez aniquilada el
agua de los ecosistemas, ni los mineros, ni la población podrán beberse el oro
para su sustento vital. Se privilegia el oro como eje central de la vida y se
extermina el agua, pues la actividad minera
exige del manejo de químicos (cianuro y mercurio, entre otros) con efectos
irreversibles para la salud de las personas. Así, la avaricia de unos pocos, más
las necesidades otros, imponen el oro sobre la propia vida.
Las condiciones de
vida que se palpan en algunos municipios mineros como Marmato, no son acordes
con la llamada “riqueza minera” del cerro donde se ubica. Se
evidencia un pueblo con inequidad en la distribución y oportunidades, trabajo
sexual desde temprana edad, condiciones ambientales caóticas, entre otros
aspectos. El gran problema con
ello es que ni los mismos habitantes logran responder de modo claro a la
pregunta: ¿ha generado la extracción de
oro progreso a su municipio? La población no relaciona sus condiciones de vida con la extracción de este metal y explican el hecho bajo la
ideología aquella que expresa que, desde antes de la llegada de los españoles,
los indígenas ya sacaban el oro. Marmato posee una tradición histórica
importante, incluso es considerado como Patrimonio Histórico Nacional.
Sumado a ello, la
multinacional Gran Colombia Gold ha pretendido hacerse dueña de todo el cerro
donde se ubica el municipio para realizar minería a cielo abierto, que
implicaría quitar el municipio de donde está y ubicarlo en otro lugar, así como
también, exterminar por completo todos los ecosistemas. Frente a esto, la
población se ha organizado en el Comité Pro-Defensa de Marmato, como
resistencia a estas intenciones de la multinacional. La situación se mantiene
tensa con la multinacional, pues incierta es la situación.
No a la gran, media
o mínima minería en Colombia. Así como los diferentes gobiernos desarrollaron
estrategias para buscar posibilidades y alternativas para que las personas se
dedicaran a otras actividades diferentes a los cultivos ilícitos, así mismo se
debería de pensar en alternativas a la actividad minera. Pero esto no es
posible en un país donde gobiernan las multinacionales con gobiernos ventrílocuos
que estan vendiendo, y a veces regalando, por pedazos el territorio de las comunidades, que imponen
locomotoras sin carriles y sin frenos. Un país donde las necesidades de las
personas son tantas, que éstas les impiden ver los estragos de sus propias
acciones.
La extracción del oro
acaba con la naturaleza, la gente, las oportunidades, la tranquilidad, el
tejido social y la justicia. El oro impone el conflicto desmedido, atrae a las multinacionales, explota a los trabajadores, acaba con la juventud y la posibilidad de un mundo
mejor. Arrasa con la naturaleza y la cultura. En fin, acaba con los sueños y las
ilusiones de un mundo diferente.