SISTEMA DE TRANSPORTE MASIVO EN CALI: ¿UN DESASTRE?
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología, Estudiante del doctorado en
ciencias ambientales
Profesor Universidad Autónoma de Occidente
Desde que se implementó
el Sistema de Transporte Masivo MIO en la ciudad de Cali, se han dado
expresiones de inconformidad y protesta de parte de sectores urbanos, ciudadanos
y gremios. Esto sucede porque el sistema fue impuesto sin tener en cuenta, por un
lado, las características particulares de la ciudad, y por otro lado, la
opinión y participación ciudadana.
Si bien, un sector de
usuarios expresa de modo positivo el cambio estético y paisajístico de algunos
lugares, otras comunidades, contrariamente, expresan efectos negativos tales
como: a) incrementó en el tiempo de movilidad; b) trasbordos innecesarios; c)
incrementó en el presupuesto familiar por pago de más pasajes; d) una red de
transporte que excluye barrios; e) presencia
y aumento vertiginoso de medios de transporte pirata; f) un sistema
que no garantiza seguridad, buen trato y confort; g) un pésimo
servicio que dista de la promesa del buen servicio. No es un sistema amigable con el ambiente.
La ejecución del
sistema careció entonces, de un proceso de apropiación cultural dado que necesariamente
implica un cambio de la vida urbana cotidiana y los flujos de movilidad de la
población.
De este modo, se está
presenciando las consecuencias de un tremendo negocio que, inversionistas
privados en alianza con administraciones municipales, hicieron con la
implementación de este sistema en diferentes ciudades (Bogotá, Medellín,
Manizales y Barranquilla, otras), haciendo creer que ese era la solución al
problema de movilidad de las ciudades colombianas. Así como se hizo creer que
este sería el símbolo del proceso de modernización urbana al estilo de las mejores ciudades en
el mundo.
¿Acaso cada ciudad no es
particular en términos de su configuración urbana y de sus necesidades de
movilidad, para que, de un momento a otro, todas tengan la misma solución de
transporte?
Sin profundizar en los problemas técnicos que presenta el sistema y que especialistas ya han expresado de modo reiterado, es evidente que
el MIO se realizó sin toda la infraestructura necesaria. Obras que llevan
más de dos años realizándose como la ampliación en el sector de Calipso sobre la
“autopista” Simón Bolívar, la falta de ciclorutas y la evidencia de daños muy
graves en la maya vial porque no se construyeron las vías que se requerían para
soportar el peso de estos buses, tal como se había prometido. Buses de tamaños
gigantes movilizándose por pequeñas calles de barrios. Trazados de rutas que excluyen importantes sectores de la comunidad.
Tal es la situación que
en Barrios como El Diamante, en donde la comunidad tuvo que bloquear las calles como
medio para presionar a las autoridades para que las arreglen las vías porque sus
condiciones lamentables producían accidentes de peatones y conductores, así
como un terrible polvoreada que afectaba el sistema respiratorio de la
población.
Evidencia este fenómeno,
la neoliberalización de la ciudad como forma de reproducción de una sociedad
dominada por las leyes y demandas del mercado y unos grupos que, aliados con
gobernantes locales, ven en la ciudad el mejor lugar para incrementar sus
capitales.