El Ministro del Medioambiente: ¿político o ambientalista?
Por Hernando Uribe
Castro
Centro
Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Profesor de la Universidad Autónoma
de Occidente
Estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales, Universidad del Valle
Para quienes hemos tenido algo de
formación ambiental, nos damos cuenta perfectamente lo difícil que es
comprender la dimensión sistémica y compleja de la dinámica de la naturaleza y
sus ecosistemas, y sobre todo, si estos han sido intervenidos por la humanidad,
que no solo ha hecho uso de ellos para su sobrevivencia, sino que además se dio
la tarea de producir un ataque enérgico contra los ecosistemas en busca de
rentabilidad, acumulación y todo tipo de exterminación en pro del “beneficio”,
“desarrollo” y “progreso”.
En Colombia, este ataque enérgico contra
la naturaleza ha sido liderado por el mismo Estado, los empresarios, los grupos
legales e ilegales y por las corporaciones globales que ven en el territorio
nacional, elementos de la naturaleza, convertidos en recursos que generan
importantes ganancias.
El Estado no solo ha permitido esta
intervención sobre la extracción de la naturaleza sino que además la impulsa y
la promueve. Invita a las corporaciones globales extractivas a que vengan al
país a producir crecimiento a costa del deterioro ambiental que afecta a las
comunidades locales y sus entornos de vida.
En este Estado, desde donde se promueve
este tipo de actuación a través de los Planes de Desarrollo, actúan seres
humanos de carne y hueso que toman estas decisiones. Seres humanos que como
agentes del Estado actúan como tal para impulsar estos intereses privados.
Agentes, algunos de ellos provenientes del sector privado, se insertan en el
gobierno, construyen y utilizan el marco jurídico para legitimar sus decisiones
y legitimarse a ellos mismos como Estado.
Por ello no es raro que en Colombia
sucedan casos como el que un Ministro del Medioambiente sea un abogado, con
posgrado en Gerencia de Recursos Humanos, en Mercadeo y en Dirección de
Empresas. Nada que ver con el ambiente.
El actual Ministro del Medioambiente en
Colombia es Gabriel Vallejo López “abogado de la Universidad Externado de
Colombia con posgrado en Gerencia de Recursos Humanos de la Universidad de los
Andes, postgrado en Mercadeo de EAFIT-CESA de Colombia y tiene un MBA en
Dirección de Empresas en el Instituto de Empresa de Madrid, España. Realizó
estudios de coaching en Ola Coach, de España, además de un curso de Alta Dirección
en el Ipade, de México” (tomado de la Presidencia de la Republica de Colombia).
Según la Presidencia de la República,
este Ministro ha sido Gerente del Servicio al Cliente de la Compañía Mundial de
Seguros, Gerente de Mercadeo de la cadena Hoteles Royal, Vicepresidente de
Recursos Humanos de Noel, Gerente General de Canal Capital de Bogotá, Director
General de HSM Group México, Vicepresidente Comercial para Latinoamérica de HSM
Group, Gerente General de Medios Especializados de Casa Editorial El Tiempo y
Vicepresidente de Media 24.
Después de toda esta presentación se
pregunta uno, ¿y dónde está la formación ambiental del Ministro? Esto
implica que no solo el Ministro no está preparado para afrontar los complejos
problemas ambientales sino que además hace de su Ministerio algo reducido, algo
pequeño, algo sin importancia. Y sobre todo en un contexto de camino hacia el
posconflicto, donde los temas ambientales deben estar al orden del día.
Bien lo afirma Manuel Rodriguez Becerra
cuando en reciente entrevista que se le realizó sobre la crisis ambiental en el
país, expresa con respecto al Ministro del Medioambiente:
“No
sé si entienda totalmente porque él no es un experto en eso, pero además el
Ministerio de Medio Ambiente es tan pequeño y limitado… Esto tiene que ver con
políticas ambientales, mineras, agrícolas y con el desorden enorme de este
país, donde hay una cantidad de sectores que están por fuera del control del
Estado a través de grupos criminales, informales, de la nueva riqueza, legal o
ilegalmente hecha. En cierto sentido estamos viviendo el posconflicto. Hay una
cantidad de empresas de mediano tamaño que están drenando humedales para
sembrar palma de aceite. Eso está pasando en el Magdalena Medio, en la
Orinoquia. Secan humedales, tumban morichales, cortan matas de monte. En algún
momento, después de que hagamos la paz, habrá que hacer una especie de pacto
nacional, a ver cómo contenemos esto, que es clave para el desarrollo futuro
del país.”
(El Tiempo, 16 de junio de 2015).
Y esto no solo sucede con el medioambiente,
puesto que también se ve en la educación, la salud y todos los sectores
sensibles en los que se nombran agentes del Estado cuya formación nada tiene
que ver con sus espacios de actuación.