PENSANDO AMBIENTALMENTE
DE LAS CRÍTICAS AL SISTEMA A LAS POSIBILIDADES DE
CAMBIO
Por: Hernando Uribe Castro
Candidato a Doctor en Ciencias Ambientales
Foto: Cubierta del libro de Hernando Uribe Castro |
(Fragmentos de la introducción)
Las
páginas escritas en este libro se producen en un momento particular de mi vida que expresa, de algún modo, un desencanto por las acciones nocivas de la
humanidad, contra los propios seres humanos y contra los elementos de la
naturaleza.
(...)
En
una sociedad donde predomina la racionalidad impuesta por el sistema
capitalista, el sentido de la vida tiende a reducirse a una cuestión meramente económica.
Una racionalidad que impone el consumo, la posesión de riqueza y el lujo como
únicos mecanismos que manifiestan progreso y felicidad; deja de lado los más
profundos sentimientos humanos como son el amor y el sentido
emocional del vivir la vida.
(...)
Este pensamiento concentra la valoración de la vida a la obra humana y
descarta de raíz la naturaleza. No importa cómo y de qué modo se acumule
riqueza, lo que importa es poseerla porque ello
significa poseer el poder de someter la voluntad de muchos a la voluntad de
unos pocos. La felicidad queda reducida a la acumulación incesante
de capital y la banalidad de las cosas.
(...)
Como
seguramente lo hemos pensado, para la sociedad occidental, patriarcal y
profundamente religiosa, el poder sobre el acceso a la riqueza, los lujos, el
licor, el consumo y la posesión de mujeres, se convierten en los principales
objetos de disputa y control. Lograr esto implica construir imperios
corporativos legales e ilegales con los cuales se puede alcanzar el éxito
económico, el respeto y el prestigio global.
Imperios
corporativos que, sobre las bases de la necesidad incesante de producción,
requieren de la explotación de cantidades enormes de recursos naturales y de un
número significativo de trabajadores como mano de obra barata para alcanzar sus beneficios.
(...)
Este
tipo de pensamiento y acción puesto en práctica, sobre todo en el último siglo,
fue instaurado sobre unas bases ideológicas que daban al ser humano como el amo
y señor del mundo.
(...)
(...)
El
mundo y la totalidad de la vida quedaron reducidos entonces al devenir humano.
La grandeza y majestuosidad de la naturaleza desaparecen para quedar plasmada
solo en los obras de arte o como materia prima para la producción y difusión de
la sociedad de consumo.
(...)
La
totalidad de la vida se reduce a la vida humana. Un sector de la humanidad
aportó a ese egocentrismo de especie y las reflexiones filosóficas se
encargaron de fortalecer el antropocentrismo, dominante y único. Se negó el
papel de la naturaleza y se replegó a lo profundo de la escala humana.
(...)
El
mundo no se ha construido por millones de años con una complejidad y exquisita diversidad de vida, deslumbrante, para que lleguemos, la
conquistemos, la transformemos y la destruyamos...
Frente
a estos valores se requiere de inmediato, de otra concepción de vida, de
relaciones y tejido social y de una forma más humilde de ubicarnos en relación
con la diversidad de vida del sistema viviente. Es posible impulsar las
energías más profundas para mantener-se con vida este planeta y para alimentar la
credibilidad en la humanidad cuando el amor emerge como campo de fuerza que se
toma nuestra conciencia individual y colectiva.