Transmutar
de sujetos de la globalización a seres planetarios
Por:
Hernando
Uribe Castro
Doctor en
Ciencias Ambientales
La consciencia
humana ha sido cooptada por este mundo corporativo global y del mercado mediante
dispositivos muy poderosos de desarrollo mental individual que utilizan a los
agentes del proceso de la socialización como mecanismos que construyen sujetos individualizados,
enclasados, clasificados, masificados y codificados.
Una masa de sujetos
sin rostro, pero muy bien identificados. Este mecanismo de control y dominación
se produce de tal modo, que como lo expresa Humberto Maturana, caemos en el
efecto de “No ver mí no ver” (1996, p. 27). Toda forma de percibir, apreciar y actuar de
cada individuo aparenta estar desde antes predeterminada por los agentes
corporativos.
El mecanismo de dominación
de la vida finamente instaurado -que limita la libertad humana de vivir la vida
en las condiciones ecológicas del planeta- necesita ser desestructurado y develado.
Y esto solo se logra cuando se escapa a estas lógicas y mecanismos de control.
Recuérdese que el mundo construido por los grupos corporativos globales, es un
mundo enfocado en la capitalización de la vida, la extracción incesante de
elementos de naturaleza y la conversión en mercancía para la producción de capital
y de beneficios privados.
Nuestro planeta Tierra
no es una simple roca de materia que viaja por el frío espacio del universo. No
es una cosa para ser explotada, destrozada y desgarrada por los humanos avaros,
irresponsables y egoístas. Nuestro planeta es vida y energía. Es el lugar
físico y energético de la presencia y la asociación de la compleja trama de la
vida. Es Gaia, nuestra Madre Tierra. Es Nuestro lugar en este vasto espacio
cósmico que está tejido y unido por una vasta cantidad de formas vivientes (Uribe, 2016).
Como humanidad
necesitamos romper con estas estructuras del control sin libertad y despertar hacia
una consciencia con las emociones. Necesitamos producir una cultivación de la
consciencia que permita a cada ser humano sentir y abrirse a su realidad. Abrirse
a esta cultivación del ser implica incorporar una nueva gama de nociones, ideas, visiones y conceptos.
Otras nominaciones, otros pensamientos y otras apreciaciones: otros lenguajes para la existencia.
También es necesario
develar y reconocer el funcionamiento de este mecanismo de control y autoridad.
Y un modo para alcanzar ello es comprendiendo el sistema de vida: su orden,
función y sistema. Abrirnos a la diversidad, la pluralidad y la
multidimensionalidad (Ángel Maya, 2001). La realidad va más allá de esta realidad 3D planetaria.
Necesitamos ingresar en unos pensamientos y sentidos multidimensionales.
Conocer y aprender
las experiencias de vida planetaria que están al margen, que resisten al
sistema y que coexisten al sistema: encontrar esos otros caminos. Esforzarnos
por sacudir nuestra consciencia individual y transmutar hacia el SER del
habitar planetario. Un SER coherente que integra percepción, apreciación-emoción
y acción. Combinar conocimiento y saberes. Abrir la imaginación. Esto implica una
apertura en el espacio de la existencia al amor incondicional. Maturana nos
recuerda que “el amor no es una virtud, sino un aspecto de la biología
relacional y aparece en el vivir relacional de los seres vivos” (1996).
A pesar de la
presencia de los humanos, los seres de luz plantas y animales continúan
trabajando para restablecer y mantener la vida en la biosfera planetaria. Desde
los océanos más profundos hasta las más altas cumbres. Vida que depende de la energía.
Trabajan constante y continuamente para mantener esas condiciones de vida,
evitar la muerte entrópica de la biosfera que ha sido acelerada por la
presencia y la acción humana y su metabolismo social. El reino vegetal en todo
el mundo -a pesar de las condiciones adversas que puedan experimentar por el
cambio climático- continúa realizando su proceso de fotosíntesis. Las especies
del reino animal se perpetúan reproduciéndose, alimentándose y movilizando la
cadena trófica del equilibrio, realizando su vida y resistiendo a la extinción.
Algunos pueblos
ancestrales continúan ocultos entre la selva evitando cualquier contacto con el
sistema social, para mantener sus vidas, tradición y conexión con la tierra. Movimiento
sociales, organizaciones comunitarias y pueblos originarios, académicos e
intelectuales, poetas, artistas, artesanos y escritores, están aportando con su
ingenio, Son antisistémicos
(anticapitalistas y antiglobalizadores) para proponer alternativas de vida
local y para movilizar otros mensajes. En la búsqueda de otras formas (Buen
vivir, plan de Vida, Mejores vivires, entre otros).
La salud de la casa
planetaria: Gaia-Madre Tierra (es el suspiro de vida) del planeta físico
terrestre. Continuar trabajando con la Restauración de la Tierra. Fortalecer la
sustentabilidad de la vida. Transmutarnos como seres de luz y planetarios:
despojo de egos, de maldad e hipocresía. Este despertar, ahora e inmediato, es
una necesidad para transformar esta pesada realidad humana que ciega nuestro
entendimiento y que afecta el corazón, los sentidos y las emociones, y que
nos conduce a las cavernas más oscuras en nuestra existencia.
El juego de luces
estelares y cósmicas, así como las propias luces que están dentro de cada uno
de los seres humanos, deben activarse para que nuestras conciencias y nuestros
pensamientos transmuten hacia otra realidad ambiental y ecológica. Respetuosa
con la vida, amorosa de la verdad y la paz.
Somos parte de este
complejo entramado de vida que nos observa, que nos da el ejemplo de cómo
vivir. Unas condiciones que tienen límites físicos, biológicos, ecológicos,
sociales (económicos y culturales). Una consciencia hacia el encuentro
colectivo, no solo con nuestros hermanos humanos, sino con todos los demás
seres de este sistema viviente planetario y extraplanetario. Un encuentro que
manifiesta la unión, la diversidad, la diferencia, la verdad y el amor en los territorios planetarios y
cósmicos. Como lo indica Noguera en "la era planetaria urgen pensar la tierra como diversidad y diferencia en despliegue" (2018, p. 15).
Recuperar la frecuencia planetaria y cósmica.
Que la vida florezca en cada ser de esta especie
humana
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-Angel Maya, A. 2001. El retorno de Icaro. Cali: Corporación Universitaria Autónoma de Occidente.
-Maturana, H. & Bloch, S. 1996. Biología del emocionar y Alba Emoting. Santiago: Dolmen Ediciones.
-Noguera, P. 2018. Tierra-calco /tierra rizoma. desafíos simbólico-bióticos de la era planetaria. En: Pensamiento ambiental en la era planetaria. Biopoder, biopolítica y biodiversidad. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
Uribe Castro, H. 2016. Pensando ambientalmente. de las críticas al sistema a las posibilidades de cambio. Cali: Programa Editorial de la Universidad Autónoma de Occidente.