LA
AUTOPISTA SIMÓN BOLÍVAR DE CALI: UNA TRAMPA MORTAL
Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Nada es más peligroso en la ciudad de Cali que
transitar como peatón, ciclista, motociclista y conductor sobre la “autopista”
Simón Bolívar que atraviesa la ciudad de norte a sur, sobre su lado oriental.
La Simón Bolívar no sólo es una avenida que presenta grandes problemas
estructurales, (no tiene zonas bermas y la señalización es nula), sino que se
ha convertido en una frontera mental que divide
a Cali en dos partes: la tradicional y la Cali pobre, al oriente.
Para los peatones esta es una avenida que no posee
un espacio público de calidad, en términos de andenes para todos los públicos,
zonas iluminadas, señalización peatonal, seguridad y fácil movilidad. Una
persona en condición de discapacidad tiene problemas para desplazarse por estos
sectores, debido a la cantidad de trampas mortales que existen. Existen zonas
que son imposibles de transitar en horas de la noche. Los peatones se exponen
al peligro y a la alta contaminación de los vehículos. El sistema de transporte
público que se moviliza por este sector todavía presenta grandes deficiencias
en el servicio.
Para los ciclistas existe una ciclo ruta que fue
construida en algunos sectores. Pero ésta, además de no contar con los
requerimientos técnicos, su falta de mantenimiento, sufre un visible deterioro.
Hoy, la ciclo ruta es una trampa mortal, no solo porque no cuenta con el diseño
apropiado para garantizar la vida de sus usuarios, sino porque sobre ella se cometen
delitos por falta de control y vigilancia. Los ciclistas prefieren exponer su
vida haciendo uso de los carriles de los autos y no de los dispuestos para
ellos en la ciclo ruta.
Para la comunidad, y de modo especial para los
conductores de autos, la autopista Simón Bolívar es una de las peores avenidas
de la ciudad. No posee señalización en el asfalto, de tal modo que indique
claramente cuántos carriles existen, por dónde se debe de transitar, cuál es el
paso obligado de peatones; además, existe un millar de huecos en toda su
extensión y no hay claridad en la señalización de las normas de tránsito. Sobre
ella transitan desde vehículos de carga pesada hasta ciclistas y sobre ella se
desplazan centenares de motociclistas a altas velocidades. Sumado a ello se
tiene la poca luminosidad, los excesivos semáforos, la falta de pasos para los
peatones de un lado a otro. En la avenida Simón Bolívar se puede encontrar un
puente peatonal con un semáforo debajo de él. También una señalización que
expresa 30 km/hora y dos metros más adelante otra señalización que exige 60 Km/h y un metro más
adelante un semáforo.
La cuestión es que estos hechos se vienen
denunciando desde hace muchos años sin ningún tipo de respuesta por parte
de las autoridades responsables. Se han
hecho y se siguen realizando grandes inversiones en obras y mejoras que además
de las demoras, su calidad es desastrosa pues en poco tiempo presentan
deterioro. La avenida, según las cifras, advierte una alta accidentalidad y se
continúan perdiendo vidas.
Si bien, la Simón Bolívar es considerada una de las
tres vías más importantes de Cali, el concepto de autopista utilizado por las
autoridades no aplica para esta ciudad pues estas no cumplen con ninguno de los
requerimientos técnicos que posee una verdadera autopista, como las que existen
en Ecuador y otros países latinoamericanos.