Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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viernes, 26 de octubre de 2012

FRENTE AL DESASTRE AMBIENTAL EN COLOMBIA


COMUNICADO CIER
FRENTE AL DESASTRE AMBIENTAL

El Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región del Pacífico Colombiana -CIER- considera indispensable hacer pública una opinión sobre uno de los aspectos que se tocó en la instalación de la Mesa de Negociaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc, que tiene que ver con la explotación económica del medio ambiente y su impacto sobre la sostenibilidad y bienestar de la sociedad colombiana.

Este tema ha sido planteado desde hace un tiempo por prestigiosos columnistas nacionales, provenientes del medio académico. También se hizo explícito en el Informe Nacional de Desarrollo Humano “Razones para la Esperanza” (Pnud, 2011), e igualmente ha sido denunciado con coraje por la Contralora General de la República. El tema fue retomado en la presentación de las Farc y se resume en la idea, de unos y de otros, según la cual “Colombia está al borde de un desastre ambiental”. 

En el Plan de Desarrollo, el Gobierno no sopesó los impactos sociales y ambientales que podía tener la llamada locomotora minero-energética, que está jalonado el crecimiento del producto, en medio de una creciente desigualdad. Es importante tener en cuenta que la locomotora viene funcionando, acogida a una modalidad de desarrollo cuestionable que se puede caracterizar como un enclave minero contemporáneo. En pocas palabras, se ha autorizado legalmente la extracción de minerales por empresas multinacionales, con una alta rentabilidad para éstas, pero con reducidas regalías para la nación, exportando los minerales sin valor agregado alguno en el país, generando un empleo reducido, en medio de una población en situación de pobreza y con un impacto negativo irreversible sobre el medio ambiente.
 
La Contraloría General de la República ha llamado la atención, recientemente, sobre el caso de la renovación del contrato de Cerromatoso. Denuncia que la explotación del ferroníquel no cuenta con una licencia ambiental y que aquella otorgada en 1982 se queda corta ante los requerimientos ambientales mucho más exigentes hoy en día. Firmar un nuevo contrato, sin estas exigencias, puede llevar a un acto ilegal. La situación particular de Cerromatoso,  con un contrato que no llena los requisitos legales, en cuanto al pago de regalías y los requisitos ambientales, se puede generalizar para las contrataciones que se están haciendo a lo largo y ancho de la geografía nacional, con diversas compañías, muchas de ellas multinacionales, con la explotación del carbón, del oro, del petróleo, del coltán, entre otros.

Esta situación remite a la debilidad estatal para controlar y regular en beneficio colectivo la explotación de los recursos naturales. Con la creación del Ministerio del Medio Ambiente y la reorganización del Sistema Nacional Ambiental, SINA (Ley 99 de 1993), Colombia no sólo ratificó  su respaldo a la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992), sino que creó una serie de instituciones y procedimientos tendientes a proteger, conservar y aprovechar de maneras sostenible los recursos y las ventajas comparativas ambientales que un país biodiverso ofrece. Pero, lo que ha venido sucediendo en el país, especialmente en lo corrido del presente siglo, es el desmonte progresivo de la institucionalidad ambiental, dejando el manejo y aprovechamiento del medio ambiente como un asunto marginal, sin tener en cuenta su impacto social territorial, con tal de favorecer la explotación y exportación del mineral. Incluso, en zonas biodiversas, como en el Chocó Biogeográfico, en donde existen experiencias de titulación colectiva (Ley 70 de 1993), se han puesto en práctica concesiones sin mayor control estatal ambiental.

En estos momentos Colombia asiste al boom de la minería, en especial del oro, con graves consecuencias socio-ambientales y en medio de la presencia de actores armados, también de la guerrilla, al igual que otras bandas criminales que tienen intereses económicos en el negocio, en medio del conflicto armado. El panorama de la bonanza minera es complejo y  muchos la califican como ‘bonanza maldita’.

Ante las difíciles y complejas realidades que la minería muestra y de manera más general, ante las nefastas consecuencias ambientales y sociales de un modelo de enclave  extractivo que  viene imponiéndose, el CIER propone a la opinión pública en general, al Gobierno, a los miembros de la mesa de negociación de Paz, con referencia específica al tema de la tierra y del territorio, así como al medio académico, los siguientes puntos en relación con la explotación minera en Colombia:


1.    La afirmación que en Colombia existen territorios que deben estar excluidos de cualquier explotación minera. Se trata de territorios, como los páramos, los bosques de la amazonía, los bosques primarios andinos y del Pacífico que se deben preservar para beneficio de la humanidad.

2.    El reconocimiento que la actividad y la explotación minera es posible en un país como Colombia, pero bajo claro control estatal y dentro de parámetros de beneficio económico, social y de sostenibilidad ambiental. 

3.    La aceptación de la existencia de varias modalidades de explotación minera, siempre y cuando sean ambientalmente sostenibles. Pueden presentarse casos puntuales y justificables de gran minería. Pero no es aceptable su funcionamiento bajo el modelo regresivo de un enclave minero. La retribución a la nación y a la sociedad local debe ser justa y equitativa de parte de las grandes empresas. El daño ambiental debe ser subsanable y no contradictorio con la sostenibilidad ambiental regional y nacional.

4.    Un llamado de atención sobre la legitimación implícita de la minería de enclave que conlleva la diferenciación entre minería legal e ilegal. El estado ha sido débil en el control de los más poderosos, para los que se ha legislado. En perspectiva, la institucionalidad estatal debe cubrir toda la actividad minera. Sin embargo, hoy en día se busca sacar del negocio a medianos y pequeños mineros que no tienen las licencias necesarias. Es indispensable legalizarlos, controlando también los efectos sociales y ambientales de su actividad. En algunos casos, la actividad no se podrá desarrollar. En otros, por el contrario se puede proceder, seguramente con mayores beneficios que los que puede proveer la actividad minera alternativa de una gran explotación empresarial.

5.    Responder a la necesidad de fortalecer todo el sistema institucional encargado del control ambiental y territorial en Colombia, en particular desmontar la redes clientelares de las CAR.

6.    Atención, escucha, respeto y reparación para las comunidades tanto por parte del Estado así como por parte de corporaciones nacionales y globales, que agencian procesos extractivos que dejan evidentes y fuertes impactos socio ambientales.

7.    Un llamado a la sociedad civil y en especial a las organizaciones ambientales y las instituciones académicas e investigativas de todo el país, para que sean vigilantes y veedores de los proyectos de exploración y explotación.

En el marco de lo afirmado anteriormente, el CIER no considera que la actividad minera deba excluirse de la política estatal de desarrollo per se, así como de los acuerdos que con ella se hagan en el contexto nacional. Pero, los territorios escogidos para la minería deben ser aptos para el desarrollo de dicha actividad, según criterios técnicos y ambientales. La actividad sólo se puede desarrollar siempre y cuando se aseguren procesos de mitigación y prevención de desastres y, ante todo, se tenga en cuenta el beneficio para la población circundante y para la nación.


Dirección y Colaboradores CIER
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana
Dirección de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico
Universidad Autónoma de Occidente
PBX (57 2) 318 8000 Ext. 11426
Cl. 25 # 115 - 85, Km 2 vía Cali - Jamundí

jueves, 4 de octubre de 2012

SOCIOLOGIA DE UN VIOLINISTA IRREVERENTE: ANDRÉ RIEU


Sociología de un violinista irreverente: André Rieu

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Me ha llamado profundamente la atención los conciertos ofrecidos por el holandés André Rieu con su orquesta «Johann Strauss Orkest». “Hijo de un director de orquesta, educado a punta de música sinfónica y familiarizado con el violín desde los 6 años, André Rieu comparte con todos sus hermanos y hermanas el oficio dentro de la música” (El tiempo, 2001). Conciertos que integran dos mundos que hasta el momento parecían opuestos: la “música de altura” y las clases no necesariamente altas.

Un músico que llega a diferentes clases sociales, etnias y religiones, que logra romper con la  imagen del director clásico de orquesta que se presenta serio, en sus cabales y con altura ante su público, para aparecer como un director fresco, tranquilo, agradable, amigable, con más interacción y provocador de sentimientos. 

Adapta sus presentaciones a los diversos contextos nacionales en Europa, Norte, centro y sur América, así como en Australia. Logra hacer de la música clásica piezas musicales más accequibles a cualquier individuo, con la puesta en escena de una orquesta engalanada con trajes de siglos pasados que lograr entrar  en interacción tanto con el director como con todos los asistentes. En sus presentaciones se ven rostros de diversas regiones del mundo y de diferentes edades. En México, por ejemplo, toca tonadas de la fiesta  regional mexicana como "La Paloma", "Cielito Lindo" y "Jarabe Tapatio", así como en Brasil interpreta diferentes temas de la tradicional Samba.

André Rieu logra despojar de sus máscaras y de sus roles a los asistentes cuando entonando vals, logra que las personas se despojen de su comportamiento frío  y pasivo, para hacerles levantar de sus sillas para seguir a paso de baile en cada una las tonadas. Esto no es común en otros conciertos de este tipo música donde orquesta, director y público desempeñan sus papeles de manera tradicional.

Sin duda, una de las características más interesantes de las presentaciones de esta músico, ha sido la recuperación del espacio público en diferentes ciudades europeas y austriacas, para hacer de la música un arte más democrático. Si bien, ha realizado presentaciones en los más importantes teatros del mundo, la plaza  o los teatrinos al aire libre, por ejemplo, han sido escenarios propicios para llevar su música a más personas. El periódico El Tiempo en 2001, titulaba “ANDRÉ RIEU, EL VIOLINISTA IRREVERENTE”, porque transforma el esquema tradicional de que se ha construido con respecto a la música clásica.

Rieu lleva sus interpretaciones a todas las generaciones, a los rincones del mundo, a las diferentes clases sociales y trabaja por recuperar el espacio público para el encuentro en medio de sonatas, vals y otras tonadas melódicas.

Lástima que en Colombia poco se conozca. Las emisoras de la radio y los programas de televisión, y en general, los medios masivos de comunicación han privilegiado -por las exigencias del mercado y la búsqueda de ganancias y excedentes de capital-, otros géneros musicales pensados para atrapar a las jóvenes generaciones quienes consumen más música y vídeo y que a largo plazo sostendrán el negocio del entretenimiento. Gusta y se populariza más J Balbin o Don Omar que el holandés André Rieu.

Un llamado entonces para que las autoridades locales y nacionales, en cabeza de la Ministra de Cultura, las Universidades y la sociedad civil, consideren también este tipo de expresiones como canales posibles para la construcción de sociedades democráticas e incluyentes. Promocionar más repertorios culturales alternativos en espacios públicos que hagan de estos lugares escenarios de vida, de encuentro y de construcción de ciudadanía. Espacios que no deben enfocarse sólo en los más tradicionales de la ciudad, sino que puedan llevarse a los todos los barrios y comunas del espacio urbano. Las expresiones culturales, que otrora eran arraigadas a ciertas clases de elite, deben ser abiertas y dispuestas a todos los ciudadanos sin distinción de clase social, étnia o creencia religiosa.

huribe@uao.edu.co
4 de octubre de 2012

martes, 2 de octubre de 2012

EL PARQUE COMERCIAL RIO CAUCA Y SUS CONDICIONES DEPLORABLES


EL PARQUE COMERCIAL RÍO CAUCA Y SUS CONDICIONES DEPLORABLES

Por
Hernando Uribe Castro.
Magíster en Sociología

El próximo diciembre, hará ya 12 años que el diario local EL PAIS, (del 12 de diciembre de 2001. p. Cali, C 2) anunciaba que: “Desepaz tendrá complejo comercial… será construido por una sociedad mixta en la que participan la Administración Municipal con el 20% e inversionistas privados con el 80%. El proyecto fue autorizado ayer por el Concejo, tendrá una inversión aproximada a $7.000 millones y se construirá en un lote de 71.560 metros cuadrados propiedad del municipio[1]. El nombre original es Complejo Comercial Desepaz Galería de Oriente localizado en el oriente de la ciudad.

Efectivamente, este complejo popularmente se conoce como Parque Comercial Río Cauca, se inauguró en 2009, pero extrañamente hoy al 2012, todavía no se ha terminado. El 11 de julio de  2011, el periódico El País reporta que los propietarios y arrendatarios realizaron una protesta pacífica exigiendo a la alcaldía tomar cartas en el asunto[2] y la respuesta del Alcalde en su momento era que nada tenía que ver.

El tiempo sigue pasando y el funcionamiento de este lugar todavía esta a medias: la mayor parte de los locales comerciales están vacíos y cerrados, otros locales están abandonados. Zonas y corredores desprotegidas al servicio de la inseguridad porque no poseen iluminación; unos baños en pésimas condiciones y mal estado; pasillos con techos desprendidos y caídos; unas gradas eléctricas que nunca entraron en funcionamiento porque nunca se terminaron; zonas verdes en estado lamentable y una estructura arquitectónica que segrega espacios internamente. Y eso sin comentar la falta de vigilancia en la zona de parqueadero, falta de sistemas de seguridad y espacios sin estética y/o atracción para el visitante. Incluso, en el proyecto inicial se incluía un muelle sobre el río Cauca que nunca se hizo.

En conversación con algunos dueños de los negocios durante mi visita, existen por ejemplo zonas de locales donde no se presta el servicio del agua, la seguridad es pésima y la asistencia de público es extremadamente reducida. En los días de la semana el Parque Comercial mantiene desolado.

Desde hace tiempo se ha expresado que se instalará un supercentro, bien la 14 u otra cadena como anclaje, pero ha pasado el tiempo y todavía se encuentra el espacio vacío. Sólo funciona Cine Colombia, Telmex, Davivienda y Banco de Bogotá.

¿Qué ha sucedido? ¿Qué está sucediendo? ¿Qué respuesta puede tener la administración municipal? ¿Qué sucede con la administración de este lugar? ¿Cuál es el papel del Concejo de Cali frente a este caso?

Este es un espacio que no encaja con su entorno próximo, así como no es amigable con sus visitantes. Es un espacio creado con una racionalidad que no leyó el contexto y las necesidades de la población. En lugar de convertirse en un punto de encuentro de la comunidad, el Parque Comercial es un lugar que expulsa al visitante porque no es un espacio que produzca sentimientos de agrado o afecto. Es interesante que un proyecto como este, que supuestamente impulsaría el mejoramiento de las condiciones de ocio y esparcimiento de la población del oriente de la ciudad, quede frustrado. Es una mole de cemento que antes que generar sentimientos de pertenencia y procesos de inclusión, ha generado todo lo contrario, pues los ciudadanos no se ven identificados ni atraídos. La población vecina lo asumen como un espejismo.

No se escuchan voces que aclaren qué sucede. Todo este silencio abruma!





[1] “Desepaz tendrá complejo comercial”. EN: EL PAIS, 12 de diciembre de 2001. p. Cali, C 2. El Acuerdo es el No. 087 del 19 de diciembre de 2001.

[2] “Protestan por falta de inversión en centro comercial de Aguablanca”. El País, 11 de Julio de 2011.