Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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viernes, 27 de mayo de 2011

A PROPÓSITO DE LOS JUICIOS POLÍTICOS Y ÉTICOS DE LOS PARTIDOS POLITICOS

A propósito de los partidos políticos en Colombia y la necesidad de los juicios éticos y políticos

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología


No terminamos de asombrarnos por el último caso de corrupción cuando salta otro de peores proporciones que el primero. Y en esa nos hemos pasado últimamente: corrupción en todas las dimensiones de la acción política.

Un gobierno que durante la primera década del siglo XXI se propuso enfrentar esta práctica nefasta en las instituciones del Estado, falló en tanto hoy esas instituciones develan acciones fraudulentas realizadas por grupos y poderes, que como empresarios y/o agentes, provocaron hemorragias en el manejo de recursos públicos, a lo largo de todo ese periodo.

Las dimensiones de la corrupción más reciente en el país no sólo se ha expresado en estos grandes desfalcos de recursos, sino también en toda una dinámica de tráfico de influencias para lograr favorecimientos electorales, presupuestales, contractuales, personales y colectivos, entre otros muchos, en todos los niveles de la vida política nacional desde las macro-redes políticas regionales hasta las micro-redes política barriales.

Se ha evidenciado, entonces, que los niveles de corrupción son horizontales dados a lo largo de todo el territorio nacional y verticales en términos de las jerarquías de poder que involucrar sectores políticos, económicos y sociales, hasta la bases sociales y comunitarias del país Un número amplio de poblaciones en el territorio nacional por presión de determinados grupos (ilegales y políticos) dieron sus votos para favorecer personajes, líderes, caciques y colectivos. Así se presentó, entonces, la dinámica política reciente del país, fuertemente influenciada por actores ilegales y en casos extremos, criminales.

Los develamientos logrados por la justicia colombiana, como proceso que vigoriza un panorama alentador en términos de hacer efectiva la justicia en este país, viene mostrando cómo integrantes de la mayor parte de los partidos políticos en las diferentes esferas del poder y de los lugares decisorios, fueron partícipes de estos procesos. Políticos de todos los partidos se han visto y se verán salpicados, culpables y cómplices de estas dinámicas corruptas.

Llama la atención que muy a pesar de estos develamientos que la justicia ha logrado y que muestran cosas inverosímiles, los partidos políticos mantengan el silencio frente a estos hechos. Silencios y secretos rondan por las diferentes sedes políticas del país. No se ha escuchado en Colombia hasta este momento, que alguno de los partidos esté ejerciendo y llevando a cabo juicios políticos y éticos contra estos(as) personas que no sólo deshonran el movimiento sino que además afecta la esperanza de muchos de sus fieles seguidores.
Esto, sin duda, va a marcar un rumbo incierto y las percepciones que sobre la clase política se harán los jóvenes colombianos de las culturas políticas de su país, será resultado de sus apreciaciones del presente, con altas probabilidades que sean replicadas como acciones en el futuro.

No se están llevando a cabo estos juicios éticos y políticos a través de los cuales no sólo se trate de limpiar la imagen del partido, sino de todos sus integrantes. Estas acciones no conllevarán a una transformación en la educación política de los futuros colombianos, sino que se les transmite el aprendizaje de prácticas corruptas, ilegales y perversas. No se ve ni en los partidos tradicionales como el Partido Liberal y Partido Conservador, así como tampoco en el Polo Democrático Alternativo, Partido de la U, Cambio Radical, ni en los demás.

Debe ser la sociedad civil colombiana a través de todas sus organizaciones, las que exijan a los partidos políticos, los juicios políticos y éticos, a la par con los juicios jurídicos. Cuando un líder político llega a importantes lugares de toma de decisiones que afectan a la población, como por ejemplo Alcaldías y Gobernaciones, no sólo están administrando para sus seguidores, sino para toda la comunidad.

Juicios que, sin duda, serían una importante lección para una cultura política que aún es débil en el colombiano. Sería un apoyo contundente para oxigenar la democracia en Colombia que debe ser menos ligada a la racionalidad del Mercado y más humana y sostenible.


Hernando Uribe Castro
Mayo 27 de 2011

lunes, 23 de mayo de 2011

DESNATURALIZAR LA CORRUPCION, TAREA URGENTE EN COLOMBIA

Desnaturalizar la corrupción, tarea urgente en Colombia

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

No hay nada más peligroso para el ciudadano y para el sistema democrático, que sea el mismo ciudadano el encargado de aceptar, tolerar y, de algún modo, legitimar las acciones corruptas de agentes públicos y privados.

Es común escuchar al propio ciudadano(a) expresar ideas como: “No importa que robe un poco con tal que haga algo por el país”; o por ejemplo, expresiones como: “Votemos por este porque es menos ladrón que los otros candidatos”.

La corrupción, como práctica en las estructuras y organizaciones burocráticas de los escenarios públicos y privados, no se produce como proceso natural que se puede heredar a través de genes, sino que es una práctica aprendida, como una construcción social entre la clase política y económica que detenta o pretende detentar el poder y que la transmite como enseñanza a sus hijos y allegados, que en el futuro, serán políticos o destacados fieles y colaboradores.

La corrupción, por tanto, no es una cuestión esencialista (biológica) de la condición humana, sino un proceso que está ligado a la necesidad de quienes la ejercen para acceder a bienes económicos y materiales para su propio beneficio o el de su grupo más fiel. La corrupción, como práctica política, es un problema para la distribución de la justicia y la recomposición del tejido social humano.

Justificaciones como las que expresan los ciudadanos no sólo legitiman la existencia de la corrupción, sino que es una trampa para el necesario juicio político, moral y judicial hacia los agentes del Estado o del sector privado. En nuestros días observamos cómo las instituciones del Estado vienen desangrándose a montón por las redes de grupos especializados en desfalcar estas organizaciones. Grupos que se enmascaran en la dinámica del mercado que más que empresas son organizaciones de criminales.

La sociedad civil debe despertar de su adormecimiento y debe empezar cumplir un papel más destacado y preponderante en la demanda, la exigencia y el juicio (que a todos los niveles desde el moral hasta jurídico) debe hacerse a las instituciones del Estado y sus agentes para la actuación pulcra y transparente.

Participar en procesos de educación, en cultura política y participativa del ciudadano, es clave para que empiece la transformación de sus percepciones frente a la aceptación y la tolerancia de la corrupción.

Que sean las organizaciones de la sociedad civil las primeras en exigir a los agentes de los tres poderes (Ejecutivo, legislativa y judicial) para que se responsabilicen de estos derramamientos de capitales públicos, de las muertes, torturas y desapariciones que producen las prácticas corruptas y deshonestas.

La sociedad civil debe comprender que la corrupción no es un fenómeno interno colombiano, sino que se integra a las redes de la dinámica de la economía-mundo capitalista, que es el principal motor que condiciona la sociedad, el Estado y, por supuesto, el Mercado. Exigir al propio gobierno y sus instituciones el rendimiento de cuentas por sus acciones y a los partidos políticos controles radicales con los corruptos, proporciona juicios políticos, éticos y jurídicos claves para la democracia.

Desnaturalizar la corrupción como tarea compleja, peligrosa y difícil, debe iniciar por la construcción de unas renovadas generaciones sentadas sobre las bases del respeto a la vida, a la integridad de las personas, a las diferencias, así como el trabajo colaborativo, la transparencia y valores solidarios. Tarea que compromete a la familia, la educación, la religión, los medios de comunicación y a la universidad, todos ellos con necesidad de reestructurarse de tal modo, que exista coherencia entre los discursos pulcritud y sus acciones pulcras.

A propósito de ello, el profesor Francisco Leal Buitrago escribía hace once años atrás que, “sin una sociedad civil fuerte, que pueda manifestarse de manera pública y organizada, no es factible darle al Estado la fortaleza que requiere, ni pretender que prospere experimento alguno que pretenda desarrollar nuestra incipiente y cuestionada democracia”

Dar al traste con la corrupción como práctica naturalizada debe ser tarea de muchos.

Hernando Uribe Castro
Mayo 22 de 2011

sábado, 21 de mayo de 2011

El silencio de las organizaciones sociales ambientales en Colombia

El silencio de las organizaciones sociales ambientales en Colombia

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, Colombia presenció el desarrollo de un creciente interés de muchos sectores de la sociedad frente al medio ambiente. No sólo por lo que implicó la incidencia de los grandes eventos sobre esta cuestión en el mundo (Estocolmo y luego Río de Janeiro), sino por lo que en términos concretos de Leyes y normas se alcanzó a materializar. Desde el Código de Recursos Naturales durante los años setentas, hasta la aparición de un Ministerio del Medio Ambiente entre 1993/95 y con ello toda una normatividad. A ello se sumó el surgimiento de un conjunto importante de organizaciones sociales ambientales interesadas en defender, proteger y conservar. Y sobre todo, el surgimiento de carreras profesionales en medio ambiente en pregrados y posgrados en muchas Instituciones de Educación Superior en las distintas regiones del territorio. Luego, estos hechos alcanzados al cierre del siglo XX parece se fueron desvaneciendo y disolviendo durante la primera década del siglo XXI.

Hoy al 2011, para ningún colombiano(a) es un secreto, que la situación del medio ambiental del país es desastrosa, y en ello ha acertado de manera clara los aportes analíticos y reflexivos que Manuel Rodríguez Becerra ha realizado con respecto a la lectura de esta realidad. De los pocos intelectuales que en nuestro país se han pronunciado. Una década que observó cómo se mercantilizó sin ningún tipo de control todo tipo de recursos y minerales, de espacio biodiversos y, en general, la riqueza natural que del país, pero una riqueza que no puede (debe) ser valorada con ningún cálculo económico.

Lo escalofriante del asunto es captar cómo todavía se reproducen interpretaciones y lecturas erradas de esta situación que se emiten y que por supuesto le hacen creer a la mayor parte de población en estos errores. Frente a ello, son pocos los medios de comunicación que tratan de abordar la problemática desde otra perspectiva.

Un ejemplo de lecturas erradas está al orden del día con el fenómeno invernal. Es desprevenido y está cargado de ingenuidad el/la colombiano(a), sea del sector que sea, en mantener la idea que el responsable de los desajustes territoriales de lo largo de las cuencas del río Cauca y del Magdalena se deben a las intensas lluvias. El y la colombiana no deben perder de vista que en este país los desarrollos urbanos se realizaron por fuera de un ordenamiento territorial riguroso y de planeación del territorio y de control-protección del suelo, así como también obedecieron a otras lógicas como por ejemplo la mercantilización del suelo por metro cuadrado, liderado por grupos, caudillos y partidos políticos o la explotación de grandes áreas para cultivos intensivos. Solo basta echar un vistazo a la historia de construcción del Distrito de Aguablanca en Cali.

La respuesta de los gobiernos ha sido la más simple, construir jarillones paralelos a los ríos y no respuestas que impliquen Macro-planes integrantes de organización del territorio como espacio que solucionen el problema de raíz. Los resultados de esto ya son conocidos.

Si la respuesta del gobierno es débil y carente de una mejor comprensión de la dimensión espacio-temporal del fenómeno, pues las organizaciones sociales del medio ambiente no se quedan atrás.

Con mis colegas en la universidad nos preguntamos constantemente ¿y qué pasa con las organizaciones sociales ambientales? ¿A qué se debe su silencio abrumador? ¿Y el movimiento ambiental colombiano? ¿En qué anda? Por supuesto que las organizaciones sociales ambientales tienen una responsabilidad y su silencio no aporta ni construye.

Como integrantes de la sociedad civil, tienen la responsabilidad de presionar respuestas efectivas. Buscar explicaciones profundas a los hechos y velar/comprometer por el mejoramiento de las condiciones ambientales de los territorios y sus poblaciones y pobladores. Mientras que en el mundo el Movimiento ambiental enfrenta el sistema y lo confronta, en Colombia este hecho no se ve reflejado. Es importante que las organizaciones ambientales no sólo se pronuncien sino que aporten creativamente en la comprensión del fenómeno, y desarrollen propuestas que puedan convertirse en acciones políticas y sociales claras contenciosas.


Hernando Uribe Castro
Mayo 21 de 2010
huribe@uao.edu.co

miércoles, 18 de mayo de 2011

CONTRA LAS POSTURAS RÍGIDAS EN UN MUNDO EN CAMBIO

Contra las posturas rígidas en un mundo en cambio

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Como sociólogo comprendo algunos de los motivos y determinantes que impulsan a muchos colombianos, entre ellos altos agentes del Estado, como el Procurador Ordóñez, a rechazar a los homosexuales (gays, lesbianas y trans). Entre algunos de esos determinantes, es importante resaltar uno que tiene que ver con que son individuos construidos como seres sociales a través de un proceso de socialización (primario y secundario), en el marco de una sociedad patriarcal y heteronormativa que no sólo opera en el entorno próximo del individuo como la familia, sino que también se le incorpora y le produce esquemas mentales explicativos y comprensivos desde esa perspectiva. Por ello, este individuo, construido en el marco dónde sólo la heterosexualidad es la que es, va a rechazar cualquier otra forma de ser que no sea heterosexual. En ello la familia, la escuela y el grupo de pares van a incidir de manera clara porque también estos se encuentran construidos en estos esquemas de heteronormatividad.

No obstante, frente a estas perspectivas tan rígidas y dominantes de la sociedad, que privilegian las relaciones heterosexuales y la hegemonía masculina, la sociedad del ahora (esta que estamos viviendo por estos días) empieza a captar un fenómeno que no hubiese sido usual en años anteriores. Y es precisamente una mayor visibilidad de gays, lesbianas y trans tanto en el espacio privado como el espacio público, en comparación con otras épocas aquí en el país, que interactúan y entablan amistades con una variedad de personas y que se encuentran en todas las clases sociales.

Hoy, los jóvenes parecen tomar otro camino que empieza a cincelar, al parecer levemente, algunas bases de esa heteronormatividad, probablemente por la incorporación de algunos argumentos - dados por los marcos constitucionales más democráticos basados en los derechos humanos, el respeto al otro y a la diferencia, la pluriculturalidad y la multietnicidad-, y de acciones expresadas a partir de sus relaciones sociales más amplias a las que integran en sus redes de amistades (físicas y virtuales) a personas diversas en asuntos vitales como la nacionalidad, el género, la religión, la orientación sexual, la ideología política y la etnia, entre otros.

Muchos jóvenes (hombres y mujeres), autodefinidos como heterosexuales, no ven inconveniente alguno en tener como amigos, conocidos y familiares gays, lesbianas o trans, y no sólo tienen la capacidad de expresar su tolerancia hacia ellos, sino algo que puede ser mucho más potente, su solidaridad. Esto es algo muy importante que desde ya se vislumbra en espacios tan importantes como las universidades colombianas.

Por supuesto, todavía se mantienen rechazos desde posturas muy radicales de sectores conservadores (godos), religiosos y políticos. Ejemplos claros como la Arquidiócesis de Guadalajara (México) que el año pasado expresaba que el feminismo y la homosexualidad eran aberraciones, o el Procurador en Colombia que según el diario El Tiempo (05-11-2011) manifestaba que era un hecho comprobado que una familia debe estar conformada por dos personas de diferente sexo y que, además, de esa manera lo consagra la Constitución.

Los jóvenes, sin duda alguna, se están convirtiendo en actores importantes de esta transformación hacia una conciencia social que favorece la vida, la importancia del mundo y de los “otros” que hacen parte de su vida. Su problema no es el amigo gay o lesbiana, porque han comprendido que su problema es algo más estructural: el de una sociedad que los violenta, que los excluye, que pocas oportunidades les brinda.

Además, no obstante los riesgos que implican, los medios y el mercado vienen cumpliendo un papel importante en visibilizar un grupo amplio de población homosexual en seriados norteamericanos, novelas mexicanas y colombianas, y el cine alternativo de todo el mundo. Por supuesto, los movimientos sociales han sido significativos en este proceso de transformación social.

Estamos en un mundo en cambio importante donde los discursos que rechazan, critican y satanizan la diversidad de la orientación sexual empiezan a verse opacados y desde ya poco a poco empiezan a perder sus bases argumentativas.

Los colectivos homosexual (gay, lesbianas, trans) deben empezar a comprender que no obstante las lesiones, las estigmatizaciones y los rechazos que marcan las estadísticas, las noticias y las vivencias de muchos jóvenes, es necesario empezar a imponer el discurso, a pesar de ser todavía muy tímido, que debe llevar a un proceso de aceptación social que con el paso de las generaciones, puede llegar masificarse. Esta transformación tal vez no la veremos, pero si desde ahora se construyen los elementos que pueden impulsarlos, entonces, los futuros jóvenes gays, lesbianas y trans se construirán en un mundo mejor preparado para recibirlos, aceptarlos, respetarlos, reconocerlos e incluirlos.

Una buena estrategia es seguir profesionalizándose, formándose con mejores niveles educativos siempre en contacto con redes sociales y de amistades. Conversar más con otros grupos y alianzas estratégicas. Trabajar no sólo por los gays, lesbianas y trans, sino también por las necesidades de las comunidades locales. Estar ahí, donde el Estado olvidó estar. Apoyar a grupos necesitados y expresar siempre la importancia del respeto al otro.

Creo que el trabajo que se tiene ahora es duro con una sociedad colombiana cargada con mentes todavía ancladas en épocas medievales donde la hoguera era la solución para casi todo. Y sin duda, el Procurador es quien atiza el fuego de esa hoguera y estaría dispuesto a decidir quién debe estar dentro de ella.

Hernando Uribe Castro
Mayo 18 de 2011

miércoles, 11 de mayo de 2011

A PROPÓSITO DE LOS POBLADORES DEL JARILLÓN DEL RÍO CAUCA EN CALI, COLOMBIA

A propósito del fenómeno del Jarillón del río Cauca en Cali

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

La responsabilidad del proceso de ocupación del dique (jarillón) construido para evitar que las aguas del río Cauca inunden amplia zonas del valle geográfico recae sobre los múltiples gobiernos locales y sus entes de control que desde la década de los años ochentas del pasado siglo, no lograron un control eficiente en el uso del suelo y una planeación apropiada de la tierra urbana. Sectores poblados del jarillón, que hoy se encuentran ya institucionalizados como barrios con toda la infraestructura, sólo son un ejemplo de este fenómeno.

Dos cosas centrales: primero el jarillón no es un espacio homogéneo, sino diverso. Y no sólo por los diferentes tipos de poblamiento y pobladores que lo habitan, sino en términos de las diferentes etapas por las que ha pasado ese proceso. Diferentes tipos de organizaciones comunitarias, así como diferenciados usos comerciales, agrícolas, ganaderos, semindustiales, de ocio y recreación.

Segundo, si bien, han existido momentos de coyuntura en el que se han diseñado planes para resolver esta situación como la de 1986 (desalojos a la fuerza con presencia de policías), 2000 (Plan Estratégico para la recuperación y conservación del jarillón del Río Cauca), 2005 (desalojos con reubicación y un plan a 7 años que por supuesto sólo cumplió en una pequeña parte), hoy al 2011 se dispone de desalojos sin alternativa alguna para algunos de los pobladores. Haciendo creer en la comunidad caleña e incitando a la opinión pública, a que crean que los pobladores ocupantes son los únicos responsables del caso, hecho que por supuesto obedece a las falsas transparencias y la manipulación de la opinión.

Como muchos líderes del Nuevo Amanecer lo hicieron saber a través de variados medios, estaban a favor de un proceso de desalojo con planes inmediatos de reubicación, y no un desalojo violento sin ningún tipo de plan. Una ocupante lo expresa en EL PAIS. COM en su edición del día de hoy: “Una líder comunitaria, viuda y madre de seis hijos, aseguró que se hizo una mesa de concertación, pero que no arrojó los resultados esperados. "Nos incumplieron, nos habían planteado una ubicación. Vengo de Valencia, Córdoba, el conflicto armado me trajo hasta aquí". (el pais.com/cali). Otro líder expresa que no se oponen al desalojo pero con propuestas claras de gobierno de apoyo y colaboración.

No se debe olvidar que muchos políticos, aprovecharon las circunstancias de muchos de estos pobladores y los utilizaron en sus estrategias clientelistas, como se puede ver a lo largo de la década de los años 90 del pasado siglo.

Si durante el 2005, el alcalde de turno y su equipo desarrollaba una estrategia de respuesta que operaba a través de un gran Plan de Acción, la solución que plantea la actual administración, que tiene la particularidad de no focalizarse en un plan integral estructural del jarillón sobre todos lo que lo están poblando sino en algunos grupos y comunidades, es entregar “un incentivo de 600 mil pesos para las familias que abandonen el jarillón, pese a que, hacia las 6:00 a.m., algunos habitantes del sector intentaron alterar el proceso de desalojo con el lanzamiento de dos papas bomba” (EL PAIS.COM)

Muchas son las inquietudes que quedan: por ejemplo, ¿por qué el plan de desalojo de este gobierno no se aplica a la totalidad de los pobladores si las condiciones del jarillón son estructurales a lo largo y ancho? Pero también ¿qué pasó con los planes y proyectos de solución del problema planteados en el pasado por la CVC? ¿A qué se debe que justamente ahora, más allá de la disculpa por la ola invernal, se decida tomar acción? ¿Por qué CVC, Alcaldía de Cali y demás entes del gobierno no habrían actuado antes y con todos los pobladores cuando se había pactado un plan a 7 años que tendría lugar entre el 2005 y el 2012? ¿A qué se corresponde ese trato diferencial para los pobladores, es decir, a unos de les deja y a otros se les retira?

En buena medida la respuesta parte del hecho de que los mismos gobiernos locales y sus agentes institucionalizaron muchos de estos lugares como Barrios oficiales de la ciudad con la dotación de servicios públicos, cobro de impuestos y, lo más complejo, titulación colectiva del terreno. Uno de los puntos que los ocupantes alegan es que ellos pagan sus impuestos prediales así como servicios públicos.

Como lo he expresado, desde 1986, la secretaria de gobierno municipal había detectado estas formaciones poblacionales sobre este lugar y había dado cuenta a la dirección jurídica de la secretaria de gobierno. Y así como esto, lo sabían el I.C.T., después INURBE, despachos del alcalde, Empresas municipales que empezó adelantar las redes de energía aproximadamente desde 1988-89, entre otros.

Es interesante evidenciar que el fenómeno de la ocupación del jarillón se haya expandido, precisamente, durante los periodos de gobierno local que como las alcaldías fueron logradas por el voto popular. Comprometidos en este fenómeno, son los gobiernos de turno entre 1988 hasta el presente de modo particular, porque es ahí, donde el fenómeno no sólo se institucionalizó sino que se expandió a lo largo y ancho del jarillón.

El tratamiento que el gobierno le está dando a este caso de ocupación es todavía muy brumoso y nada de transparencia… muchos responsables a lo largo de las alcaldías, ineficiencia de las agencias del control del suelo urbano y las cuencas hidrográficas de la región. El jarillón sólo es uno de los muchos casos que en Cali se tiene con respecto a tomas de tierras y expansión sin control alguno de los agentes y entes encargados…

Una ciudad que debería gozar las maravillas de poseer 7 ríos y a partir de esa configuración planear el proceso de desarrollo urbano, hizo todo lo contrario. Planeó y luego se acordó que alguna vez existieron esas maravillas…

Muchos son los responsables en este hecho. Seguramente a la espera a que el avispero no se alborote, se mantienen callados. El problema es que las ciencias sociales no sólo tienen la capacidad de develar sino también de encontrar algunas huellas. Siempre quedan algunas pistas y rastros de nuestras acciones por ahí a la espera de ser encontradas y que pueden ser importantes para esclarecer el desarrollo de los hechos.

Justamente por todo ello, el Estado, en este caso particular, tiene una responsabilidad tremenda con estos habitantes y con toda la comunidad caleña.

Hernando Uribe Castro
Mayo 11 de 2011
huribe@uao.edu.co

http://hernandouribecastro.blogspot.com/

martes, 10 de mayo de 2011

SOBRE AUTORIDAD INTELECTUAL Y CIENTIFICA

Sobre algunas incertidumbres del investigador y la investigación social

Por: Hernando Uribe Castro,
Magíster en Sociología.

Muchos fueron los científicos sociales que aportaron importantes elementos analíticos para comprender el oficio del investigador social. Pero sin duda, ha sido Pierre Bourdieu quien en términos más recientes develó muchos de los aspectos que encierra el mundo de la investigación y el investigador. Así como también lo han hecho destacados pensadores como Immanuel Wallerstein y Octavio Ianni.

A diferencia de otras, las ciencias sociales le ha brindado a los investigadores sociales las herramientas necesarias para pensar, por un lado, el campo en el que se desenvuelven y, por otro, pensarse así mismo como partícipes y productores, que sumados a la tradición acumulada por sus antecesores, aportan a la construcción del campo al que se adscriben; así mismo, las ciencias sociales les ha aportado para poder identificar no sólo el lugar que en términos de posición ocupan dentro de este campo –que es espacio simbólico de fuerzas y de luchas-, sino también el lugar que ocupa su producción en el sistema de relaciones del campo. Como claramente lo evidenció la sociología, tanto el investigador como su obra se producen en un sistema de relaciones de poder que estructuran las estructuras que pesan sobre los marcos estructurales de cada individuo (o grupo) y su relación con el sistema.

El investigador social utiliza estas herramientas -entonces aportadas por toda la tradición acumulada dentro del campo de conocimiento como armas de defensa-, para lograr identificar plenamente su posición en el campo, y así darse cuenta si cuenta con el reconocimiento suficiente como autoridad intelectual y científica, logrado por sus aportes a través de su producción y del impacto, recibimiento y aceptación de su obra por sus propios pares y comunidad académica en general. En este sentido la autoridad intelectual y científica no proviene de un auto-reconocimiento como tal, sino que tiene su origen, de manera especial, del sistema de relaciones en el que se forma investigador y su obra.

La autoridad intelectual entonces puede comprenderse de dos formas complementarias: primero, como una posición privilegiada que resulta del desenvolvimiento de un investigador (o grupo de investigación) en el marco de un campo, de tal forma, que se logra con una producción suficientemente innovadora -capaz de motivar nuevas ideas, discusiones y formas de ver el mundo, así como la capacidad de mover estructuras anteriores de explicaciones y formas de comprensión de los hechos-, y con el reconocimiento que sus competidores, críticos, defensores y opositores hacen de ella y del investigador como individuo (o grupo), así como el lugar en posición que ocupa ese o esas obras como productos y sus productores en el sistema de relaciones del producción intelectual. La autoridad intelectual entendida así y en este sentido recoge y acumula posiblemente un capital social, cultural y simbólico (posiblemente económico) que pone en otro lugar, más destacado, los firmantes del producto y de la producción intelectual que como obra terminada o en proceso de terminación se presenta como expresión material del pensamiento.

Segundo: Bourdieu expresó claramente que dejar esto así, es olvidar un elemento más poderoso del develamiento: la autoridad intelectual y científica puede entenderse como la capacidad de hablar e intervenir legítimamente en materia de ciencia.

Lo que no se puede perder de vista es que esta autoridad intelectual no sólo se logra por la capacidad creativa y el pensamiento brillante y privilegiado que pueda tener un investigador (como individuo o grupo) en el marco de su institución que le apoya y le financia y que puede incidir, motivar e incitar como autoridad sobre otros investigadores y agentes (gobiernos, agencias, medios, organizaciones), sino también de la red de relaciones que la comunidad intelectual de su campo (o de otros campos) le conceden como autoridad y legitimidad. Bourdieu, por ejemplo, como autoridad intelectual es transversal a todas las ciencias sociales y no sólo a la sociología. Incluso en la medida en que los científicos naturales le reconozcan y le comprendan, posiblemente su autoridad intelectual puede traspasar a estos otros campos que se suponen son distantes.

En los últimos años, lograr posicionarse como una autoridad intelectual y científical va a depender no solo de los determinantes ya señalados y que tienen que ver con la construcción del investigador/pensador en el desarrollo de su profesión como oficio y los impactos de sus creaciones que como obras y productos intelectuales se muestran al mundo académico con autoridad, sino también del contexto social, político y cultural en el que se encuentra investigadores e investigaciones. Y en nuestro contexto colombiano, pocos han logrado alcanzar esta autoridad.

El contexto de sociedad que abarca las múltiples dimensiones de la realidad incide y están determinando de manera directa el oficio del investigador así como las particulares condiciones sociales de producción intelectual y científica. La investigación en Colombia, por ejemplo, todavía puede considerarse como un hecho reciente en el país. Las instituciones encargadas de impulsar la investigación regularmente terminan privilegiando algunos campos, como por ejemplo, los relacionados con áreas de conocimiento directamente encaminados a fortalecer los sectores de la producción económica.

La mayor parte de las instituciones de Educación Superior apenas le prestan atención a la investigación -y su importancia en el marco de las relaciones universitarias internacionales-, y poca importancia al investigador que debe cumplir con una multiplicidad de tareas que desbordan y afectan las posibilidades de concentrar estas mentes en la producción intelectual.

La concepción muchas veces empresarial de las universidades públicas y privadas limitan mucho más la libertad del investigador para desempeñar mejor su oficio. Al investigador social en las universidades se les exige más producción pero estructuralmente las instituciones no brindan las condiciones necesarias para poder llevar a cabo esta tarea. Y a ello se le debe sumar las incertidumbres institucionales (y de contexto familiar, deudas bancarias, el pluriempleo) frente a sus condiciones laborales. Contratos cortos que no permiten proyectar propuestas de investigación como Programas Amplios de Investigación. No es un secreto que cada día las universidades son reticentes a seguir formando a sus profesores en cursos y programas de posgrado nacional o internacional. Wallerstein ha manifestado que la Universidad ha venido perdiendo su papel central en la sociedad, en la medida en que la crisis global económica y la misma dinámica de la economía-mundo capitalista afectaron recursos y conllevaron a reestructuraciones enfocadas al ahorro como racionalidad económica de sobrevivencia.

Importantes pensadores como Touraine, Bourdieu y Foucault seguramente lograron convertirse en autoridades intelectuales no solo por sus destrezas adquiridas a lo largo de sus procesos de su formación intelectual y profesional, capital intelectual acumulado y aportado por el contexto de sociedad en el que se formaron, aprendieron y ejercieron su oficio con autoridad e influencia sobre otras mentes, sino también porque gozaban de importantes condiciones laborales ofrecidas por la estructura institucional que los enmarcaba y el sistema de relaciones que incidían en ellos.

Antes estas difíciles condiciones de los investigadores sociales colombianos -así como las que muy probablemente viven otros en otros lugares que hacen parte de la dinámica del moderno sistema mundo-, que deben confrontar antes que nada por sobrevivir y mantenerse en sus lugares de trabajo evitando y enfrentando incertidumbres de su diario vivir no solo familiar sino también laboral, de seguridad, de necesidades de formación, no es extraño entonces preguntarse, entre muchas otras que no se me ocurren en el momento ¿Qué investigadores como autoridad intelectual y científica se pueden construir así? ¿Requiere este sistema que se impone a buena parte de las sociedades, autoridades intelectuales y científicas?

En nuestro país y en nuestras universidades existen mentes brillantes que no se pueden desperdiciar o dejar escapar.

Mayo 6 de 2011
Hora: 23:01

miércoles, 4 de mayo de 2011

POR UNA SOCIOLOGÍA DEL CUERPO

Por una sociología del cuerpo.

Por: Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

¿Qué relación puede haber entre dos hechos sustanciales de las últimas épocas: la muerte de Osama Bin Laden y la Beatificación de Juan Pablo II? El cuerpo como objeto central de masificación, de discusión, de controversia/divergencia y punto central de atención. El cuerpo como objeto social. Por tanto el cuerpo no ha sido sólo objeto de estudio de la biología y las ciencias naturales sino también de las ciencias sociales (Marcel Mauss, Norbert Elias, George Simmel, Michael Foucault, entre otros más).

Anthony Giddens dice que el aporte de la sociología del cuerpo ha sido comprender que éste no es un mero ente biológico, sino que está afectado por las influencias sociales como experiencias, contexto de vida, normas, valores que experimenta un ser humano en el ciclo de su vida. Cada contexto de sociedad hace con los cuerpos lo que necesita de ellos, así los construye, los domina, los disciplina y los coordina. Inculca una técnica corporal, que se expresa en el uso social que se hace de él.

Cada época histórica constituyó una forma particular de relacionarse con el cuerpo humano, desde los embalsamados de los antiguos egipcios, hasta los cuerpos puesto a disposición de leones, o aquellos quemados en las hogueras por suposiciones de brujería durante el periodo medieval; los cuerpos como parte de los engranajes de las máquinas durante la revolución industrial y los cuerpos difusos del hoy que responden al poder de la imagen.

El de hoy es un cuerpo que se ha puesto más de parte del entorno técnico informacional que del entorno natural tal como lo experimentaron los primeros seres humanos en tiempos antiguos. El cuerpo así es historia.

Al estar cargado de estos elementos sociales y culturales, se convierte además de algo físico y social, en un instrumento simbólico. La dualidad vida y muerte se expresa en el estado del cuerpo. Cuerpos terrenales y celestiales. Cuerpos del pecado y de la santidad. La beatificación de Juan Pablo segundo debía hacerse con su despojo mortal presente, el cual guardado en su sepulcro se mantiene todavía intacto. Fue motivo de ritos, magia y ceremonias religiosas.

El cuerpo es político porque sobre él recae el poder o el castigo, la felicidad o el dolor, la voluntad y la norma. Como elemento político es objeto de discusión, y para ello, sólo basta observar los debates adelantados por algunas tendencias feministas, como las apuestas radicales, que discuten actualmente la liberación del cuerpo femenino del patriarcado que incide en la apropiación del cuerpo y la sexualidad de la mujer, porque el hombre controla el papel de la mujer en la reproducción y la crianza de los hijos, hechos ligados a la producción de este cuerpo doméstico.

El castigo del cuerpo político recae sobre el papel que le inyecta el dolor o la muerte; la desaparición forzada del cuerpo es la desaparición de lo que ese cuerpo en carne significaba. Terminar con el obstáculo.

Hoy, en buena medida la intervención de los medios de comunicación y los intereses del mercado han logrado disponer para cada centímetro del cuerpo y para cada edad, un producto, algo así, como una resignificación del cuerpo como objeto de consumo. Desde la producción, comercialización y distribución de productos de la gran empresa farmacéutica global que ve en los cuerpos importante ganancias -sobre todo cuando estos están aquejados por múltiples males-, hasta las modas, los alimentos que se consumen y los productos para belleza y estética. Procesos que han sido masificados a través de los medios de comunicación y el papel de diseñadores y publicistas.

Pero además, cuando el cuerpo no es cualquier cuerpo, éste adquiere una dimensión importante. Sólo basta observar la discusión relacionada con el trato al despojo mortal de Osama Bin Laden y lo que ello significó para la tradición musulmana, la estabilidad política y la incertidumbre mundial ante acciones y reacciones.

Discusiones estas, guardando las proporciones claro está, que en Colombia se adelantaron y que fueron también objeto de debate con casos como el de Marulanda Vélez. ¿Y dónde está el cuerpo? Se preguntaba el gobierno y la agencias de inteligencia de turno.

El cuerpo por tanto es multidimensional, porque a su vez es objeto de consumo, de discusión política, de práctica y uso social, de ideología, de investigación, de sometimiento, de tortura y de felicidad. Así, una lectura atenta del cuerpo puede mostrar las importantes transformaciones de la sociedad.

Hace unos días, mientras el Vaticano mostraba al mundo nuevamente el cuerpo como despojo mortal y bien conservado de Juan Pablo Segundo II para su beatificación ante millones de seres humanos por todos los medios de comunicación y afirmar su poder de convocatoria de los fieles, Estados Unidos se desasía del cuerpo de Osama Bin Laden en un lugar secreto del inmenso océano para que nadie ni nada lo reclamara y le rindiera homenajes, ritos y ceremonias.

En nuestra sociedad, el cuerpo que dimensiona lo histórico-social, lo contextual, lo físico, simbólico, cultural político y económico si importa e importa mucho.