Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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miércoles, 28 de agosto de 2013

APOYAMOS EL PARO NACIONAL AGRARIO

APOYAMOS EL PARO NACIONAL AGRARIO
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA

La legítima protesta de  paperos, lecheros, camioneros, cebolleros, cacaoteros y mineros, entre otros sectores sociales, no puede ser criminalizada por el Estado y sus organismos de seguridad. En un régimen democrático, la protesta no sólo se debe garantizar, sino que se debe respetar en su origen y en los elementos identitarios que la acompañan.

Por ello, un grupo de profesores y profesoras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente, rechazamos la violencia, simbólica y física, con la que el Gobierno de Juan Manuel Santos Calderón enfrenta  el llamado Paro Nacional Agrario. Compartimos el llamado que recientemente hizo el Arzobispo de Tunja, Luis Augusto Castro, quien clamó de la Policía Nacional y del propio Estado, la revisión de las formas como viene enfrentando el Paro Nacional Agrario, siempre en aras de respetar los derechos de los campesinos que hoy se levantan en gran parte del territorio nacional para exigir justicia social. 

En el caso particular del uso desmedido de la fuerza por parte de policiales del ESMAD que han atropellado campesinos guarecidos en sus viviendas, el arzobispo Augusto Castro llamó la atención de la Policía para que no altere ese santuario del hogar, porque lo considera algo indebido.

Por lo anterior, el grupo de profesores y  profesoras que suscribe este comunicado a la Opinión Pública, observa con  preocupación e indignación el uso desmedido de la fuerza por parte de algunos agentes del ESMAD,  contra campesinos desarmados que, resguardados en sus viviendas, fueron aterrorizados por este componente de la fuerza pública.
En imágenes que circulan por las redes sociales y que fueron reproducidas en el editorial del noticiero de televisión Noticias Capital (http://www.youtube.com/watch?v=D5dOAYZmyy8), se observan policiales agrediendo a personas dentro de sus propias viviendas y rompiendo ventanas de casas de habitación. Se trata, sin duda, de allanamientos ilegales y de hechos propios de una asonada, por parte de un grupo de uniformados de la Policía Nacional.

Hacemos un llamado al díálogo y rechazamos la criminalización de la protesta por parte del Gobierno de Juan Manuel Santos Calderón. Insistimos en que se trata de una protesta legítima contra un modelo de desarrollo económico que abiertamente pone en riesgo la seguridad alimentaria del país y por ese camino,  la propia vida de campesinos y labriegos que con dignidad levantan su voz contra los efectos negativos que dejan la firma de varios Tratados de Libre Comercio (TLC).  

Varios medios de comunicación, haciendo eco a fuentes policiales, han coadyuvado en la construcción de una imagen distorsionada del campesino, presentado hoy como un criminal y un desadaptado. Es recomendable que los periodistas informen con rigor sobre los hechos acaecidos, apartándose del periodismo oficialista que sólo informa desde la perspectiva de las fuentes de poder estatal.

Por ello, solicitamos al gobierno nacional y al Ministerio Público:

  1. Encontrar los escenarios de diálogo y negociación con las comunidades campesinas.
  2. Investigar a todo agente del Estado que haga uso indebido de la violencia física y psicológica contra la población colombiana, en especial, la campesina que hace uso legítimo de la protesta social.
  3. Que la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo acompañen a los campesinos, en la tarea de denunciar a los policiales que violaron  sus derechos.
  4. Que se valore la dignidad de los campesinos, que de tiempo atrás son víctimas de un modelo económico que genera injusticias sociales y ambientalmente es depredador y extractivista.

Firman:
HERNANDO URIBE CASTRO
GERMAN AYALA OSORIO
ELIZABETH GOMEZ ETAYO
CARMEN JIMENA HOLGUÍN
ANGÉLICA MARIA BEJARANO
CLAUDIA LEAL VALENCIA

FACULTAD DE HUMANIDADES
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE OCCIDENTE




viernes, 23 de agosto de 2013

PROTESTA SOCIAL, SEGURIDAD ALIMENTARIA Y MODELO NEOLIBERAL

Protesta social, seguridad alimentaria y modelo neoliberal

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

En la carretera que va de Bogotá a Tunja algunas comunidades campesinas realizaban en horas de la noche, del 8 de mayo, una protesta con bloqueos de vías y enfrentamientos con las autoridades de policía. La vía en el kilómetros 77 fue bloqueada por los campesinos con neumáticos encendidos, piedras y árboles. A estas protestas se suman otros colombianos, de sectores como el de transporte, mineros, arroceros, paneleros y lecheros en diferentes partes del país.

Si bien las protestas se dirigen contra las consecuencias que vienen dejando la firma de varios tratados de libre comercio (TLC), la indignación es más estructural y tiene que ver con un rechazo contra el modelo de apertura económica impulsada por los gobiernos neoliberales de las últimas décadas. Uno de los líderes de las protestas expresaba en mayo de 2013 que “estamos solicitando el cese de las importaciones de papa, que el gobierno establezca precios de sustentación".[1] Luego, en agosto, otro líder expresaba: “Dos veces les hemos creído (al Gobierno). El primer paro lo hicimos el 16 de noviembre de 2011 y el segundo fue ahorita el 7 y 8 de mayo, cuando nos dijeron: levanten los bloqueos y negociamos. Les hicimos caso y levantamos los bloqueos. Y qué nos han hecho: simplemente unas actas y debaten el tema. Pueden pasar años y no va a haber resultados[2].

El reciente panorama nacional es una expresión más de los embates de un modelo económico neoliberal que viene incidiendo en el desmantelamiento de la seguridad alimentaria local campesina, para imponer el mercado de alimentos de consumo global. Esto implica de inmediato retirar al campesino de la cadena de producción de alimentos y su expulsión física de las áreas rurales del país, mediante mecanismos de desplazamiento.

Las protestas de paperos, cafeteros, cacaoteros, lecheros y arroceros y sus reivindicaciones y exigencias, son importantes para comprender el riesgo en el que se encuentra la seguridad alimentaria nacional. Frente a esto, la respuesta del gobierno de Santos, como la de otros gobiernos anteriores, ha sido, por una parte, la falta de atención, escucha y reacción tardía para entablar diálogos y negociaciones certeras y de impacto inmediato y, por otra parte, la represión y criminalización de los campesinos.

A esto se suma la apatía que el ciudadano del común citadino tiene con respecto a estos acontecimientos. Apatía que se corresponde a esa fractura construida entre lo urbano y lo rural. El escenario principal de estas protestas campesinas es el espacio rural y sus vías principales que conectan centros urbanos del país. Estas vías son espacios de encuentro para las diferentes comunidades y veredas cercanas. No es una protesta que tenga como principal escenario la ciudad. Por lo que para el citadino esta situación no tiene afectación sobre su vida diaria, postura de indiferencia por supuesta errónea, puesto que esto hechos inciden en aspectos como alza en la canasta familiar, combustibles, desabastecimiento de productos básicos en plazas de mercado, entre otros aspectos.  Apatía que también se traduce en los otros escenarios como gobiernos locales, municipales y autoridades civiles, militares y eclesiásticas.




[1] “Continúan protestas de paperos en Boyacá.” El nuevo siglo. ARTÍCULO | MAYO 8, 2013 - 7:15PM
[2] “No vamos a ceder con el bloqueo de vías: vocero dignidad papera.” El Tiempo,  23 de Agosto del 2013

jueves, 22 de agosto de 2013

CURSO SOCIEDAD, MEDIO AMBIENTE Y CONFLICTO

CURSO: SOCIEDAD, MEDIO AMBIENTE Y CONFLICTO

PROFESOR: HERNANDO URIBE CASTRO

Monitor del curso: Andrés Felipe Ramirez (estudiante ciencias sociales)

I. Presentación


Una de las características del capitalismo global es precisamente la búsqueda incesante de riquezas mineras y posibilidades energéticas por parte de corporaciones globales que deambulan sin control por territorios latinoamericanos, africanos y asiáticos. También la imposición de una cultura de consumo masivo compulsiva que pone en riesgo cuestiones centrales como la seguridad alimentaria local y global y, con ello, la muerte del campesinado.

En América Latina, por ejemplo, las comunidades vienen denunciando los efectos que este modelo, y sobre todo, el capitalismo extractivo tiene para su sociedad, para su futuro y para el medio ambiente. Y no solo acontece en aquellos países donde el neoliberalismo se ha aplicado de manera radical como en Colombia sino que también se están presentando en aquellos países con gobiernos progresistas, o gobiernos denominados así mismos como socialistas del siglo XXI.

En este caso, el objetivo es el aprovechamiento, extracción, uso o posesión de bienes o recursos naturales. Los gobiernos alientan el extractivismo a través de Tratados de libre Comercio o Acuerdos comerciales, bien con otros Estados y/o con grandes Corporaciones globales brindando facilidades y comodidades a estas empresas. Los efectos de estos TLC o Acuerdos no son solo la extracción de recursos (producción, biogenética, minerales, conocimiento, información) sino el de limitar la producción propia (en toda su expresión, incluso la de conocimiento). Un ejemplo claro ha sido la producción alimentaria de parte los campesinos imponiendo, mediante mecanismos legales, todo tipo de control y freno a la producción de las comunidades.

Los gobiernos promueven políticas bajo discursos técnicos como los que precisamente se dieron con la Resolución 970 de 2010 que establece los requisitos para la producción, acondicionamiento, importación, exportación, almacenamiento, comercialización y/o uso de semillas en el país, su control y que dicta otras disposiciones, pero que en el fondo sataniza la producción de semillas, como la de arroz, de las comunidades campesinas que por tradición han utilizado y explotado para la producción alimentaria nacional. El panorama es que no sólo se extraen recursos naturales y materias primas de modo depredador sino que además se limita la producción alimentaria ancestral y tradicional de las comunidades campesinas cuya producción tiene que competir con la producción agroindustrial de los países del centro, frente a los que se encuentran en obvias desventajas.

Estos elementos deben comprenderse en un marco en el cual todo conflicto ambiental es ante todo un conflicto social, que se produce por diferentes motivos, actores, intereses o momentos históricos. Los actores pueden ser individuos, comunidades, grupos, organizaciones, estados o empresas globales, que comparten intereses frente a un mismo objetivo. Ha sido claro que en el desarrollo de la historia de la humanidad y, sobre todo, en las llamadas civilizaciones, las guerras y contiendas aparecían regularmente causadas por el acceso y el dominio de territorios estratégicos o potencialmente ricos en recursos. Hoy en día, los recursos naturales adquiere tres formas útiles en el contexto de los conflictos: ellos pueden ser la causa de la confrontación, pueden ser el objetivo de la confrontación o, incluso, un arma de confrontación.

Cuando se realizan los inventarios de los perjuicios de las guerras, se da cuenta de las vidas humanas perdidas, de las infraestructuras destrozadas, pero casi nunca se da reportes de los impactos ambientales que de manera integral se presentaron en el lugar de la contienda. Cuando se producen artículos, los cálculos económicos integran todos los elementos necesarios que se suman a la producción desde la materia prima hasta el transporte y comercialización, pero siempre se deja de lado, los valores ambientales que son intangibles o invisibles. En el caso colombiano, todavía no se ha hecho tal inventario que incorpore los efectos ambientales en las cuentas humanas más cuando este país evidencia un conflicto armado de casi 50 años.

Pero los conflictos ambientales no solo se presentan es espacios de confrontación directa, sino que también se pueden dar en los espacios de la vida cotidiana que rodean las personas. Estos conflictos han existidito desde el momento en que las sociedades encontraron en su uso y explotación, formas alternas de satisfacer sus necesidades básicas y no básicas: por ejemplo “la guerra del fuego”. En las ciudades, sus comunas y barrios, los conflictos están presentes, a veces invisibles y traslúcidos, a veces directos y feroces. Por ello es necesario que los estudiantes de las Ciencias Sociales adquieran las destrezas y los conocimientos básicos sobre las distintas teorías del conflicto y sus formas metodológicas para identificarlos.

Como es evidente, este salpicón de ideas expuestas en esta presentación del curso tiene la intención de llamar la atención en un punto concreto: este curso no podrá estar al margen de los acontecimientos del país, pues es necesario involucrar al estudiante en los debates actuales para la construcción de una mirada crítica, que no sólo se fundamentará en un diagnóstico más de la difícil situación nacional, sino en una nueva forma de ver y entender estos hechos complejos. El objetivo del curso es básicamente que el estudiante pueda comprender, analizar y explicar los principales supuestos, conceptos, principios teóricos y metodológicos que se requieren para afrontar el tema sobre los conflictos y los conflictos socioambientales en Colombia. Un presente en tensión, convulsión y control total a través de la coerción.

II. Metodología


La asignatura se moverá en dos planos: el teórico y el empírico. El plano teórico se desarrollará en sesiones tipo seminario, apoyadas por breves presentaciones magistrales por parte del docente, en las que se promoverá la discusión y presentación crítica de los diversos conceptos por parte de los estudiantes. Estas sesiones estarán fundamentadas en las lecturas obligatorias y opcionales que se asignen a cada tema, así como en los aportes que cada estudiante ofrezca a partir de sus propias reflexiones teóricas y prácticas. El plano empírico se desarrollará en forma de talleres, asesorías y ejercicios de campo, en el que los estudiantes harán aplicación directa de las diferentes técnicas vistas en clase, orientadas siempre por un hilo teórico. Los estudiantes al final del semestre entregarán como producto final un documento sobre un conflicto identificado, analizado. Es necesario que cada estudiante realice el seguimiento de prensa local y nacional sobre el tema de su interés. Así como el seguimiento de la información oficial al respecto.


III. Contenido


1.      La necesidad de una perspectiva interdisciplinaria
·         ARANDA, José. Principales desarrollos de la sociología ambiental. En: Ciencia Ergo Sum, Julio-octubre, año /vol. 11, número 002. Universidad Autónoma del Estado de México. PP. 199-208. ISSN: 1405-0269.

2.      La sociedad global como sociedad del riesgo
·         GIDDENS, Anthony. La sociedad global. En: Sociología. Mac Graw Hill, 2007. Pg. 620-642.
·         BOURDIEU, Pierre. La nueva vulgata planetaria. Artículo publicado en el dossier ‘LAmérique dans les têtes”, en Le Monde. Mayo de 2000. Traducción: Fabián Sanabria y Guillermo Vargas.

3.      Sobre el Desarrollo (gobiernos neoliberales y gobiernos progresistas) en América Latina
·         GUDYNAS, Eduardo. Debates sobre el desarrollo y sus alternativas en América Latina: Una breve guía heterodoxa. En, Más allá del Desarrollo, Quito: Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala, 2011.

4.      Taller en clase 1 (15%)
·         ACOSTA, Alberto. “Extractivismo y neoextractivismo”. En, Más allá del Desarrollo, Quito: Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala, 2011.

5.      Del apogeo a la decadencia del medio ambiente en Colombia
·         BECERRA, Manuel. ¿Hacer más verde al Estado Colombiano. En: Revista de Estudios Sociales No. 32, abril de 2009: Pp. 272. ISSN 0123-885X.

6.      El modelo de desarrollo rural en Colombia
·         PNUD. “El modelo de desarrollo rural” capítulo 1. (p.p. 25-48). En: RAZONES PARA LA ESPERANZA. Informe Nacional de Desarrollo rural en Colombia. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2012.

7.      Ocupación y usos del territorio colombiano
·         PNUD. “Ocupación y uso del territorio” capítulo 3. (p.p. 73-112). En: RAZONES PARA LA ESPERANZA. Informa Nacional de Desarrollo rural en Colombia. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2012.

8.      Taller en clase 2. (15%)
·         PBI COLOMBIA. Minería en Colombia. ¿a qué precio? 2011.

9.      El Estado y la producción de desastres socioambientales urbano-rurales
·         URIBE CASTRO, Hernando, et all. Agencias del Estado como productoras de desastres socioambientales en el desarrollo urbano de Cali. Documento de trabajo, 2013.

10.  La cuestión de la seguridad alimentaria
·         MORALES GONZALEZ, Juan Carlos; FLOREZ LOPEZ, Jesús A y MILLAN, Constanza. Agrocombustibles y violación del derecho a la alimentación en Colombia. En: Agrocombustibles y derecho a la alimentación en Amértica Latina, realidad y amenazas. Trasnacional Institute, 2008.

11.  Violencia colectiva y Medio ambiente
·         Corporación Nuevo Arco Iris. Violencia colectiva y minería en Colombia. Corporación Nuevo Arco Iris - Fundación Foro Nacional por Colombia - Azaí Consultores, Agosto de 2012

12.  Alternativas al desarrollo
·         PRADA, Raul. “El vivir bien como alternativa civilizatoria: modelo de estado y modelo económico”. En, Más allá del Desarrollo, Quito: Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala, 2011.

13.  Taller en clase 3. (25%)
·         VEGA, Elisa. “Descolonizar y despatriarcalizar para vivir bien”. En, Más allá del Desarrollo, Quito: Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala, 2011.

14.  Trabajo Final. (45%)

15.  Devolución de Trabajo y notas finales


IV. Bibliografía de apoyo

OTROS LIBROS, ARTÍCULOS Y ENSAYOS

ALEDO TUR, Antonio y DOMINGUEZ G. José Andrés. Sociología ambiental. España: Grupo editorial universitario, 2001.
AYALA OSORIO, German, URIBE CASTRO, Hernando y HOLGUIN, Carmen J. "La investigación social y las trampas del sistema capitalista" En: Colombia 2011.  ed: Universidad Autónoma de Occidente  ISBN: 978-958-8713-08-3  v. 200
BAUMAN, Z. Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2002.
CASTELLS, Manuel. El reverdecimiento del yo. En: La Era de la información: Economía, sociedad y cultura. Tomo II. El poder de la identidad. México: Siglo XXI Editores. 2006.
ELIAS, Norbert. Conocimiento y poder. Madrid: Las ediciones de la Piqueta., 1994.
FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Madrid: Edición nueva criminología.
HARVEY, David. Urbanismo y desigualdad social. Madrid: Editorial Siglo XXI. 1977.
LEMKOW, Louis. Sociología ambiental. Pensamiento socioambiental y ecología social del riesgo. Barcelona: Icaria editorial S.A., 2002.
MARX, Carl. Manifiesto del Partido Comunista. Varias ediciones.
ONU. Informe de Naciones Unidas. Informe de Desarrollo Humano para Colombia, 2003. Callejón con salida. ONU, 2003
PENAGOS, Maria Fda. El caso U’wa. En: Seminario Identificación, Manejo y Resolución de conflictos ambientales. Bogotá: Ministerio del Medio Ambiente. Icfes, 2001
URIBE CASTRO, Hernando y HOLGUIN, Carmen J. A propósito de la oleada invernal, el papel del estado frente al manejo del dique del río cauca en Cali, Colombia. En: Revista Eleuthera, 2012. Universidad de Caldas.

INFORMES LOCALES, INFORMES GLOBALES

REPÚBLICA DE COLOMBIA. Plan Nacional de Desarrollo. Prosperidad para todos. 2010-2014.
PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2011. Sostenibilidad y equidad: un mejor futuro para todos. 2011
PBI COLOMBIA. Minería en Colombia. ¿a qué precio? 2011.
TRANSPARENCY INTERNATIONAL. Informe Global de la Corrupción: cambio climático. 2011.
PNUD. RAZONES PARA LA ESPERANZA. Informa Nacional de Desarrollo rural en Colombia. 2012.
IGAC. Atlas de la distribución de la propiedad rural en Colombia. 2012.
GRUPO DE MEMORIA HISTÓRICA. Basta ya! Centro Nacional de Memoria  Histórica, 2013.

VIDEOS SUGERIDOS EN YOU TUBE

  1. Max Neef, Manfred. Un mundo en ruta de colisión. Conferencia, Universidad de Andalucía, España

  1. José Luis Coraggio. Entrevista sobre economía social y solidaria.

  1. Zygmunt Bauman. La crítica como llamada al cambio

  1. Edudardo Gudynas. Postdesarrollo, decrecimiento y relaciones norte-sur

  1. Democracia y Paz. "Fuera Cerrejón de la Guajira" Memoria, reflexión y acción colectiva”

  1. Portal Libertario OACA.El mundo según Monsanto”


BLOGS SUGERIDOS

  1. HERNANDO URIBE CASTRO

  1. SOCIOLOGANDO

  1. LA OTRA TRIBUNA


viernes, 2 de agosto de 2013

CALI ¿CAPITAL DEPORTIVA?

CALI: ¿CAPITAL DEPORTIVA?

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

En Colombia ha existido la tendencia de dar algún título especial a las ciudades: Barranquilla (Puerta de Oro de Colombia), Cartagena (ciudad heroica), Bucaramanga (ciudad de los parques), Medellín (ciudad innovadora), Popayán (ciudad blanca), Ibagué (ciudad musical) y Manizales (la ciudad de las puertas abiertas). Para Cali existen varios títulos: “capital deportiva de América”, “capital de la salsa” y “la sucursal del cielo”. De modo regular los medios de comunicación, los discursos de los gobiernos y las canciones populares propagan estos adjetivos que terminan constituyéndose como parte de la tradición y como si siempre hubiese sido así. Se incrustan como parte de la idiosincrasia de la gente.

A propósito de los Juegos Mundiales 2013, se ha repetido en varias ocasiones por parte del gobierno, los organizadores y los medios masivos de comunicación, que este macro-evento revive, refuerza y comprueba que Cali es la “Capital Deportiva de América”. Dicen que no sólo es por la realización de The World Games, sino por los otros eventos que desde tiempo atrás se han realizado como los Juegos Panamericanos de 1971.

También porque en esta ciudad existen dos de los equipos de fútbol más tradicionales del país, Deportivo Cali y América, ampliamente reconocidos en el mundo de este deporte. También por las medallas olímpicas logradas por algunos vallecaucanos y los buenos resultados de sus deportistas en diferentes eventos en todo el mundo. Además porque cuenta con la infraestructura necesaria para la realización de algunos evento de carácter nacional o internacional. Pero ¿todo esto será suficiente para declarar a Cali como ciudad deportiva de América?

Pienso que si bien estos son elementos importantes que marcan la historia de la ciudad, una capital verdaderamente deportiva debe ser mucho más que esto. Y creo que un indicador importante es determinar la proporción de espacio público por habitante existente en esta ciudad. Para Cali, el espacio público per cápita es de 2,46m² por habitante, cifra muy por debajo de la meta nacional de 15 m² por habitante.

Creo que otro indicador es establecer cuántos escenarios deportivos públicos se tienen no solo en las áreas turísticas de la ciudad, sino de aquellos existentes en todos los barrios, tanto de estratos socioeconómicos altos como los de estratos bajos. Y no solo en términos de cantidad de parques y zonas recreativas, sino también de su calidad, estado, estética y seguridad. Las personas sienten desconfianza de hacer uso de las zonas verdes por los problemas de seguridad y de la falta de una cultura del cuidado alrededor de lo público. En los barrios populares se carecen de lugares con infraestructuras para que la población realice actividades físicas y deportivas, y donde existen, la mano del Estado brilla por su ausencia. En los pocos casos que logran estar en condiciones dignas para su uso, es porque las mismas comunidades juegan un rol activo en su mantenimiento.

Una ciudad deportiva privilegia el andén para que el ciudadano que camina las calles no solo viva la ciudad de otra forma, sino que además realice actividad física y el encuentro con otros ciudadanos. Contrario a ello, los gobiernos le están dando prioridad a los autos y a las grandes avenidas y puentes. El trazado del sistema de transporte público MIO no incluyó las ciclorutas. El transeúnte cuenta con pocos espacios para el goce de experiencias artísticas, el arte y la estética. Los pocos existentes están en algunos lugares turísticos y hoteleros.

El estado de los parques es lamentable, los juegos recreativos para los niños están en mal estado y la población de la tercera edad se encuentra excluida. Los pocos parques recreativos son privados.

El gobierno le ha prestado escaso apoyo  a los clubes, asociaciones y delegaciones deportivas, a tal punto, que los deportistas para participar en los eventos deben buscar el dinero con amigos, venta de empanadas o rifas, incluso, dependiendo del buen corazón de alguien que haga alguna donación para la causa deportiva. Algunas personas triunfadoras han visto cómo el gobierno incumple las promesas de apoyos y reconocimientos económicos por sus logros. Nuestra medallista olímpica de pesas tuvo que lanzarse a la política y llegar al Congreso para luchar y trabajar por el apoyo al deporte y sus deportistas porque estaban en total abandono.

Una ciudad deportiva debe ser para el goce de todo ciudadano sin discriminación. Una persona en silla de ruedas requiere ser un buen atleta para atravesar las múltiples y dificultosas trampas que le implica movilizarse por la ciudad porque la urbe lo margina y lo excluye. Una persona anciana requiere buen estado físico para atravesar los innumerables y largos puentes peatonales que están sobre las rápidas y violentas avenidas, porque a los ingenieros y arquitectos se les olvidó construir las rampas.

Una ciudad deportiva debe respetar el medio ambiente y su entorno natural de tal modo que los espacios  abiertos, como sus ríos, no solo se encuentren en excelentes condiciones, sino que además se integren de manera apropiada, estética y sana, a la dinámica urbana para el disfrute de los ciudadanos. Aquí en Cali existen 7 ríos a los que la planeación urbana les dio la espalda, a tal punto que algunos de estos afluentes fueron convertidos en canales de aguas servidas.

Una ciudad deportiva debe ser para la gente, para el ciudadano que tiene el derecho, sin discriminación alguna, de vivir la ciudad, respirarla sanamente y caminarla con tranquilidad. Una ciudad deportiva no es para que las corporaciones financieras  hagan eventos globales para reproducir sus ganancias generando un tremendo endeudamiento ciudadano que deberá pagar por las inversiones realizadas en estadios, centros deportivos y toda la infraestructura construida con altos impuestos e intereses.

Una ciudad deportiva no es aquella que se maquilla para los turistas, sino que  debe ser real para el disfrute, sano esparcimiento de la gente independiente de su edad, orientación sexual, género, religión, capacidades físicas y clase social.

Eventos globales como los Juegos Mundiales 2013 realizados en Cali, es un claro ejemplo de cómo las ciudades son un sumidero para la inversión y la búsqueda de los excedentes de capital de las corporaciones globales y financieras. La construcción y reconstrucción de centros deportivos, lugares de eventos y todo tipo de obra urbana implica importantes ganancias para estos grupos. Los efectos de este proceso se dan de la siguiente forma: primero, la remodelación o maquillaje constante de las formas espaciales urbanas desde los centros de poder que no solucionan los problemas estructurales de la ciudad; segundo, la realización de sobreinversiones en aquellos lugares (estadios, centros culturales, etc.) que luego de los eventos terminan abandonados y olvidados y, finalmente, la deuda pública y el pago de más impuestos por parte de los ciudadanos. No todo es oro para la ciudad.

En este sentido, una ciudad deportiva es para el pueblo que también la habita, no para las corporaciones globales.