Aunque el tema de la homosexualidad ha sido ampliamente estudiado en
diferentes campos del conocimiento (de manera especial por las ciencias
sociales), poco se ha desarrollado la investigación de la relación entre la
homosexualidad y la universidad. Dos razones lo explican: una, el interés por
el tema es reciente en las ciencias sociales; otra, los investigadores sociales
han sido reticentes en el estudio del fenómeno homosexual, posiblemente
porque las ciencias sociales, atrapadas todavía en la lógica heterosexual, hacen
investigaciones y producen conocimientos sólo para este sector. En Colombia, el
aporte investigativo aparece, de manera clara y directa, después de los años 90
del siglo pasado, aunque el fenómeno del reconocimiento homosexual era evidente
desde los años 60 y 70. El estudio espera haber hecho una consideración, desde
la perspectiva de las ciencias sociales, de la presencia de los procesos y las
dinámicas de socialización de los jóvenes homosexuales (gais y lesbianas) en el
contexto universitario de Cali, de la forma en que unos y otras se generaron, y
de la construcción de la identidad sexual de los sujetos mencionados.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
jueves, 15 de noviembre de 2012
LA NAVIDAD Y LAS TRAMPAS DEL MERCADO
LA
NAVIDAD Y LAS TRAMPAS DEL MERCADO
Por:
Hernando
Uribe Castro
Magíster
en Sociología
La navidad es una festividad tradicional católica que
fue globalizada por la difusión de la cristiandad así como por la difusión del
mercado capitalista. No obstante, no todas las sociedades y grupos humanos la
celebran y no siempre ha poseído el mismo sentido.
Abuelas y padres dan cuenta que en otras épocas esta
festividad estaba centrada en el grupo familiar alrededor del sentido religioso
y del intercambio de alimentos entre vecinos. Pero la época de la navidad, tal
como se vive hoy, es un producto de la fuerzas del mercado. Los ideólogos de
las corporaciones globales captaron lo que significa en términos de emociones
para muchas sociedades eso del sentido de
la navidad, y haciendo uso de la manipulación emocional a partir de la
publicidad eficiente y direccionada, se incorporó de un momento a otro a estas
festividades promoviendo el consumo compulsivo. A ello se suman las estrategias
de los banqueros que entregan dinero plástico fácil para promover más consumo,
y por supuesto, endeudamiento.
Regalos, juguetes, aparatos tecnológicos, trajes
nuevos, luces de colores, adornos, vídeos, viajes, música, cine, licor, así
como productos de consumo para estas fiestas, han sido centrales en la
construcción de la artificialidad de esas emociones. La navidad es,
sencillamente, para el mercado un instrumento que produce riqueza moviendo las
fibras más internas de los individuos. En este proceso, los medios de
comunicación masifican la necesidad de celebrar la navidad y aportan en ese
contagio social consumista de productos banales y emiten mensajes bien
elaborados que doblegan cualquier corazón duro.
Muchas personas trabajan y ahorran dinero todo el
año para poder hacer gastos en esta época. Los individuos caen en esta
manipulación y hacen todo lo que esté a su alcance para hacer de estas
festividades los mejores días recurriendo a los centros comerciales y al
comercio de calle para saciar estas emociones, haciendo compras para sí y para
los seres que le rodean. Se cree que los sentimientos se expresan cuando se compra
y se obsequian regalos. Y si esto no se hace, de inmediato cae la sanción social
de los demás. Niños, niñas y jóvenes son el centro de atención de estas
corporaciones y hacia quienes se dirigen de modo contundente toda una gama de
publicidad de sus productos.
Considero que se necesita motivar y hacer de esta
festividad algo diferente. Se requiere reivindicar un sentido de navidad promovido por los afectos, el amor del
calor de hogar, y el encuentro de la familia y de la gente que se ama, y se
debe tratar de neutralizar el consumismo compulsivo y banal que es motivado por
la publicidad de las corporaciones globales que dinamizan las fuerzas del
Mercado de la Economía-Mundo capitalista, así como los endeudamientos con
corporaciones bancarias que como “lobos feroces” saturan la sociedad con
productos y portafolios. Aquellas corporaciones que hacen de los sentimientos y
emociones humanas un producto, una mercancía.
15 de noviembre de 2012
viernes, 9 de noviembre de 2012
FOTOMULTAS, MOVILIDAD Y CONTROL CIUDADANO EN CALI
Fotomultas,
movilidad y control ciudadano en Cali
Por
Hernando
Uribe Castro
Magíster en sociología
Magíster en sociología
Cali presencia la aplicación de un
conjunto de normas y controles en términos de movilidad urbana, del espacio
vehicular y público, las cuales han propiciado una agitada polémica en la comunidad,
sobre todo, por la forma rigurosa como se aplica ese control: fotomultas,
retenes, controles policiales, con altos costo económicos para el ciudadano,
como si ello garantizara una nueva racionalidad ciudadana. Estos controles han aumentado
el número infracciones que representan importantes recursos en una ciudad donde
lo habitual es la violación de la norma.
En el caso particular de las
cámaras en semáforos para persuadir y castigar a los infractores de tránsito,
seguramente, pesa más, la rentabilidad que produce el número de infracciones
diarias, que la construcción de una cultura urbana automotora. Las cámaras de
vigilancia que atrapan a infractores producen el látigo de la sanción
económica, con escaso acompañamiento educativo y/o programa de formación
cultural en valores, normas y respeto por la vida personal y la de los otros. La
cuestión es que el problema de formación en valores y prácticas culturales
urbanas no se resuelve con sanciones económicas.
Diferente sería una propuesta que privilegia,
no la sanción económica sino otra forma de compensación que debe hacer el
infractor por el no acatamiento de las normas, el cual podría ser el trabajo en
labores comunitarias. Este trabajo comunitario puede reflejarse más
directamente en un cambio cultural, que los dineros recogidos, los que por lo
regular, nunca se ven claramente revertidos en la ciudad.
Una propuesta de este tipo puede
ayudar a neutralizar el afán del lucro económico, a fin de que se diseñen
políticas públicas que propendan por una ciudadanía más responsable y comprometida
con la ciudad. La sanción y el castigo, así sea económico, no debe ser la única
fuente de control que se debe imponer; la cultura ciudadana, el respeto por sí
mismo y por el otro, se construyen desde los cimientos de la educación y la
cultura.
huribe@uao.edu.co
miércoles, 7 de noviembre de 2012
RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL ESTADO Y ASENTAMIENTOS INFORMALES EN CALI
La
responsabilidad social del Estado con los asentamientos informales en Cali
Profesor, Universidad Autónoma de Occidente
La Universidad Autónoma de Occidente viene
desarrollando la investigación “Asentamientos ilegales como luchas sociales en
el marco de la ciudad capitalista colombiana”. El equipo de investigación logró
evidenciar que el fenómeno de la ocupación del jarillón supera el caso
particular del poblamiento del dique, para insertarse en un fenómeno más
estructural relacionado con la producción de la ciudad colombiana de la que
participan, hoy más que nunca, las dinámicas de las fuerzas del mercado, y por
otro lado, las contradicciones, falta de institucionalidad y precarias condiciones
del Estado.
Es notable que para la Administración municipal como
para otros agentes del Estado y para amplios sectores de la ciudadanía, las familias asentadas sobre el jarillón son invasoras y por tanto es necesario
intervenir desalojándolas y ubicándolas en proyectos de viviendas de 37m2. Sin
embargo, algunos hallazgos de la investigación permiten poner en discusión al
menos dos temas que tienen que ver con el Jarillón del río Cauca.
En primer lugar, no todas las familias
asentadas sobre estos lugares pueden catalogarse como invasoras, pues algunas
llegaron al dique con la anuencia de agencias del Estado mediante contratos.
Esto significa que la gente no se ubicó en el lugar por la fuerza, sino que
fueron instalados por las mismas entidades del Estado. Los habitantes del
asentamiento Samanes del Cauca tienen pruebas de ello. Calificar a las familias
del Jarillón como invasoras demuestra de modo claro que las decisiones
tomadas emanan de los escritorios de
funcionarios públicos que desconocen realidades y sólo replican discursos manidos,
construidos y divulgados por funcionarios de las entidades comprometidas y por
la propia prensa. Desconocer este hecho, ya genera desinformación que puede ser
nefasta a la hora de tomar decisiones. El Alcalde debe hablar con la gente,
escuchar sus demandas, denuncias y propuestas. Algunas de estas familias pagan
energía, agua, alumbrado público, catastro, y además integran Juntas de Acción
Comunal y formas organizativas.
En segundo
lugar, impacta sobremanera, los anuncios reiterados, durante varios años, de las
distintas entidades estatales sobre la inversión de importantes sumas de dinero
para solucionar el problema del Jarillón. Hasta el momento no se ven los
resultados, como claramente sucedió con las pasadas temporadas de lluvias. Son
inversiones sobre las que no se ejerce, al parecer, el control indispensable
por parte de los organismos competentes. El reciente anuncio de 1.3 billones es
una cuantía importante, pero no suficiente para cubrir el costo de eventuales
traslados y reasentamientos en condiciones dignas de toda esta población
llamada invasora. Los asentamientos están dispersos por toda el área urbana y
rural de Cali.
Según
los hallazgos de esta investigación, hasta el momento, se considera
indispensable pensar en soluciones que
beneficien a la ciudad en su conjunto, especialmente a los más desfavorecidos,
sin afectar los derechos adquiridos por quienes ocupan el jarillón con
autorización de las propias entidades del Estado, tal y como sucede con varias
comunidades que acreditan títulos de propiedad y que pagan servicios públicos.
Lo anterior amerita que el Estado, en sus distintos ámbitos territoriales,
trabaje articuladamente de mano con las comunidades en la agencia de políticas
públicas, que más allá de un periodo de gobierno, permitan atender el fenómeno
de manera estructural. Es decir, políticas públicas de desarrollo urbano, de
vivienda y de servicios públicos, entre otros, que garanticen en el mediano y largo plazo
respuestas efectivas, más allá de los mismos repertorios que el administrador
de turno y medios de comunicación vienen registrando sobre el fenómeno. No es suficiente con reasentar a estos pobladores,
el Estado tiene que reconocer su responsabilidad en la creación de
asentamientos humanos de desarrollo incompleto, como eufemísticamente se
llaman, y escuchar las demandas de sus pobladores para generar condiciones de
vida realmente dignas.
huribe@uao.edu.co
[1] Coordinador
del Proyecto de Investigación, con la colaboración de los profesores Germán Ayala Osorio y Carmen Jimena Holguín. Cali.
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