LA
NAVIDAD Y LAS TRAMPAS DEL MERCADO
Por:
Hernando
Uribe Castro
Magíster
en Sociología
La navidad es una festividad tradicional católica que
fue globalizada por la difusión de la cristiandad así como por la difusión del
mercado capitalista. No obstante, no todas las sociedades y grupos humanos la
celebran y no siempre ha poseído el mismo sentido.
Abuelas y padres dan cuenta que en otras épocas esta
festividad estaba centrada en el grupo familiar alrededor del sentido religioso
y del intercambio de alimentos entre vecinos. Pero la época de la navidad, tal
como se vive hoy, es un producto de la fuerzas del mercado. Los ideólogos de
las corporaciones globales captaron lo que significa en términos de emociones
para muchas sociedades eso del sentido de
la navidad, y haciendo uso de la manipulación emocional a partir de la
publicidad eficiente y direccionada, se incorporó de un momento a otro a estas
festividades promoviendo el consumo compulsivo. A ello se suman las estrategias
de los banqueros que entregan dinero plástico fácil para promover más consumo,
y por supuesto, endeudamiento.
Regalos, juguetes, aparatos tecnológicos, trajes
nuevos, luces de colores, adornos, vídeos, viajes, música, cine, licor, así
como productos de consumo para estas fiestas, han sido centrales en la
construcción de la artificialidad de esas emociones. La navidad es,
sencillamente, para el mercado un instrumento que produce riqueza moviendo las
fibras más internas de los individuos. En este proceso, los medios de
comunicación masifican la necesidad de celebrar la navidad y aportan en ese
contagio social consumista de productos banales y emiten mensajes bien
elaborados que doblegan cualquier corazón duro.
Muchas personas trabajan y ahorran dinero todo el
año para poder hacer gastos en esta época. Los individuos caen en esta
manipulación y hacen todo lo que esté a su alcance para hacer de estas
festividades los mejores días recurriendo a los centros comerciales y al
comercio de calle para saciar estas emociones, haciendo compras para sí y para
los seres que le rodean. Se cree que los sentimientos se expresan cuando se compra
y se obsequian regalos. Y si esto no se hace, de inmediato cae la sanción social
de los demás. Niños, niñas y jóvenes son el centro de atención de estas
corporaciones y hacia quienes se dirigen de modo contundente toda una gama de
publicidad de sus productos.
Considero que se necesita motivar y hacer de esta
festividad algo diferente. Se requiere reivindicar un sentido de navidad promovido por los afectos, el amor del
calor de hogar, y el encuentro de la familia y de la gente que se ama, y se
debe tratar de neutralizar el consumismo compulsivo y banal que es motivado por
la publicidad de las corporaciones globales que dinamizan las fuerzas del
Mercado de la Economía-Mundo capitalista, así como los endeudamientos con
corporaciones bancarias que como “lobos feroces” saturan la sociedad con
productos y portafolios. Aquellas corporaciones que hacen de los sentimientos y
emociones humanas un producto, una mercancía.
15 de noviembre de 2012