jueves, 19 de diciembre de 2013
sábado, 7 de diciembre de 2013
MINERIA: RIQUEZA DE POCOS Y MISERIA DE MUCHOS
Minería:
riqueza de pocos y miseria de muchos
Por
Hernando
Uribe Castro
Magíster
en Sociología, estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales
Después de visitar
el municipio de Marmato en el Departamento de Caldas, queda, de modo mucho más
claro y nítido, los efectos de la minería en el territorio, la sociedad y la
naturaleza: arrasamiento de las cuencas hidrográficas, extinción de la flora y la fauna para dar paso a un
paisaje rocoso, desértico. También, miseria y pobreza en la comunidad.
Efectos de la minería artesanal en el paisaje de Marmato.
Foto: Hernando Uribe Castro, 2013.
Ni la gran minería multinacional
(legal o ilegal), así como tampoco la minería artesanal, son actividades
convenientes para mantener el equilibrio sobre los ecosistemas, la protección
del ambiente y la cultura. Me queda claro que la gran minería debe erradicarse
de Colombia, como también me queda claro que por más artesanal que sea la
actividad minera desarrollada en un lugar, sus repercusiones sobre los
elementos de la naturaleza y la sociedad son desastrosos.
La extracción de oro
acaba con el elemento agua, vital para la vida humana. Una vez aniquilada el
agua de los ecosistemas, ni los mineros, ni la población podrán beberse el oro
para su sustento vital. Se privilegia el oro como eje central de la vida y se
extermina el agua, pues la actividad minera
exige del manejo de químicos (cianuro y mercurio, entre otros) con efectos
irreversibles para la salud de las personas. Así, la avaricia de unos pocos, más
las necesidades otros, imponen el oro sobre la propia vida.
Las condiciones de
vida que se palpan en algunos municipios mineros como Marmato, no son acordes
con la llamada “riqueza minera” del cerro donde se ubica. Se
evidencia un pueblo con inequidad en la distribución y oportunidades, trabajo
sexual desde temprana edad, condiciones ambientales caóticas, entre otros
aspectos. El gran problema con
ello es que ni los mismos habitantes logran responder de modo claro a la
pregunta: ¿ha generado la extracción de
oro progreso a su municipio? La población no relaciona sus condiciones de vida con la extracción de este metal y explican el hecho bajo la
ideología aquella que expresa que, desde antes de la llegada de los españoles,
los indígenas ya sacaban el oro. Marmato posee una tradición histórica
importante, incluso es considerado como Patrimonio Histórico Nacional.
Sumado a ello, la
multinacional Gran Colombia Gold ha pretendido hacerse dueña de todo el cerro
donde se ubica el municipio para realizar minería a cielo abierto, que
implicaría quitar el municipio de donde está y ubicarlo en otro lugar, así como
también, exterminar por completo todos los ecosistemas. Frente a esto, la
población se ha organizado en el Comité Pro-Defensa de Marmato, como
resistencia a estas intenciones de la multinacional. La situación se mantiene
tensa con la multinacional, pues incierta es la situación.
No a la gran, media
o mínima minería en Colombia. Así como los diferentes gobiernos desarrollaron
estrategias para buscar posibilidades y alternativas para que las personas se
dedicaran a otras actividades diferentes a los cultivos ilícitos, así mismo se
debería de pensar en alternativas a la actividad minera. Pero esto no es
posible en un país donde gobiernan las multinacionales con gobiernos ventrílocuos
que estan vendiendo, y a veces regalando, por pedazos el territorio de las comunidades, que imponen
locomotoras sin carriles y sin frenos. Un país donde las necesidades de las
personas son tantas, que éstas les impiden ver los estragos de sus propias
acciones.
La extracción del oro
acaba con la naturaleza, la gente, las oportunidades, la tranquilidad, el
tejido social y la justicia. El oro impone el conflicto desmedido, atrae a las multinacionales, explota a los trabajadores, acaba con la juventud y la posibilidad de un mundo
mejor. Arrasa con la naturaleza y la cultura. En fin, acaba con los sueños y las
ilusiones de un mundo diferente.
jueves, 5 de diciembre de 2013
LUCHAS POR EL AGUA EN EL VALLE DEL CAUCA
Luchas por el agua
en el Valle del Cauca
Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
El
Valle del Cauca es un departamento que contó con una riqueza hídrica destacada
tanto en la zona pacífica, sus vertientes y en la zona plana. Además de los numerosos
ríos y de las importantes zonas lluviosas, posee fuentes de agua subterránea. A
pesar de esta riqueza hídrica, las comunidades se encuentran desabastecidas y reclaman
su derecho a ella. ¿Qué está pasando en el Valle del Cauca con el agua de las comunidades?
Las
comunidades ante este problema de acceso, abastecimiento y calidad tanto del
agua como de los servicios prestados por las autoridades, han llevado a cabo movilizaciones
en diferentes lugares y en diferentes momentos. Por ejemplo, desde hace muchos
años, en Buenaventura, las comunidades están denunciando los problemas
relacionados con el abastecimiento de agua potable, a través de protestas de
vecinos que marchan y bloquean las principales vías[1]
como la “Marcha por el agua” realizada en 2011 y las más recientes hechas por
los habitantes del barrio Bellavista en este mismo municipio.[2]
También se han presentado protestas
urbanas en Yumbo por aguas contaminadas, las marchas hasta la alcaldía de Cali
por los habitantes de las zonas de laderas[3]
en 2012 en Siloé, así como las del corregimiento de Villagorgona en Candelaria[4].
La
explicación desde un punto de vista sistémico expresaría que tanto el modelo de
desarrollo económico, como el proceso de industrialización, la expansión cañera,
la falta de planeación eficiente del Estado y los usos indebidos del suelo en
zonas de ladera, del valle y del pacífico, han incidido para que exista una
crisis ecosistémica del agua en esta parte país. Crisis por desabastecimiento,
desecamiento, envenenamiento, monopolio, extracción y control, y negligencia
política e irresponsabilidad empresarial. Todo ello se manifiesta tanto en la
contaminación de ríos por vertimientos industriales (río Cauca), de actividades
primarias como minería y pesca con pólvora (río Dagua), al igual que actividades de construcción (río Meléndez);
desecación de los ecosistemas de humedal, monopolio y uso excesivo de aguas
superficiales y subterráneas para el riego en cultivos de caña de azúcar,
incremento de la ganadería y de aquellas actividades nocivas en zonas de
reserva natural que son productoras de agua, así como la falta de políticas
claras que, acorde a las condiciones culturales y propias de las comunidades,
aprovechen mejor el servicio de agua para abastecer las necesidades humanas de
los pueblos que habitan esta parte del país.
Los
intereses privados de gremios económicos ganaderos, industriales,
agroindustriales, comerciales y financieros, frente a sus necesidades de
acumulación de capital, de enriquecimiento y de poder, parece importarles poco
todos aquellos efectos del desabastecimiento del agua y de las necesidades
humanas que dependan de ello. Muchas veces, son los intereses privados que
tienen el poder de controlar algunos agentes del Estado para sacar los mejores
beneficios para su favorecimiento.
Sólo
por citar un dato histórico, entre 1957 y 1986 (es decir, hace ya casi 30
años), periodo del mayor auge cañero en el siglo XX, el Valle del Cauca había
perdido el 72% de sus humedales y el 66% de sus bosques El hecho ha sido tan
grave que en los últimos años, tan solo quedan 8 relictos de bosque y humedal,
y todos ellos con tendencia a desaparecer para siempre.[5] La misma entidad
ambiental CVC, ha reconocido que
“El alto río Cauca, a su paso por el
departamento del Valle del Cauca, conforma lo que se denomina el Complejo
Hidrológico del Valle Geográfico. Debido a su formación meándrica y a la
dinámica del río, se forman, a lo largo de su recorrido, depósitos en forma de
herradura que reciben el nombre de madreviejas. En la década
del 50 existían 15.286 hectáreas de humedales lénticos en el
departamento del Valle del Cauca, a finales de los años sesenta, el 88% de
ellos había desaparecido, principalmente por la adecuación del espacio para la
expansión de los monocultivos de la caña de azúcar, desconociendo los
atributos, productos y funciones que cumplen estos ecosistemas. Los principales
problemas o amenazas que enfrentan los humedales, son: desecación y drenaje,
contaminación, disposición de residuos sólidos y escombros y colmatación,
además de otros impactos negativos ocasionados por la construcción de obras
civiles. En la actualidad, hay 49 humedales lénticos, remanentes del complejo
hidrológico del Alto río Cauca, con aproximadamente 2.500 ha y 2.000 ha de la
laguna de Sonso.”[6]
El
extractivismo minero tradicional y agroindustrial, así como el neoextractivismo
minero (liderado por grandes corporaciones globales y por fuerzas ilegales), el
rentismo de tierra y el clientelismo politiquero, han sido modelos impuestos en
el Valle del Cauca con repercusiones muy graves e indeseadas para el equilibrio
socioecológico de la región. Pero detrás de todos estos modelos están las
personas de carne y hueso como políticos, empresarios locales y extranjeros,
grupos familiares y elites locales, terratenientes y grupos ilegales que se
pueden identificar con toda claridad.
[1] “Mantienen controles en Buenaventura ante protestas por servicio de
agua.” El
País, 23 de enero de 2011.
[2] “Protestas en Buenaventura por mal servicio de agua”. Observatorio Pacífico y Territorio. http://www.pacificocolombia.org/
[4] “Decretan emergencia
sanitaria en Villagorgona por falta de agua potable”, EL PAIS, noviembre 18
de 2013.
[5] Perafán, Aceneth. “Valle
del Cauca. Un estudio en torno a su sociedad y medio ambiente”. Cali:
Universidad del Valle, 2012, p.p. 365-372
[6] CVC. ¿Qué son
los humedales?, Cali: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca. Página
visitada el 25 de noviembre de 2013.
http://www.cvc.gov.co/portal/index.php/es/tematicas/biodiversidad/humedales
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