PRODUCCIÓN
DE LA SEGREGACION SOCIOESPACIAL EN CALI
Y
LOS ASENTAMIENTOS INFORMALES*
Por:
Hernando Uribe
Castro
Magíster en
Sociología.
La idea central de
esta reflexión parte del argumento según el cual existe una relación entre la
producción social de la segregación urbana, promovida por las fuerzas del
Estado y el Mercado, y el surgimiento de los asentamientos ilegales e
informales como respuestas de las fuerzas sociales de algunos grupos de
pobladores que han sido excluidos y marginados del desarrollo.
El crecimiento urbano
de la ciudad de Cali obedece a múltiples determinantes, entre ellos, transición
sociodemográfica, industrialización-urbanización, conflicto armado y social,
violencia política, ideales de progreso, inyección de capitales en el campo y
la ciudad, entre otros muchos hechos, dados, de manera especial, desde mediados
del siglo XX hasta el presente (Uribe, 2007).
Un crecimiento urbano
que hinchó la ciudad hacia el oriente -sobre
áreas que habían hecho parte de la zona de inundación del río Cauca y que
fueron recuperadas con la construcción de un conjunto de infraestructuras entre
ellas un dique (jarillón)-, y que también la alargó hacia el sur -zonas consideradas como ricas en nutrientes,
en paisaje y en condiciones ambientales-. Pero este crecimiento se llevó a
cabo en un contexto social y político caótico, de bajo control institucional y
de desinstitucionalización de las entidades encargadas del bienestar social, de
crisis social y económica, de una creciente especulación en el mercado del
suelo y de agencias del Estado atrapadas por el clientelismo y la corrupción
política (Uribe y Holguín, 2012).
Actualmente, el
direccionamiento del ordenamiento urbano y la claridad de su expansión son
aspectos que se encuentran en incertidumbre para la ciudad, que se manifiesta
no sólo en ese proceso de expansión descontrolado, sino que además se puede ver
también en las transformaciones internas de la ciudad y las modificaciones en
los usos del suelo de en varios de sus barrios y comunas.
Para las corporaciones
del mercado del suelo es claro que se le debe apostar a las tierras del sur y
del occidente de la ciudad por su alta valorización y calidad ambiental. Y de
hecho, los proyectos liderados por las compañías urbanizadoras vienen
extendiendo la urbanización, de moderado y alto costo, hacia estos sectores de
la ciudad, donde los valores de una vivienda se
encuentran por encima de los 75 millones de pesos y sin tope alguno.
Para el Estado, son
las tierras del oriente las que se requieren para los proyectos de vivienda
para gente pobre. Se lideran programas de vivienda y venta de lotes de interés
social sobre estas áreas a costos entre los 30 y 75 millones en áreas desde 40 a 60 metros cuadrados .
El programa actual de las Cien Mil Viviendas Gratis del Programa Presidencial
del gobierno de Juan Manuel Santos, de las cuales diez mil son para Cali, serán
localizadas sobre el sector del oriente de la ciudad.
¿No es esto acaso,
perpetuar la segregación urbana que se caracteriza por asentar los ricos en las
mejores tierras y a las familias humildes y de más bajos recursos en las
tierras de amenaza y alta vulnerabilidad? ¿No es acaso esto una decisión de las
leyes del Mercado más que de un Estado responsable socialmente? ¿Quién controla
el mercado de tierras en la ciudad?
Como lo expresan los
teóricos como David Harvey (1977), el mercado del suelo en el contexto de la
economía mundo capitalista obedece a las dinámicas impuestas por el capital como único mecanismo para acceder
a la propiedad del suelo, y en este sentido, los pobres tienen pocas
alternativas: a) quedarse por fuera del mercado de tierras, b) endeudarse con
entidades bancarias a 15 o 20 años, casi toda una vida, para acceder a una
propiedad, c) tomar por sus propias fuerzas tierras marginales en áreas
periféricas. Esta última práctica conlleva a que en ciudades como Cali, sean
evidentes procesos de desborde de la ciudad a partir de un fenómeno que poco a
poco se han venido institucionalizando como Asentamientos Humanos de
Desarrollo Incompleto. Frente a ello no existe una política pública clara
que asuma la situación, así como tampoco se vislumbra que se encuentre en su
proceso de construcción.
Lo interesante de este
asunto es que para el caso particular de la ciudad de Cali, contrario a lo que
se piensa en cuanto a que la gente invade tierras para no salir nunca, existe
evidencia que, incluso, algunos de estos asentamientos marginales fueron
promovidos desde las mismos agentes del Estado. En este sentido, estos
pobladores no podrían considerarse ni como invasores porque no llegaron de un
día a otro y se tomaron la tierra y construyeron cambuches, ni como ilegales
porque sencillamente hubo acuerdos escritos
y de palabra que tienen un valor por que muchos de estos son campesinos
o de origen a través de contratos para arrendar estas tierras, como
efectivamente aconteció en el sector Los Samanes del Cauca.
Este hecho lleva a
pensar que es necesario abordar conceptualmente una diferencia sustancial. Se
tendrían asentamientos ilegales, caracterizados por procesos de toma de tierras
a la fuerza y por las vías de hecho de pobladores que han sido marginados del sistema
y que buscan integrarse a la vida cotidiana urbana mediante este tipo de
acción; y asentamientos informales, que surgen como poblamientos con el visto
bueno de algunos organismos del Estado y que poco a poco con sus esfuerzos, de
sus luchas y de sus acciones han venido consolidándose e institucionalizándose.
Desde esta perspectiva, un claro ejemplo se tiene con el asentamiento como
Samanes del Cauca que no podría considerarse como invasión o asentamiento
ilegal, sino que es un asentamiento informal que ha logrado avanzar en su
proceso de institucionalización y reconocimiento jurídico, que ha contado desde
sus orígenes con el visto bueno de algunas autoridades locales y que siguen
trabajando por el mejoramiento de la comunidad. Aspecto central son los avances
logrados en términos de capital social y relacional con sus vecinos de las
urbanizaciones porque han venido construyendo relaciones de cooperación y
solidaridad, a partir de intercambio de servicios y ayudas comunitarias.
En términos generales,
la ciudad presenta un problema de Planeación Urbana en todas sus dimensiones,
que lo que hace es reproducir la fragmentación y la segregación socioespacial.
Evidencia esto, vacíos increíbles en Políticas Pública y protección de estos
ciudadanos. Es una ciudad donde algunas características del neoliberalismo
urbano vienen imponiéndose sin ningún tipo de reflexión o control. Ciudades
para el mercado y el ciudadano consumidor y no ciudades para la reflexión, el
espacio público y el fortalecimiento de la democracia.
Se necesitan mentes
creativas que produzcan planes y proyectos en los que se promuevan decisiones
inteligentes que beneficien la ciudad, las comunidades y a sus habitantes. Una
ciudad para el encuentro y no una ciudad segregada que margina, estigmatiza,
excluye y margina.
huribe@uao.edu.co
______________
*Algunas ideas de discusión que se están llevando a
cabo en el marco del proyecto “Asentamientos ilegales como luchas sociales en
el marco de la ciudad capitalista colombiana”. Grupo de Investigación en
Conflictos y Organizaciones y Grupo de Investigación en Estudios
Sociopolíticos. Documento publicado en el Boletin Ethos Regional No. 4 del
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana -CIER-. Universidad Autónoma de Occidente. Cali
Bibliografía
HARVEY, David. Urbanismo y desigualdad social. Madrid: Editorial Siglo
XXI. 1977.
URIBE CASTRO, Hernando, Estrategias de poblamiento y propiedad de la
tierra en el jarillón de los ríos Cauca y Cali, en la ciudad de Cali,
1980–2006. Tesis de grado Maestría en Sociología. Dirigida por Msc. Fernando
Urrea. Maestría en Sociología. Santiago de Cali: Universidad del Valle, 2007.
URIBE CASTRO, Hernando y
HOLGUIN, Carmen J. A propósito de la oleada invernal, el papel del estado
frente al manejo del dique del río cauca en Cali, Colombia. En: Revista
Eleuthera, 2012. Universidad de Caldas.