LA INSEGURIDAD CIUDADANA NO SOLO ESTA EN LAS CALLES
Por
Hernando
Uribe Castro
Magíster
en Sociología
Es necesario aclarar que la seguridad de los
ciudadanos se ha enfocado a los problemas de la calle y del espacio público,
como si la inseguridad fuera provocada solo por ladrones, bandas criminales y
desadaptados. Para eso, las autoridades y los gobiernos enfocan esfuerzos y una
gran cantidad de recursos para el
aumento de autoridad armada como militares, policías, tecnologías para la
vigilancia y políticas de seguridad.
Pero se olvida que la inseguridad de los ciudadanos
también está en algunos de los espacios públicos de las instituciones del Estado,
donde la criminalidad, la corrupción, el clientelismo y la politiquería atentan
contra la integridad de todos y todas.
Ejemplos sobran, tales como: la corrupción dada en el
sistema de salud colombiano que produjo no solo la mercantilización de la salud,
sino también, y de modo directo, la pésima e ineficiente atención de muchas
personas que perdieron la vida esperando atención en una sala de espera de un
hospital o clínica; agencias del Estado que debían realizar las obras
necesarias para evitar que temporadas de invierno y/o sequía no afectaran la
población de la forma como lo habían hecho, pero que al final de cada evento, fueron
evidentes los estragos, el desastre y la muerte de muchas personas por la ineficiencia
y la corrupción; inseguridad educativa; la parapolítica como expresión de esa
inseguridad que vivió el país en tiempos recientes, así como las organizaciones
criminales aliadas con políticos y gamonales regionales que hacían presencia en
los espacios de decisión y de inteligencia más importantes del país; la
inseguridad que produce un sistema financiero que clienteliza a toda una
población. Las agencias del Estado encargadas del control del mismo Estado
parecen insuficientes frente a tantos casos de delitos cometidos contra la
misma nación por sus mismos agentes. Todo tipo de funcionario público operando
en las instituciones del Estado desde la corrupción y la criminalidad.
Esa es la otra inseguridad que viven los colombianos. En
este sentido, es necesario repensar la sociedad colombiana desde otros ángulos.
Exigir la seguridad producida tanto por las instituciones del Estado en ellas
mismas, así como la seguridad en el espacio público tanto urbano como rural.
Limpiar las instituciones del Estado de criminales y corruptos es necesario
para transformar la institucionalidad del país y para lograr la garantía de la
responsabilidad del Estado con sus
ciudadanos.
Parece que en Colombia se administra la inseguridad y
no la seguridad pues algunos funcionarios públicos enfocados a procurar el
bienestar y la integridad de los colombianos son quienes en realidad están
fomentando todo tipo de daños y perjuicios, que, en vez de prometer un camino
hacia al bien común, donde tomen medidas profundas y maticen de raíz, terminan aportando
soluciones a problemas más triviales, que ante el público, parecen ser más
efectivas como la captura de un gran delincuente, o un plan antirrobos, o la investigación de grupos
criminales.
Lo que es extraño, es que, por más capturas que hagan,
por más inversión que se promueva y por más discurso que demuestre que lo que
se está haciendo, los hechos evidencian que todo ha sido, es, y sigue por el
mismo camino, y que los colombianos tanto en los espacios institucionales como
en el escenario público y de la vida cotidiana siguen experimentando la
reproducción de la inseguridad.
18 de febrero de 2013