Comentarios al
texto “Convivencia solidaria y democrática, nuevos paradigmas y estrategias
pedagógicas para su construcción” de Teodoro Pérez P.
Por:
Hernando
Uribe Castro
El texto en mención se corresponde con
una disertación que construye Teodoro Pérez con respecto al estatuto ontológico
y epistemológico de la realidad, y que es abordada por la ciencia y los
intelectuales. En este texto, Pérez establece una diferenciación entre la ontología
objetivista y la ontología constitutiva.
Marca diferencias entre una y otra a
partir de una serie de características y elementos que la componen. Con
respecto a la ontología objetivista
plantea que estas pretenden alcanzar una representación fidedigna del mundo
donde el estatuto epistemológico predominante es el sistema observado. Esta ontología se pregunta por las
entidades observadas mediante el método científico. Por ello, el modo de
aprender es mediante la objetividad y el conocimiento será objetivado. La
explicación es monocausal, y en este sentido, sólo es posible un universo.
Este modo de ver el mundo, es decir
objetivo, es el único considerado válido y comprobable. Se confía en los
sentidos que dan cuenta de los hechos fielmente como se expresan y que por
tanto, mediante procesos de procesamiento de la información y procesos
analíticos se pueden hacer inferencias de ese mundo observado. El observador
está al modo de una “urna de cristal” desde donde observa el objeto qué es exterior
a él. Por tanto el énfasis está en el objeto observado y en el método usado
para la observación.
La otra es la ontología constitutiva. Para Pérez, esta ontología emerge como
respuesta a la crisis del mecanicismo newtoniano. Sus bases se encuentran en la
mecánica cuántica, la teoría de la relatividad de Einstein y las teorías de las
incertidumbres de Heisemberg. Desde esta perspectiva, toda observación implica
una relación con las características cognitivas y contextuales históricas de
quien observa. No solo existe una relación entre el observador y lo observado
sino que lo observado incide también en el observador.
En el observador no existe una
separación entre su cuerpo biológico y su mundo social, sino que ambos forman
un todo como unidad y operan y son operados en el momento de disponerse a
observar. Y al observar un fenómeno, ese fenómeno también observa a su
observador. De este modo quien observa está determinado por muchos aspectos
como su origen y contexto cultural, nivel educativo, clase social, el estado de
salud de sus órganos sensoriales y motrices y en general por aquellas cosas que
lo hacen un organismo vivo y un humano.
La ontología constitutiva comprende que
existe un determinismo estructural del observador que significa que “la operación
de todo sistema, tanto en su dinámica interna como relacional, depende de su
estructura: lo que le pasa al sistema en cada instante depende del estado de la
dinámica estructural del sistema en ese instante” (Pérez, 2001:19). Por ello
para Pérez, el medio juega un papel activo en la construcción que hacen los
seres vivos de sus observaciones: existen estímulos del medio que lo afectan y
del modo cómo los afectan.
Así mismo, lo que se percibe y del cómo
se percibe también depende de esa estructura (que es filogenética, es decir lo
que se porta genéticamente, y ontogenética, es decir lo que se construye con la
experiencia). El ejemplo más interesante es aquel que dice que si tuviéramos
visión microscópica, nuestra percepción sobre los rostros y cuerpos de las
personas y los objetos sería diferente. Se transformaría nuestras concepciones
de belleza y estética.
Lo interesante de todo esto es que
Pérez plantea que el problema está en que para todas estas diferentes formas de
percepción tenemos una limitación en el lenguaje porque, como sociedad o grupo, usamos unos códigos alfabéticos y numéricos que son desbordados por la
complejidad de la realidad. En este sentido, al percibir, percibimos no solo
con nuestros sentidos sino con el peso de nuestra historia, de nuestra
experiencia, de nuestras creencias y de nuestro modo de ver, ser y de estar en
el mundo. Pérez, haciendo uso de las
concepciones de Maturana y Varela, considera que el lenguaje se
convierte en la experiencia y la construcción/reconstrucción de la vida humana.
Es lo que nos hace humanos porque a través de él se explica, se describe, se distingue y se piensa. A través del lenguaje se proponen ideas, conocimientos y todo tipo de construcción analítica y explicativa que puede ser o no aceptada por el otro que se dispone a prestarnos atención y quien acepta o rechaza lo que afirmamos desde el lugar compartido, una comunidad. La explicación dada a través del lenguaje recoge entonces la experiencia de vida, por ello frente a un mismo fenómeno un campesino y un especialista darán explicaciones desde sus lugares.
Es lo que nos hace humanos porque a través de él se explica, se describe, se distingue y se piensa. A través del lenguaje se proponen ideas, conocimientos y todo tipo de construcción analítica y explicativa que puede ser o no aceptada por el otro que se dispone a prestarnos atención y quien acepta o rechaza lo que afirmamos desde el lugar compartido, una comunidad. La explicación dada a través del lenguaje recoge entonces la experiencia de vida, por ello frente a un mismo fenómeno un campesino y un especialista darán explicaciones desde sus lugares.
Ahora bien, una vez leído este bello
texto del profesor Teodoro Pérez, pienso una perspectiva de la ontología
constitutiva que plantea que la construcción del conocimiento depende del
observador cuya base es la epistemología de los sistemas observadores, es
apropiado para aquellas propuestas, que como la mía, aborda asuntos
socioambientales entendidos como sistemas complejos y dinámicos. Asuntos
socioambientales en los que se integran las dinámicas de los propias de los
ecosistemas con las intervenciones de las acciones y las interacciones sociales
de las comunidades, del grupos privados y del Estado. Recuérdese que mi propuesta
de investigación trata sobre las comunidades que resisten a la expansión de la
agroindustria azucarera en el valle geográfico del río Cauca.
Por tanto, el camino no es la de
asumirme como un observador que se encuentra en la “urna de cristal” desde la
cual hago una vista panorámica interpretativa del mundo de modo “objetivo”, sin
que ese mundo logre incidir él. Mi lugar como observador es desde el
presupuesto de la ontología constitutiva en la que se establece una conexión
profunda entre el observador y lo observado que también observa al observador.
Pienso que la complejidad de la
comprensión del mundo social solo se puede enfrentar estando en la sociedad,
con los que son y no son. Vivenciando las circunstancias que envuelven a los
actores sociales en sus espacios de vida desde las cuales desarrollan su vida
cotidiana, sus interpretaciones y sus proyecciones, todo ello como expresión de
sus modos y formas de interactuar entre ellos mismos y con sus ambientes.
El contexto de sociedad que abarca las
múltiples dimensiones de la realidad incide y están determinando de manera
directa el oficio del investigador así como las particulares condiciones
sociales de producción intelectual y científica.
Bibliografía
PÉREZ P., TEODORO. Convivencia
Solidaria y Democrática: nuevos paradigmas y estrategias pedagógicas
para su construcción.
Instituto María Cano, Bogotá, Colombia, 2001. Páginas 15-27 (Capítulo 1. Del
universo al multiverso)