Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

Hernando Uribe Castro, derechos reservados. Citar la fuente. Plantilla Simple. Imágenes de la plantilla degaffera. Tecnología de Blogger.


sábado, 11 de abril de 2015

CALI, AGONÍA DE SU NATURALEZA

Cali, agonía de su naturaleza

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Estudiante del doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad del Valle
Profesor e Integrante del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER

La construcción de la ciudad de Cali, así como la de cualquier otra en el mundo, tiene efectos destructivos sobre la naturaleza. En tiempos pasados esto no se consideraba de importancia, como sí lo es hoy en día.

Cuando se observa al Municipio de Cali, es claramente visible que lo ambiental sigue siendo y considerándose como un elemento muy marginal, porque los primeros elementos de preocupación para sus gobernantes como para la mayor parte de la población son: el desarrollo, el progreso y el crecimiento económico.

La ciudad y sus pobladores se han convertido en mercancía y consumidores, respectivamente, por ese reduccionismo económico con el que se asume la vida. Incluso, se plantea abiertamente, “ingenuamente”, que con más desarrollo y crecimiento se pueden resolver los problemas sociales y ambientales.

La ciudad de Cali cuenta con problemas y conflictos ambientales complejos y estructurales a los que al parecer, aun no se les ha plantado solución alguna, así como tampoco se vislumbran soluciones a futuro, a pesar de que su Plan de Ordenamiento Territorial (POT) sea considerado como un POT ambiental: consideración ésta que es verdaderamente falsa.

Uno de esos problemas tiene que ver con el lugar que ocupan sus ríos y los usos en sus respectivas cuencas. Nada más perverso que una ciudad que tapizó sus afluentes y que los convirtió en canales residuales. Los ríos Cañaveralejo, Meléndez y Lilí, terminan en el canal CVC Sur, como afluentes de las aguas servidas de la ciudad. Depositadas luego, como aguas contaminadas, en el río Cauca.

La sobre explotación que tiene el río Cali a lo largo de todo su trayecto; la presión increíble que por procesos de urbanización y del turismo (“ecoturismo”) presenta el río Pance; la canalización del río Cañaveralejo que desapareció totalmente del paisaje urbano, son solo algunos casos.

Otro de los problemas, tremendamente complejos, es la pérdida de la cobertura vegetal y la constante erosión de las montañas. Es visible la explotación de recursos minerales sobre las faldas de la cordillera. Solo basta dar un vistazo desde cualquier lugar de la ciudad hacia la cordillera, para observar el avanzado estado de deterioro de las laderas, causadas por la incesante urbanización legal e informal que va, desde asentamientos ilegales, hasta la construcción de edificios de apartamentos para clases sociales adineradas, expansión de las casas de campo o de descanso (fincas turísticas), la tala del bosque, los incendios y la pérdida de suelo sobre las pendientes.

Increíblemente y frente a las narices de toda la comunidad y las autoridades, el Cerro de las Tres Cruces -ícono histórico, simbólico y atractivo-, se ha ido tajando poco a poco por la extracción de material de la roca de la montaña que se realiza en uno de sus lados. El efecto causado en este Cerro es irreparable, sobre todo, porque la actividad extractiva que se realiza ahí, está incidiendo tanto en la ladera como en el río Cali. Volquetadas de material de roca son extraídas incesantemente. El Cerro muere poco a poco por mutilación y erosión.

Las contaminaciones atmosférica, por ruido y paisajística tanto en el norte de la ciudad -causada por las actividades constantes del sector industrial- como en el sur -por la alta concentración de autos generando polución, quema de caña, presencia de lo que un pasado fue el basuro de Navarro y la transformación del paisaje por la expansión de las empresas urbanizadoras-, han hecho de estos sectores puntos críticos ambientales.

Además de que existen problemas y conflictos ambientales -por áreas atestadas de basuras por comercio o falta de recolección, zonas de escombros sin control, puntos de concentración de calor urbano, tala de árboles y disminución de fauna urbana, olores por industria urbana, la disminución de los parques arbolizados-,  existen otros graves problemas que están relacionados con la historia de la ciudad. Más de la mitad de Cali está asentada y fue construida sobre zonas de humedal, lagos y madres viejas que fueron exterminadas en nombre del progreso y el desarrollo urbano y regional. Humedales que fueron desecados, rellenados y urbanizados, eliminando la dinámica del río Cauca y toda la biodiversidad existente en ellos.

Las políticas ambientales no solo son insuficientes, sino que parecen no ponerse en funcionamiento para disminuir estos irreversibles impactos. La sociedad aun no parece reconocer estos graves problemas pues de reconocerlos, no harían espera las protestas y movilizaciones en contra de la muerte de la naturaleza local.

El miedo a la ciudad se sigue percibiendo en términos de criminalidad, seguridad e inseguridad, pero la sociedad aun no percibe el miedo ecológico y ambiental frente a la increíble amenaza ambiental a la que se ha expuesto esta ciudad.

Como lo he planteado insistentemente, se está ante Administraciones locales impotentes, congeladas, indolentes y negligentes frente al deterioro ambiental y el riesgo al que se expone la ciudad al haber destruido su plataforma estructural ambiental, entre ellas, sus cuencas hidrográficas, en nombre del desarrollo y progreso. Una sociedad adormecida que poco percibe y poco le interesa el riesgo ambiental al que se expone por la destrucción de la naturaleza local.

Todo ello, porque las problemáticas ambientales urbanas y rurales del Municipio, aquellas que nos afectan, todavía se perciben como hechos secundarios, cuando deberían estar en el primer lugar y como eje central de nuestras preocupaciones.