Grandes eventos sobre cambio
climático
Por
Hernando Uribe Castro
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales
Llama profundamente la atención que a pesar de la lucha contra el
cambio climático en diferentes partes del mundo, los resultados demuestren que
las cosas en este tema cada día son más preocupantes. Lucha que se ha
materializado especialmente con los eventos globales denominados Conferencia
sobre Cambio Climático promovidos por la ONU. El más reciente de ellos realizado en
diciembre de 2018 en Polonia.
Organismos como Intergovernmental
Panel on Climate Change –IPCC- ponen en evidencia que las emisiones de dióxido de carbono no se
detienen, en países como China (4,755) y Estados Unidos (2,5%) y que se espera
que en este camino, entre los años 2032 y 2052, se supere el tope de la
temperatura mundial por encima de 1.5 grados [1].
Surge la pregunta si ¿son suficientes estos eventos para ir hacia
un rumbo distinto que impida el camino
hacia la destrucción? Este ha sido un espacio en el que convergen todos
los países en espera de avanzar, no solo hacia un entendimiento del problema,
sino a la búsqueda de soluciones y alternativas. Pero por lo visto, estos
intentos quedan insuficientes debido a la indiferencia de agentes corporativos
frente a estos temas, así como por el tipo de discurso “elevado” y muy “técnico”
con el que se trata la profundidad del cambio climático que no alcanza a ser comprendido por los
ciudadanos.
En el presente, existe un flujo de grandes capitales económicos avalados
por decisiones políticas que deben invertirse en la lucha global contra el
calentamiento global, pero también es evidente que parte de esas grandes inversiones
quedan en las redes de corrupción y de las clientelas políticas en los diferentes
países. Corrupción que se manifiesta en las diferentes dimensiones: manejo de
recursos públicos, obras mal diseñadas y construidas, sobornos a agentes,
construcción de políticas nocivas para la naturaleza, toma de decisiones
gubernamentales que afectan los intereses comunitarios, pago a redes
criminales, políticas que avalan actividades extractivistas, entre otras. El agua
se convirtió en un negocio y no un derecho. La tala aumenta y la
desertificación no se detiene.
Pienso que los agentes dinamizadores del mercado que toman las
decisiones estructurales de los negocios globales, así como muchos gobiernos, aún
no han interiorizado –y no tienen interés alguno en que les llegue a interesar-,
la preocupante situación de planeta en términos de los factores que producen los
gases de efecto de invernadero y la contaminación de todos los ecosistemas del
mundo a pesar de todas las evidencias ya existentes.
Aún se percibe una marcada prioridad de los agentes del mercado por la
acumulación del capital a partir de la explotación incesante de los elementos
de la naturaleza y de la explotación de la mano de obra humana de masas de
poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad en los países más pobres,
que no solo ven sus recursos explotados, sino que quedan con sus territorios destruidos.
En América latina, el viraje hacia gobiernos de extrema derecha
como en Brasil, Argentina y Colombia, es de una inmensa preocupación no solo
por los efectos sociales sino también para los ecosistemas estratégicos. Y estos
virajes afectan la disposición que se tiene en la lucha contra el cambio
climático. Gobiernos preocupados más por los negocios, las redes comerciales, los
tratados internacionales, la forma de hacer más dinero, que por el bienestar de
la población y del ambiente natural.
Se percibe también un inmensa brecha entre los hallazgos
producidos desde el mundo científico por los temas ambientales -que están en
sintonía con las demandas y denuncias que hacen los pueblos ancestrales y las
comunidades locales que sienten en carne viva los efectos de la destrucción de
la vida en el planeta-, frente a los espacios del mundo político donde se toman
las decisiones estructurales de los países y los espacios de las grandes
organizaciones corporativas, muchas de ellas más poderosas que los mismos Estados
en el mundo.
La sociedad civil, las organizaciones sociales de bases y los movimientos
sociales ambientalistas y ecologistas, continúan su trabajo de defensa y
protección. A veces con altos costos humanos en el sentido de que muchos
líderes son asesinados y desparecidos. No obstante, existe también una gran
masa de ciudadanos que aparece con un actor negligente y poco interesado.
Panorama preocupante y a veces desolador.
[1] Según
el IPCC “Human activities are estimated to have caused approximately 1.0°C of
global warming above pre-industrial levels, with a likely range of 0.8°C to
1.2°C. Global warming is likely to reach 1.5°C between 2030 and 2052 if it
continues to increase at the current rate.” (IPCC, 2018, p. 6).