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sábado, 9 de noviembre de 2019

DE LA SUSTENTABILIDAD A LA INMANENCIA DE LA VIDA


De la sustentabilidad a la inmanencia de la vida

Por:
Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales

Conferencia presentada en el 4º Congreso Nacional de Ciencias Ambientales en Cali-Colombia por Hernando Uribe Castro en el marco del Conversatorio sobre la presentación del libro “Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad” de Enrique Leff. Comentaristas del libro: Arturo Escobar y Hernando Uribe Castro.

En octubre pasado Enrique Leff me invitó a que comentara su más reciente obra “Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad[1] en el 4º. Congreso Nacional de Ciencias Ambientales. Invitación que también se extendió a nuestro querido amigo Arturo Escobar. Desde ese momento, no hice más que danzar en las profundas, interesantes e inspiradoras ideas expuestas en cada una de las páginas de ese maravilloso libro.

Enrique Leff, Arturo Escobar y Hernando Uribe Castro

Agradezco al profesor Leff, la confianza que ha depositado en mí, no solo en cuanto a que yo comentara su obra públicamente, sino también, en cuanto a que compartiera conmigo un libro que aún no había salido a la luz mundo. Y sobre todo, que depositara la confianza y me ofreciera la oportunidad de sentarme en esta  mesa de este bello auditorio de la Universidad Autónoma de Occidente junto a él y Arturo Escobar (a quien admiro y respeto) y ante todos ustedes para ofrecer unas ideas (lluvia de ideas) sobre aquello que nos convoca y que nos preocupa: la cuestión por la vida en un planeta rumbo a la destrucción.

Me siento entonces honrado y autorizado, y sobre todo con la Autoridad Intelectual, para ofrecer unos comentarios que son mis puntos de vista, sobre estas cuestiones tan trascendentales y que se plasman en esta nueva obra que ve nacer el día de hoy el ambientalismo.

Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad” es un libro para la vida y hecho en el transcurso de la vida de Enrique Leff, porque pone en el centro del debate la discusión por las “condiciones de la vida en el planeta”; pero también es un libro que recoge los diferentes momentos de reflexión, de pensamiento y de producción de uno de los pensadores (sociólogos ambientalistas, ecomarxista, ambientalistas) más importantes del mundo en sus trayectos de vida personal y de materialidad corporal.

Lo que ha hecho Leff, no es solo un aporte al pensamiento ambiental latinoamericano sino un aporte a pensar la vida en el planeta Tierra. Involucra a todos y todas, en cada rincón y hemisferio de ésta, nuestra casa común. Una casa común que es descrita por Byung-Chul Han en su bello texto “Loa a la Tierra: un viaje al jardín” como “bella e incluso mágica. Deberíamos respetarla, tratarla con esmero, e incluso alabarla, en lugar de explotarla tan brutalmente. Lo bello nos obliga al respeto y al esmero” (p. 177)

En este libro -voluminoso de capítulos, conceptos, ideas y preguntas-, Leff hace varios llamados y comparte varios mensajes que trataré de comentar y resumir, aunque soy consciente de que lo expuesto pone el acento es unos aspectos pero deja por fuera otros que de seguro pueden ser mucho más importantes que los que mencionaré. Por tanto invito a todas y todos los presentes, a todos los lectores y a todos los ambientalistas y no ambientalistas, para que se den la oportunidad y el tiempo para leer esta joya del pensamiento, esta obra del ambientalismo mundial y vivan de modo real lo que ahí se dice y se expresa.

Con este nuevo libro que se publicó poco después del “Fuego de la vida” -donde Leff retoma a Heidegger ante la cuestión ambiental-, que recogen tantos y tantos años de reflexión, me doy cuenta que Enrique Leff ha abierto todo un grupo de términos y frases que amplían el glosario del ambientalismo y el ecologismo. Pienso que, al modo como se ha hecho con otros autores como Bourdieu y Foucault, es necesario abrir un libro de términos de Leff. La riqueza lingüística de sus obras es increíblemente amplia y de gran profundidad. Una riqueza epistémica y conceptual que danza entre la filosofía y las ciencias ambientales. Recuérdese que la autonomía del campo, como lo explica Bourdieu, se logra con los elementos particulares que se van produciendo en el campo y le van asignando esa personalidad. Leff y todos sus aportes, aportan a la construcción de ese campo ambiental como espacio social de luchas. Unas luchas entre diferentes agentes que tratan de acceder al monopolio de los sistemas de soporte de la vida y de sus enunciaciones y significaciones.

Ahora bien, inicio esta corta intervención de unos veinte minutos para plantear las primeras ideas de modo concreto, las cuales requerirían de una larguísima exposición:

El libro “Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad” puede considerarse como un texto que recupera más de 40 años de reflexión ambiental. Explica con maestría la sociogénesis de la crisis ambiental como una crisis civilizatoria y de conocimiento. La degradación ambiental y la descomposición del tejido ecológico en un planeta repleto de vida. El libro evidencia la forma como Leff fue construyendo, armando, estructurando sus conceptos, sus puntos de vista, sus ideas. Es un fluir en las ideas, las emociones y las preguntas. Es un libro que se pregunta y se auto-pregunta, en cada una de sus páginas. De los hechos más atractivos del libro, está en cuanto a que Leff nos muestra cómo logró transitar epistémicamente varios procesos. Por ejemplo:

  • De su desencantamiento con el “Desarrollo Sostenible” hacia un re-encantamiento con la inmanencia de la vida.
  • Desde la deconstrucción de la racionalidad económica, hacia la búsqueda de un paradigma económico alternativo.
  • Desde el ambiente como externalidad hacia el ambiente como un potencial para una nueva racionalidad.
  • Del conocimiento científico, hacia los saberes ambientales.
  • De la racionalidad económica, hacia la racionalidad ambiental.
  • De un régimen ontológico de la tecno-economía hacia una racionalidad ambiental fundado en una ontología de la vida.

Comprender cómo estas transiciones se dieron, es ejemplarizante para todos nosotros, pues demuestra que nuestras reflexiones siempre están en evolución, en transformación lenta. Que solo se logra esa madurez para reconocer estos cambios propios del pensamiento cuando se logra una reflexividad, al modo en que lo exige Pierre Bourdieu.

Unas segundas ideas giran en torno a lo siguiente:

En esta bella obra, donde la evolución de los conceptos está en relación con los trayectos de vida personal del autor, es posible detectar dispositivos analíticos muy poderosos, que de llegar a ser comprendidos, pueden activar en cada uno de nosotros ese fuego por la vida. No el fuego que destruye la vida, sino el fuego que la origina. Por ello, deseo poner además el acento en aspectos como:

  • La relación entre la racionalidad ambiental y el principio de diferencia: es decir, la racionalidad técnico económica vs. los modos alternativos.
  • Resistencias y las rexistencia.
  • Reapropiación social de la naturaleza y los principios de justicia ambiental. Es decir, el derecho a la vida.
  • La justicia ambiental que de-construye, enfrenta, confronta y subvierte la dominación.
  • La empropiación de la naturaleza en relación con la autodeterminación.
  • La reapropiación de la naturaleza en procesos ecológicos e identidades locales como posibles caminos para territorializar la sustentabilidad.

Un tercer grupo de ideas pone en interacción el saber ambiental, los diálogos de saberes y la fuerza de los movimientos sociales. Con respecto al papel del saber ambiental, pongo el acento en las siguientes ideas de Leff:

  • Muy importante, los entretejidos culturales que pueden considerarse como la diversidad de cosmovisiones, formaciones simbólicas y sistemas taxonómicos.
  • El saber ambiental implica la necesaria reinvención del espacio y del lugar. Dimensiones donde se dan las resistencias y rexistencias de los pueblos.
  • El saber ambiental expresa que la sustentabilidad es el territorio en el que arraiga el ser y el tiempo de la vida, y no la tecno-economización de la naturaleza.
  • Para Leff, el lugar es el territorio de la sustentabilidad, donde la cultura y las identidades se enraízan en las bases ecológicas propias del lugar.
  • Es necesario romper con el tiempo del capitalismo como resistencia y rexistencia.
  • El saber ambiental se construye en los diálogos de saberes: saber la vida se vuelve condición para salvar la vida.

Con relación al papel de los diálogos de saberes, Leff nos invita a pensar en lo siguiente:

  • En los diálogos de saberes se funda un sentido categorial que refiere al encuentro entre diferentes seres culturales, a la diversidad de modos de comprensión del mundo y de modos de ser-en-el-mundo.
  • Otro modo de comprensión de la genera­ción de otras verdades históricas: de otros modos de producción de la existencia humana y de la construcción de otros mundos posibles.
  • El diálogo de saberes hace posible pensar la “tras­cendencia” del mundo.
  • Re-territorialización de la vida en la rempropiación[2] cultural de la naturaleza, a través de un diálogo de saberes –entendido como un encuentro de seres-saberes– en el campo de la ontología política.

Y con respecto al papel de los movimientos sociales, Leff nos recuerda que:

  • Los movimientos sociales y los pueblos, buscan alternativas al sistema. Por eso se han dado en el rechazo al neoliberalismo.
  • Los movimientos sociales reclaman un nuevo orden social y proponen un nuevo orden político. 
  • Expresan, exigen y promueven nuevos paradigmas productivos.
  • Están liberando no solo la “sustentabilidad” sino también la “democracia”. La sustentabilidad y la democracia han sido presas de las argucias de los agentes promotores del capitalismo, aquel que produce y reproduce las desigualdades, las inequidades y las pobrezas.
  • Leff se pregunta ¿Cómo superviven los pueblos originarios, campesinos, afrodescendientes e indígenas a pesar de las condiciones de injusticia, de crueldad de un sistema, de los gobiernos y las políticas?
  • Para Leff no es suficiente con el aporte intelectual que devela las trampas del capitalismo. Es necesaria la acción política de los movimientos sociales. El paradigma tecno-económico de producción puede ser refutado en el mundo académico y de seguro que se puede triunfar en la arena intelectual, pero solo los movimientos sociales podrán confrontar el orden económico mundial estable­cido. Los nuevos movimientos indígenas y campesinos socio-ambientales por la reapropiación de la naturaleza emergen a la luz de esta perspectiva post­marxista y postestructuralista. Los movimientos sociales se hacen más fuertes, más estratégicos, más recursivos. Sus reclamos de autonomía, territorio y dignidad de los pueblos cobran cada día mayor fuerza y presencia.

No pretendo terminar con la presentación de estas ideas, sin antes llamar la atención sobre dos aspectos que considero, son centrales en “Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad” y una idea tercera que es concreta:

1.   El asunto sobre la liberación de la sustentabilidad de las garras y de los usos y abusos sociales, políticos y económicos que ha hecho el mundo corporativo de esta noción. Una noción que surge como liberadora y esperanzadora para transitar hacia un mundo más conectado con la trama de la vida, pero que hoy se encuentra desgastada, maniatada, desvirtuada y manipulada. Una noción que ha caído en la trampa de la “modernidad ecológica” y que ha sido utilizada para continuar justificando la “destrucción creativa”, principios de la racionalidad económica basada en la acumulación de capital.

Una noción que ha mutado en otras nociones como “capitalismo verde”, “economía verde”, “desarrollo sostenible”. Leff apunta a proponer estrategias para liberar la sustentabilidad - exorcizarla- de este yugo, de este peso que la deja sin peso. Y tal vez la más importante alternativa es la deconstrucción de la economía, que es a su vez una deconstrucción de la racionalidad económica.

Una deconstrucción que involucra a los movimientos sociales, que son capaces de una apropiación de la naturaleza y de elaborar estrategias de aprovechamiento sustentable de los recursos. Diversidad, equidad social y diferencia política son nuevos presupuestos de la sustentabilidad.

Liberar la sustentabilidad del yugo corporativo es no dejarse sucumbir de la inercia fatalista. La vida debe resistir. Una vida en donde se reconoce la Otredad y donde es posible el diálogo de saberes (que se ubica más allá de lo inter y trandisciplinar). En un diálogo entre humanos donde el foco son las condiciones de la vida.

2.      La sustentabilidad, dice Leff, es un llamado a la vida. Es una comprensión de los tiempos humanos y los tiempos de la naturaleza. La sustentabilidad más allá de la simple cuantificación (de energía, de masa, de intercambio), sino que también involucra valoraciones simbólicas como las percepciones culturales.

3.      Un comentario al capítulo 8 titulado “persistencia del campesino”. Es importante pensar la frase que nos propone Leff “Los campesinos e indígenas persisten porque viven dentro de otros mundos de vida”.

Finalmente, deseo expresar que es un placer, un honor, compartir en tiempo-espacio real (espacio que es a la vez, absoluto-relativo-relacional) con este hombre, con este ser, con este académico e intelectual que ha dicho lo que se tiene que decir para superar esta angustiosa estancia del ser humano en las condiciones posibles de la vida en nuestra casa común.

Un saludo fraternal a mis queridos amigos Enrique Leff y Arturo Escobar, con quienes la vida nos ha dado la posibilidad y nos ha permitido irnos aproximando, encontrando y re-encontrando. No solo soñamos sino que entresoñamos. Es un placer estar al lado de estos dos maestros, estos dos amigos y ante todas y todos ustedes.

Es mi deseo leer un pequeño párrafo del libro “Ecología política: de la desconstrucción del capital a la territorialización de la sustentabilidad” que considero es significativo para que nuestras mentes dancen, se muevan y se deleiten.

“No existe una estrategia única, verdadera y válida para construir la susten­tabilidad planetaria. Su posibilidad no puede fundarse en el optimismo triun­falista de que la resistencia indígena y la persistencia campesina prevalecerán y no serán absorbidas por la modernidad, o sucumbirán arrastradas por la inercia de la degradación entrópica inducida y alimentada por el orden eco­nómico mundial. El desafío que plantea la construcción de la sustentabilidad no consiste sólo en analizar la eficacia de estos movimientos de resistencia-re­xistencia desde el punto de vista de la ecología política y de la sociología am­biental. La cuestión más crítica yace en las posibilidades de deconstruir, tanto teórica como prácticamente, la racionalidad dominante del mundo actual y de construir una racionalidad ambiental fundada en las condiciones de la vida” (2019, p. 202).

Muchas gracias!

Enrique Leff, Arturo Escobar y Hernando Uribe Castro






[1] El libro es publicado por Editorial Siglo XXI en octubre de 2019. Consta de 14 capítulos. Cada capítulo se corresponde con textos escritos en momentos diferentes de la vida de Leff, quien los dejó tal y como fueron redactados en sus momento. El libro es una evolución del pensamiento de Leff y del movimiento ambiental.

[2] El término “empropiar” pone de manifiesto el hecho fundamental de que el Ser no se apropia a los entes de la manera que uno se apropia un objeto o extrae algo de alguna parte para hacerlo propio, como toda cultura se ha apropiado de la naturaleza convirtiéndolo en su patri­monio biocultural, o como el capitalismo expropia a la naturaleza. Empropiar significa hacer propio algo dentro de la inmanencia del ser empropiador, porque propiamente le pertenece o porque emerge de sí mismo, de la manera que la vida en su diversidad emergente y compleji­zante pertenece a la vida misma. La empropiación de la naturaleza adquiere en el campo de la ontología política el sentido de pensar los modos emergentes de reinvención de las identidades y la reinscripción de los imaginarios y prácticas de los Pueblos en la inmanencia de la Vida, de la autonomía en el manejo de su patrimonio biocultural dentro de las condiciones de la vida. Este modo de empropiación es una utopía, que sin pretender la reunificación entre lo Real y lo Sim­bólico –la fusión de la diferencia originaria en un monismo ontológico– permite distinguirlo de los modos tradicionales de apropiación cultural y de la expropiación capitalista de la naturaleza.