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martes, 10 de julio de 2012

¿Y QUIÉN CONSTRUYE HOY EL ESTADO COLOMBIANO?


¿Y quién construye hoy el Estado colombiano?

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

El Estado hasta donde sea posible y el mercado hasta donde sea necesario” (PND, 2011), es la proclama de trabajo en la cual se escudan muchos de los poderes mundiales. Proclama que sin duda muestra claramente la concepción que los últimos gobiernos, como los latinoamericanos, tienen respecto al papel del Estado en las sociedades contemporáneas. El Estado que se construye y opera hoy está distante del ideal de Estado que requiere el conjunto de la sociedad. El caso colombiano pareciese ser uno de los más críticos en el contexto de la región, dadas las dinámicas de violencia, corrupción, necesidades insatisfechas, entre otras, que distancian y polarizan al ciudadano del y con respecto Estado.

Para aquellos(as) que consideran que el Estado moría en la lógica de la globalización, es necesario advertir que éste no está agonizando, ni mucho menos en estado de coma. Han sido los ideólogos dueños del poder y el imperio del mercado en la economía-mundo capitalista, quienes han incidido en su proceso de construcción, mutándolo y transformándolo a partir de sus propias necesidades a través de agentes globales como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional en un actor decisivo para el funcionamiento del sistema. Según lo explican las ciencias sociales, sin Estado, la economía-mundo capitalista no hubiese sido posible.

Los gobiernos nacionales, regionales y locales, administradores del Estado, en sus diferentes niveles territoriales no les queda más que convertirse en buenos gerentes y especialistas negociadores de lo que implica hacer del Estado y todos sus elementos, importantes atractivos para la explotación de recursos, la atracción de inversiones y, por consiguiente, para la reproducción de excedentes de capital de las fuerzas hegemónicas del mercado.

No es raro, entonces, escuchar que en muchos de los pueblos latinoamericanos se levanten protestas contra la privatización de la educación, la precariedad de las instituciones del estado y su responsabilidad con la sociedad, la presencia de multinacionales que extraen importantes recursos de la naturaleza, que construyen todo tipo de mega y macro proyectos como represas e hidroeléctricas para negociar con las energías y los recursos hídricos, ampliar la minería para la obtención de metales preciosos y la extensión de pueblos enteros para garantizar el libre uso de los territorios rurales. Hablar de los efectos ambientales, sociales y culturales de grandes obras.

Un Estado que muestra una cara a la población de defensa, progreso, comprensión y seguridad para problemas cotidianos y otra cara a las fuerzas del mercado. Convirtiéndose en un actor dual sin intención de defender los intereses generales, antes que los intereses del mercado. Un claro ejemplo de ello se tiene con lo que sucedió a lo largo de la primera década del siglo XXI con respecto al desmonte del Ministerio del Medio Ambiente para poder potenciar sin ningún tipo de tropiezos las actividades productivas altamente rentables como la minería y la extracción de biodiversidad que generaban impactos  negativos socioambientales a lo largo del todo el territorio nacional.

Este Estado, si bien puede gozar de niveles de legalidad, no goza del mismo nivel de legitimidad en las capas sociales menos favorecidas. Ejemplo de ello, es lo que ha venido ocurriendo en Colombia, donde asistimos a un Estado administrado por órganos de gobierno con altos índices de corrupción, que de forma tramposa utilizan su poder en espacios como el congreso, los ministerios y hasta las casas presidenciales para beneficiarse de todo este andamiaje perverso y arrasador. Es ejemplar, por su carácter absurdo y tramposo, el caso reciente del proyecto de Ley de reforma a la justicia en Colombia que demuestra claramente los altos niveles de corrupción.

Unos gobiernos que desmantelan el Estado para la gente y le proveen de herramientas y dispositivos de un Estado para el mercado, y por supuesto para sus intereses personales y particulares.

¿En manos de quién está nuestro Estado colombiano?

10 de julio de 2012