SEGUNDO AVISO A LA HUMANIDAD
Por:
Hernando
Uribe Castro
Doctor
en Ciencias Ambientales
Hernando Uribe Castro |
En noviembre de 1992, la Unión de Científicos Preocupados lanzó el primer documento titulado “Advertencia a la humanidad
de los científicos del mundo”. Texto que se puede ubicar en el siguiente link: (http://actionbioscience.org/esp/ambiente/worldscientists.html).
En este documento se
indicaba textualmente que: “Los seres humanos y el mundo natural se encuentran en rumbo a
una colisión. Las actividades humanas infligen daños severos y a menudo
irreparables al medio ambiente y a los recursos críticos. Muchas de nuestras
prácticas actuales, si no son controladas, ponen en riesgo al futuro que todos
deseamos tanto para la sociedad humana como para los reinos de las plantas y de
los animales, posiblemente alterando al mundo viviente en forma tal que será
imposible sostener a la vida en la manera como ahora conocemos. Es urgente
llevar a cabo cambios fundamentales si queremos evitar la colisión que nuestro
curso actual nos va a traer” (American Institute of Biological Sciences, 1992,
p. 2).
25 años después, en 2017, apareció
un segundo documento conocido como el segundo aviso “Advertencia de los científicos
del mundo a la humanidad: un segundo aviso [1]
firmado por William J. Ripple, Christopher Wolf, Thomas M.
Newsome, Mauro Galetti, Mohammed Alamgir, Eileen Crist, Mahmoud I. Mahmoud,
William F. Laurance y 15,364 científicos de 184 países (http://www.abc.es/ciencia/abci-segunda-advertencia-humanidad-estudio-arrasa-201803072041_noticia.html).
En éste nuevo manifiesto se dice que
a pesar de las advertencias hechas a lo largo de los últimos años, la situación
ambiental del planeta está empeorando. Es dramática la situación del cambio climático, la deforestación, la extinción
de especies, la falta de agua dulce y el crecimiento de la población. El
informe señala: “Estamos poniendo en peligro nuestro futuro al no frenar
nuestro consumo material intenso pero geográficamente y demográficamente
desigual y al no percibir el rápido y continuo crecimiento de la población como
un motor primario detrás de muchas amenazas ecológicas e incluso sociales
(Crist et al.2017).” (pág. 1026). Hacen un llamado para que “los científicos,
los medios influyentes y los ciudadanos laicos insistan para que sus gobiernos tomen medidas
inmediatas como un imperativo moral para las generaciones actuales y futuras de
seres humanos y otras formas de vida.” (pág. 1026).
Al compartir este segundo aviso de
los científicos al mundo, uno mis colegas
profesores del Doctorado me ofreció una contundente, sabia y concreta reflexión:
“el texto confirma muchas cosas y cifras que de alguna forma ya conocemos […] sigue
resultando sorprendente, por decir lo menos, cómo en el camino de tan solo 2.400
años de “civilización” occidental, nosotros los seres humanos nos desconectamos
del Ser y su revelación (Aletheia), y también dejamos de lado la búsqueda de la
excelencia como humanos (Arethé). No resulta sorprendente que los clásicos y el
saber ancestral estén siendo revisitados hoy en búsqueda de respuestas, al
menos consoladoras, para esta crisis que a todas luces es nuestra única y
exclusiva responsabilidad como especie consciente y “libre”." (Mensaje del profesor M. Peña).
Mensaje muy interesante porque nos invita a pensar que la especie humana no sale de su
letargo, del encantamiento, de la somnolencia que le produce todo el
entretenimiento que le ofrece, sobre todo hoy en día, el mundo corporativo en
el marco de una sociedad altamente consumista. Al parecer, aún pesa sobre la especie humana
acciones de gran irresponsabilidad con respecto a los efectos de sus prácticas humanas
en un planeta que es frágil y limitado. No es posible seguir creciendo
económicamente en un planeta que tiene límites.
Estamos ante un sistema económico y
político que desvía la atención de los humanos -de los temas verdaderamente importantes
y sobre los que se debe tomar conciencia-, hacia las cuestiones banales, del
interés corporativo y compulsivo consumista. Como precisamente lo dice el
profesor Peña, nos desconectamos del ser y dejamos de lado la búsqueda de la
excelencia como humanos.
No se puede confundir la excelencia que como especie humana se debe
alcanzar en la trama de la vida del sistema planetario, con la “excelencia” que
exige la sociedad del capitalismo a cada uno de los individuos y que privilegia
las relaciones del Desarrollo, de los Flujos de Capital, de la Acumulación, de
la Calidad y de la Competitividad. No se
puede ocultar la realidad que vive el planeta en términos ambientales y
ecológicos con la fantasía, los velos y los engaños que produce la sociedad del
dominio corporativo y financiero. Grupos que ejercen gran poder glolocal, que
se han dado en construir entre los seres humanos un imaginario de sociedad altamente
productiva, tecnologizada y sustentada en un mercado lingüístico enfocado en
conceptos tales como la ganancia, la competencia, el éxito, la fama y la
fortuna.
Es necesario retomar el rumbo de la humildad de especie como parte
de la trama de la vida en un planeta que como la Tierra, albergó los humanos y
toda la diversidad de especies y de la inmensidad de las formas de vida. Los seres
humanos no somos el centro del universo. El planeta Tierra no necesita de la
especie humana pero, sin duda alguna, la especie humana si necesita de las
excelentes condiciones que le ofrece todo el sistema planetario para poder
vivir y proyectarse en el universo.