¿MOSTRAR PARA OCULTAR” EN ESCENARIO DE COVID 19
Por
Hernando Uribe Castro.
Doctor en Ciencias Ambientales
Como especie humana enfrentamos los efectos de la insustentabilidad de la vida, producto de la construcción de un modelo de civilidad que redujo la vida a la imperiosa racionalidad económica basada en la acumulación incesante de capital y del crecimiento económico. Que destruye vida para transformarla en mercancías; que destruye humanos para hacerlos esclavos y objetos; que destruye naturaleza para transformarla en modernidad. El Covid 19 es expresión de esta insustentabilidad, que lleva a debatir a los gobiernos si la prioridad es prolongar la cuarentena para cuidar la vida, o terminar con ella para activar la economía.
El comportamiento de contagio por
difusión del covid 19 es exponencial porque la transmisión de persona a persona
se puede dar de un modo muy sencillo. La alerta de la Organización Mundial de
la Salud no se hizo esperar, e instó a todos los gobiernos del mundo a tomar
todas las medidas necesarias para contenerlo.
En algunos países donde no se acogieron las advertencias (por
ejemplo Ecuador), la situación se salió de control. En los demás países del
continente Americano hubo demoras para asumir con responsabilidad estas alertas
por temor a paralizar la economía nacional. Se privilegió el capital económico
sobre la vida. Sólo en algunas excepciones (Salvador y Cuba), los gobiernos
actuaron de inmediato.
De este modo, los esfuerzos de los gobiernos por evitar el ingreso
de personas contagiadas fueron perdidos, pues el virus ingresó por los
principales aeropuertos y zonas de frontera. Una vez en los territorios
nacionales, el covid 19 se expandió sin límite alguno y produce sus estragos.
Ahora los gobiernos pretende aplanar la curva formada por las cifras diarias de
contagiados, enfermos y muertes. Están perdiendo el control.
Los intentos por aplanar la curva sirven de argumento y defensa a
los gobiernos para demostrar que sus acciones y decisiones fueron acertadas y así
se evitan, no solo la sanción jurídica-legal sino también política-social.
Ningún agente de gobierno desea complicarse la vida, enfrentando actos de Ley
por no haber tomado las medidas necesarias. Por tanto, aplanar como sea la
curva de muertes y enfermos -a pesar de que son conscientes de que no tomaron
las medidas necesarias y a tiempo para enfrentar la calamidad- se convierte en
prioridad y se debe lograr cómo sea, incluso eludiendo, ocultando y no
ofreciendo en tiempo real los datos.
De ahí que una de las estrategias que usan los agentes de Estado
para demostrar que sus acciones fueron acertadas es la manipulación de la
información de distintos modos: obligando a los servicios de salud a entregar
los datos a un ente central de gobierno para evitar que los datos llegue de
modo directo a la sociedad; manipular estos datos integrándolos por partes o
series de partes a la sociedad, por ejemplo, una vez al día; o por ejemplo, hacer
más lenta la toma de muestras, el envío a los laboratorios y la entrega de
resultados. Existen muchas formas de manipulación de los datos que son ocultos
a la sociedad.
Enfrentamos entonces el efecto “mostrar ocultado” del que nos
habla Bourdieu. Se publican los datos en los medios de comunicación y las
plataformas oficiales para el conocimiento del público, pero solo aquellos
datos que son autorizados con el propósito de ofrecer la sensación de que se
comparte la información. De este modo, la voz oficial es la voz de gobierno que
legitima su acción y valida la información que da a conocer.
Pero estos datos no incluyen los otros que fueron censurados,
ocultos, ralentizados y/o engavetados. En Colombia, personal médico y de
enfermería vienen denunciado a través de diferentes medios que los hospitales y
servicios de salud, atienden más enfermos y existen más muertes de los que se
comunican o se dan a conocer[1]. Denuncian
que tampoco se les ha ofrecido todo el dispositivo de bioseguridad para cumplir
con su trabajo[2].
El número de ciudadanos enfermos de covid 19 a los que no se les aplicó o ha
aplicado la prueba es creciente. Ponen al ciudadano a comunicarse con una línea
de emergencia que mantiene ocupada y que no logra atender a toda la
población.
El gobierno ha pretendido llevar a cabo acciones de apoyo
ciudadano, usando programas de ayuda solidaria. Pero incluso en estas acciones
aparecieron también los actos de corrupción. Por ejemplo, el gobierno
colombiano habilitó una plataforma donde aparecen las cédulas registradas de
aquellos colombianos que serían beneficiarios del apoyo estatal. Pero, al
ingresar números de cédula, aparecen como beneficiarios familiares ya
fallecido. Los muertos recobraban la vida para cobrar los apoyos solidarios del
gobierno colombiano[3].
No se hizo esperar entonces, las voces en redes sociales que decían que así
como los muertos recobraron vida para recibir apoyos, de pronto, también habían
resucitado en las pasadas elecciones para votar por el actual presidente.
También aparecieron los hechos relacionados con corrupción por
contratos robustos otorgados por agentes de gobierno (alcaldes, gobernadores y
de más políticos) a firmas privadas que inflaron precios de equipos, ayudas y
apoyos solidarios. Por ejemplo, aparecen mercados con alimentos básicos entregados
a comunidades empobrecidas, cuyos valores están tres veces por encima del valor
real[4].
Los efectos del Covid 19 para Colombia, además de evidenciar los problemas
estructurales del sistema de salud, desmanteló la red de corrupción, de
ineptitud y de irresponsabilidad de un gobierno nacional y de unos gobernadores
y alcaldes locales que fueron incapaces de enfrentar, ética y limpiamente, los
estragos de una pandemia. Pocos políticos son la excepción. Por ejemplo, de no
haber sido por el carácter, la experiencia y la fuerza que impusieron algunos alcaldes
municipales (Bogotá y Cali), que fueron capaces de enfrentar al gobierno
nacional y exigieron tomar medidas urgentes para enfrentar la propagación del
coronavirus, la situación en Colombia hubiese sido muy grave. Incluso más grave
que la situación se vive en Ecuador hoy en día, donde las personas mueren en sus
hogares y calles.
A ello se sumó, la importancia que tuvieron las asociaciones
médicas y científicas que exigieron también al gobierno colombiano echar para
atrás sus propósitos negligentes para atender la pandemia (por ejemplo cerrar
el aeropuerto El Dorado), y éste se vio obligado (aunque muy tarde) a atender
estas sugerencias. Hoy en día, profesionales de la salud, académicos, sociedad
civil, artistas, periodistas y demás grupos de la sociedad civil dicen que este
gobierno nacional ha sido torpe, inepto e imprudente para manejar esta
situación. Las redes sociales se convirtieron en medios a través de las cuales
la sociedad colombiana demostró su descontento y su desaprobación del modo como
este gobierno ha enfrentado la situación.
Muchos agentes de Estado, a pesar de la situación de salud pública,
se han dedicado a mentir, a robar, a manipular y a desinformar. Se ve
claramente la ineptitud de una clase política que parece importarle muy poco el
bienestar de los ciudadanos, pero si mucho sus negocios y el funcionamiento de
sus economías. Agentes que privilegian la economía sobre la vida.
El Estado y su institucionalidad no pueden continuar como venían,
pues se ha visto que el modelo es ineficiente, excluyente, corrupto, inexacto,
ineficiente e inseguro. El Estado, sus agentes, las
corporaciones y la sociedad misma deben cambiar. Y en ese cambio, la sociedad
civil tiene una participación pertinente, importante y central.
La sociedad civil debe continuar con su lucha social que exige el bienestar
colectivo, unas políticas sociales que favorezcan la salud de la población colombiana,
respeto y el derecho a la vida. Los aprendizajes para enfrentar este tipo de
situación también obligan a la sociedad civil a repensarse, a proyectarse y a
continuar su papel de defensora de la verdad, de los ambientes sanos, de la
defensa de los territorios y las soberanías alimentarias. También el conjunto
de la sociedad, sus líderes y organizaciones sociales tienen la imperiosa
necesidad de continuar con su trabajo y proyectos sociales. Tener en cuenta
estos hechos para encontrar y tener muy claro -entre cejas-, las
responsabilidades que jugaron los políticos corruptos, ineptos, irresponsables
e ineficientes para enfrentarlos a los juicios sociales, políticos y legales a
que den lugar.
Para superar esta situación, se requiere del trabajo conjunto de
todos los actores de la sociedad civil, de sus luchas, acciones y propuestas. No
es delegando en los agentes de Estado el cambio social que resultará de esta crisis.
Como lo expresa Bourdieu en "Intervenciones políticas" (2015), “el poder de pensar y de cambiar la sociedad
no se delega, y sobre todo no a un Estado que se arroga el derecho de hacer
feliz a los ciudadanos sin contar con ellos.” (77).
[1] Pacientes
con COVID-19 mueren en hospitales, pero no aparecen en registros: enfermera. https://www.pulzo.com/nacion/pacientes-mueren-coronavirus-hospitales-pero-no-estan-reportes-doctora-PP872478
[2]
“Médicos del hospital de Kénedy protesta por falta de protección” https://www.eltiempo.com/bogota/medicos-del-hospital-de-kennedy-protestan-por-falta-de-proteccion-483680
[3] Denuncian
que hay cédulas que no existen y sí aparecen como beneficiarias de ayudas del
Gobierno. https://www.semana.com/nacion/articulo/denuncian-que-hay-cedulas-que-no-existen-y-si-aparecen-como-beneficiarias-de-ayudas-del-gobierno/662678
[4]
“Mandatarios en la mira por despilfarros en pandemia”. https://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/covid-19-los-mandatarios-en-la-mira-por-despilfarro-en-pandemia-483398