Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

Hernando Uribe Castro, derechos reservados. Citar la fuente. Plantilla Simple. Imágenes de la plantilla degaffera. Tecnología de Blogger.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL ESTADO Y ASENTAMIENTOS INFORMALES EN CALI


La responsabilidad social del Estado con los asentamientos informales en Cali

Hernando Uribe Castro[1],
Profesor, Universidad Autónoma de Occidente

La Universidad Autónoma de Occidente viene desarrollando la investigación “Asentamientos ilegales como luchas sociales en el marco de la ciudad capitalista colombiana”. El equipo de investigación logró evidenciar que el fenómeno de la ocupación del jarillón supera el caso particular del poblamiento del dique, para insertarse en un fenómeno más estructural relacionado con la producción de la ciudad colombiana de la que participan, hoy más que nunca, las dinámicas de las fuerzas del mercado, y por otro lado, las contradicciones, falta de institucionalidad y precarias condiciones del Estado.

Es notable que para la Administración municipal como para otros agentes del Estado y para amplios sectores de la ciudadanía, las familias asentadas sobre el jarillón son invasoras y por tanto es necesario intervenir desalojándolas y ubicándolas en proyectos de viviendas de 37m2. Sin embargo, algunos hallazgos de la investigación permiten poner en discusión al menos dos temas que tienen que ver con el Jarillón del río Cauca.

En primer lugar, no todas las familias asentadas sobre estos lugares pueden catalogarse como invasoras, pues algunas llegaron al dique con la anuencia de agencias del Estado mediante contratos. Esto significa que la gente no se ubicó en el lugar por la fuerza, sino que fueron instalados por las mismas entidades del Estado. Los habitantes del asentamiento Samanes del Cauca tienen pruebas de ello. Calificar a las familias del Jarillón como invasoras demuestra de modo claro que las decisiones tomadas  emanan de los escritorios de funcionarios públicos que desconocen realidades y sólo replican discursos manidos, construidos y divulgados por funcionarios de las entidades comprometidas y por la propia prensa. Desconocer este hecho, ya genera desinformación que puede ser nefasta a la hora de tomar decisiones. El Alcalde debe hablar con la gente, escuchar sus demandas, denuncias y propuestas. Algunas de estas familias pagan energía, agua, alumbrado público, catastro, y además integran Juntas de Acción Comunal y formas organizativas.

En segundo lugar, impacta sobremanera, los anuncios reiterados, durante varios años, de las distintas entidades estatales sobre la inversión de importantes sumas de dinero para solucionar el problema del Jarillón. Hasta el momento no se ven los resultados, como claramente sucedió con las pasadas temporadas de lluvias. Son inversiones sobre las que no se ejerce, al parecer, el control indispensable por parte de los organismos competentes. El reciente anuncio de 1.3 billones es una cuantía importante, pero no suficiente para cubrir el costo de eventuales traslados y reasentamientos en condiciones dignas de toda esta población llamada invasora. Los asentamientos están dispersos por toda el área urbana y rural de Cali.

Según los hallazgos de esta investigación, hasta el momento, se considera indispensable  pensar en soluciones que beneficien a la ciudad en su conjunto, especialmente a los más desfavorecidos, sin afectar los derechos adquiridos por quienes ocupan el jarillón con autorización de las propias entidades del Estado, tal y como sucede con varias comunidades que acreditan títulos de propiedad y que pagan servicios públicos. Lo anterior amerita que el Estado, en sus distintos ámbitos territoriales, trabaje articuladamente de mano con las comunidades en la agencia de políticas públicas, que más allá de un periodo de gobierno, permitan atender el fenómeno de manera estructural. Es decir, políticas públicas de desarrollo urbano, de vivienda y de servicios públicos, entre otros,  que garanticen en el mediano y largo plazo respuestas efectivas, más allá de los mismos repertorios que el administrador de turno y medios de comunicación vienen registrando sobre el fenómeno. No es suficiente con reasentar a estos pobladores, el Estado tiene que reconocer su responsabilidad en la creación de asentamientos humanos de desarrollo incompleto, como eufemísticamente se llaman, y escuchar las demandas de sus pobladores para generar condiciones de vida realmente dignas.

huribe@uao.edu.co


[1] Coordinador del Proyecto de Investigación, con la colaboración de los profesores Germán Ayala Osorio y Carmen Jimena Holguín. Cali.

viernes, 26 de octubre de 2012

FRENTE AL DESASTRE AMBIENTAL EN COLOMBIA


COMUNICADO CIER
FRENTE AL DESASTRE AMBIENTAL

El Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región del Pacífico Colombiana -CIER- considera indispensable hacer pública una opinión sobre uno de los aspectos que se tocó en la instalación de la Mesa de Negociaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc, que tiene que ver con la explotación económica del medio ambiente y su impacto sobre la sostenibilidad y bienestar de la sociedad colombiana.

Este tema ha sido planteado desde hace un tiempo por prestigiosos columnistas nacionales, provenientes del medio académico. También se hizo explícito en el Informe Nacional de Desarrollo Humano “Razones para la Esperanza” (Pnud, 2011), e igualmente ha sido denunciado con coraje por la Contralora General de la República. El tema fue retomado en la presentación de las Farc y se resume en la idea, de unos y de otros, según la cual “Colombia está al borde de un desastre ambiental”. 

En el Plan de Desarrollo, el Gobierno no sopesó los impactos sociales y ambientales que podía tener la llamada locomotora minero-energética, que está jalonado el crecimiento del producto, en medio de una creciente desigualdad. Es importante tener en cuenta que la locomotora viene funcionando, acogida a una modalidad de desarrollo cuestionable que se puede caracterizar como un enclave minero contemporáneo. En pocas palabras, se ha autorizado legalmente la extracción de minerales por empresas multinacionales, con una alta rentabilidad para éstas, pero con reducidas regalías para la nación, exportando los minerales sin valor agregado alguno en el país, generando un empleo reducido, en medio de una población en situación de pobreza y con un impacto negativo irreversible sobre el medio ambiente.
 
La Contraloría General de la República ha llamado la atención, recientemente, sobre el caso de la renovación del contrato de Cerromatoso. Denuncia que la explotación del ferroníquel no cuenta con una licencia ambiental y que aquella otorgada en 1982 se queda corta ante los requerimientos ambientales mucho más exigentes hoy en día. Firmar un nuevo contrato, sin estas exigencias, puede llevar a un acto ilegal. La situación particular de Cerromatoso,  con un contrato que no llena los requisitos legales, en cuanto al pago de regalías y los requisitos ambientales, se puede generalizar para las contrataciones que se están haciendo a lo largo y ancho de la geografía nacional, con diversas compañías, muchas de ellas multinacionales, con la explotación del carbón, del oro, del petróleo, del coltán, entre otros.

Esta situación remite a la debilidad estatal para controlar y regular en beneficio colectivo la explotación de los recursos naturales. Con la creación del Ministerio del Medio Ambiente y la reorganización del Sistema Nacional Ambiental, SINA (Ley 99 de 1993), Colombia no sólo ratificó  su respaldo a la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992), sino que creó una serie de instituciones y procedimientos tendientes a proteger, conservar y aprovechar de maneras sostenible los recursos y las ventajas comparativas ambientales que un país biodiverso ofrece. Pero, lo que ha venido sucediendo en el país, especialmente en lo corrido del presente siglo, es el desmonte progresivo de la institucionalidad ambiental, dejando el manejo y aprovechamiento del medio ambiente como un asunto marginal, sin tener en cuenta su impacto social territorial, con tal de favorecer la explotación y exportación del mineral. Incluso, en zonas biodiversas, como en el Chocó Biogeográfico, en donde existen experiencias de titulación colectiva (Ley 70 de 1993), se han puesto en práctica concesiones sin mayor control estatal ambiental.

En estos momentos Colombia asiste al boom de la minería, en especial del oro, con graves consecuencias socio-ambientales y en medio de la presencia de actores armados, también de la guerrilla, al igual que otras bandas criminales que tienen intereses económicos en el negocio, en medio del conflicto armado. El panorama de la bonanza minera es complejo y  muchos la califican como ‘bonanza maldita’.

Ante las difíciles y complejas realidades que la minería muestra y de manera más general, ante las nefastas consecuencias ambientales y sociales de un modelo de enclave  extractivo que  viene imponiéndose, el CIER propone a la opinión pública en general, al Gobierno, a los miembros de la mesa de negociación de Paz, con referencia específica al tema de la tierra y del territorio, así como al medio académico, los siguientes puntos en relación con la explotación minera en Colombia:


1.    La afirmación que en Colombia existen territorios que deben estar excluidos de cualquier explotación minera. Se trata de territorios, como los páramos, los bosques de la amazonía, los bosques primarios andinos y del Pacífico que se deben preservar para beneficio de la humanidad.

2.    El reconocimiento que la actividad y la explotación minera es posible en un país como Colombia, pero bajo claro control estatal y dentro de parámetros de beneficio económico, social y de sostenibilidad ambiental. 

3.    La aceptación de la existencia de varias modalidades de explotación minera, siempre y cuando sean ambientalmente sostenibles. Pueden presentarse casos puntuales y justificables de gran minería. Pero no es aceptable su funcionamiento bajo el modelo regresivo de un enclave minero. La retribución a la nación y a la sociedad local debe ser justa y equitativa de parte de las grandes empresas. El daño ambiental debe ser subsanable y no contradictorio con la sostenibilidad ambiental regional y nacional.

4.    Un llamado de atención sobre la legitimación implícita de la minería de enclave que conlleva la diferenciación entre minería legal e ilegal. El estado ha sido débil en el control de los más poderosos, para los que se ha legislado. En perspectiva, la institucionalidad estatal debe cubrir toda la actividad minera. Sin embargo, hoy en día se busca sacar del negocio a medianos y pequeños mineros que no tienen las licencias necesarias. Es indispensable legalizarlos, controlando también los efectos sociales y ambientales de su actividad. En algunos casos, la actividad no se podrá desarrollar. En otros, por el contrario se puede proceder, seguramente con mayores beneficios que los que puede proveer la actividad minera alternativa de una gran explotación empresarial.

5.    Responder a la necesidad de fortalecer todo el sistema institucional encargado del control ambiental y territorial en Colombia, en particular desmontar la redes clientelares de las CAR.

6.    Atención, escucha, respeto y reparación para las comunidades tanto por parte del Estado así como por parte de corporaciones nacionales y globales, que agencian procesos extractivos que dejan evidentes y fuertes impactos socio ambientales.

7.    Un llamado a la sociedad civil y en especial a las organizaciones ambientales y las instituciones académicas e investigativas de todo el país, para que sean vigilantes y veedores de los proyectos de exploración y explotación.

En el marco de lo afirmado anteriormente, el CIER no considera que la actividad minera deba excluirse de la política estatal de desarrollo per se, así como de los acuerdos que con ella se hagan en el contexto nacional. Pero, los territorios escogidos para la minería deben ser aptos para el desarrollo de dicha actividad, según criterios técnicos y ambientales. La actividad sólo se puede desarrollar siempre y cuando se aseguren procesos de mitigación y prevención de desastres y, ante todo, se tenga en cuenta el beneficio para la población circundante y para la nación.


Dirección y Colaboradores CIER
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana
Dirección de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico
Universidad Autónoma de Occidente
PBX (57 2) 318 8000 Ext. 11426
Cl. 25 # 115 - 85, Km 2 vía Cali - Jamundí

jueves, 4 de octubre de 2012

SOCIOLOGIA DE UN VIOLINISTA IRREVERENTE: ANDRÉ RIEU


Sociología de un violinista irreverente: André Rieu

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Me ha llamado profundamente la atención los conciertos ofrecidos por el holandés André Rieu con su orquesta «Johann Strauss Orkest». “Hijo de un director de orquesta, educado a punta de música sinfónica y familiarizado con el violín desde los 6 años, André Rieu comparte con todos sus hermanos y hermanas el oficio dentro de la música” (El tiempo, 2001). Conciertos que integran dos mundos que hasta el momento parecían opuestos: la “música de altura” y las clases no necesariamente altas.

Un músico que llega a diferentes clases sociales, etnias y religiones, que logra romper con la  imagen del director clásico de orquesta que se presenta serio, en sus cabales y con altura ante su público, para aparecer como un director fresco, tranquilo, agradable, amigable, con más interacción y provocador de sentimientos. 

Adapta sus presentaciones a los diversos contextos nacionales en Europa, Norte, centro y sur América, así como en Australia. Logra hacer de la música clásica piezas musicales más accequibles a cualquier individuo, con la puesta en escena de una orquesta engalanada con trajes de siglos pasados que lograr entrar  en interacción tanto con el director como con todos los asistentes. En sus presentaciones se ven rostros de diversas regiones del mundo y de diferentes edades. En México, por ejemplo, toca tonadas de la fiesta  regional mexicana como "La Paloma", "Cielito Lindo" y "Jarabe Tapatio", así como en Brasil interpreta diferentes temas de la tradicional Samba.

André Rieu logra despojar de sus máscaras y de sus roles a los asistentes cuando entonando vals, logra que las personas se despojen de su comportamiento frío  y pasivo, para hacerles levantar de sus sillas para seguir a paso de baile en cada una las tonadas. Esto no es común en otros conciertos de este tipo música donde orquesta, director y público desempeñan sus papeles de manera tradicional.

Sin duda, una de las características más interesantes de las presentaciones de esta músico, ha sido la recuperación del espacio público en diferentes ciudades europeas y austriacas, para hacer de la música un arte más democrático. Si bien, ha realizado presentaciones en los más importantes teatros del mundo, la plaza  o los teatrinos al aire libre, por ejemplo, han sido escenarios propicios para llevar su música a más personas. El periódico El Tiempo en 2001, titulaba “ANDRÉ RIEU, EL VIOLINISTA IRREVERENTE”, porque transforma el esquema tradicional de que se ha construido con respecto a la música clásica.

Rieu lleva sus interpretaciones a todas las generaciones, a los rincones del mundo, a las diferentes clases sociales y trabaja por recuperar el espacio público para el encuentro en medio de sonatas, vals y otras tonadas melódicas.

Lástima que en Colombia poco se conozca. Las emisoras de la radio y los programas de televisión, y en general, los medios masivos de comunicación han privilegiado -por las exigencias del mercado y la búsqueda de ganancias y excedentes de capital-, otros géneros musicales pensados para atrapar a las jóvenes generaciones quienes consumen más música y vídeo y que a largo plazo sostendrán el negocio del entretenimiento. Gusta y se populariza más J Balbin o Don Omar que el holandés André Rieu.

Un llamado entonces para que las autoridades locales y nacionales, en cabeza de la Ministra de Cultura, las Universidades y la sociedad civil, consideren también este tipo de expresiones como canales posibles para la construcción de sociedades democráticas e incluyentes. Promocionar más repertorios culturales alternativos en espacios públicos que hagan de estos lugares escenarios de vida, de encuentro y de construcción de ciudadanía. Espacios que no deben enfocarse sólo en los más tradicionales de la ciudad, sino que puedan llevarse a los todos los barrios y comunas del espacio urbano. Las expresiones culturales, que otrora eran arraigadas a ciertas clases de elite, deben ser abiertas y dispuestas a todos los ciudadanos sin distinción de clase social, étnia o creencia religiosa.

huribe@uao.edu.co
4 de octubre de 2012

martes, 2 de octubre de 2012

EL PARQUE COMERCIAL RIO CAUCA Y SUS CONDICIONES DEPLORABLES


EL PARQUE COMERCIAL RÍO CAUCA Y SUS CONDICIONES DEPLORABLES

Por
Hernando Uribe Castro.
Magíster en Sociología

El próximo diciembre, hará ya 12 años que el diario local EL PAIS, (del 12 de diciembre de 2001. p. Cali, C 2) anunciaba que: “Desepaz tendrá complejo comercial… será construido por una sociedad mixta en la que participan la Administración Municipal con el 20% e inversionistas privados con el 80%. El proyecto fue autorizado ayer por el Concejo, tendrá una inversión aproximada a $7.000 millones y se construirá en un lote de 71.560 metros cuadrados propiedad del municipio[1]. El nombre original es Complejo Comercial Desepaz Galería de Oriente localizado en el oriente de la ciudad.

Efectivamente, este complejo popularmente se conoce como Parque Comercial Río Cauca, se inauguró en 2009, pero extrañamente hoy al 2012, todavía no se ha terminado. El 11 de julio de  2011, el periódico El País reporta que los propietarios y arrendatarios realizaron una protesta pacífica exigiendo a la alcaldía tomar cartas en el asunto[2] y la respuesta del Alcalde en su momento era que nada tenía que ver.

El tiempo sigue pasando y el funcionamiento de este lugar todavía esta a medias: la mayor parte de los locales comerciales están vacíos y cerrados, otros locales están abandonados. Zonas y corredores desprotegidas al servicio de la inseguridad porque no poseen iluminación; unos baños en pésimas condiciones y mal estado; pasillos con techos desprendidos y caídos; unas gradas eléctricas que nunca entraron en funcionamiento porque nunca se terminaron; zonas verdes en estado lamentable y una estructura arquitectónica que segrega espacios internamente. Y eso sin comentar la falta de vigilancia en la zona de parqueadero, falta de sistemas de seguridad y espacios sin estética y/o atracción para el visitante. Incluso, en el proyecto inicial se incluía un muelle sobre el río Cauca que nunca se hizo.

En conversación con algunos dueños de los negocios durante mi visita, existen por ejemplo zonas de locales donde no se presta el servicio del agua, la seguridad es pésima y la asistencia de público es extremadamente reducida. En los días de la semana el Parque Comercial mantiene desolado.

Desde hace tiempo se ha expresado que se instalará un supercentro, bien la 14 u otra cadena como anclaje, pero ha pasado el tiempo y todavía se encuentra el espacio vacío. Sólo funciona Cine Colombia, Telmex, Davivienda y Banco de Bogotá.

¿Qué ha sucedido? ¿Qué está sucediendo? ¿Qué respuesta puede tener la administración municipal? ¿Qué sucede con la administración de este lugar? ¿Cuál es el papel del Concejo de Cali frente a este caso?

Este es un espacio que no encaja con su entorno próximo, así como no es amigable con sus visitantes. Es un espacio creado con una racionalidad que no leyó el contexto y las necesidades de la población. En lugar de convertirse en un punto de encuentro de la comunidad, el Parque Comercial es un lugar que expulsa al visitante porque no es un espacio que produzca sentimientos de agrado o afecto. Es interesante que un proyecto como este, que supuestamente impulsaría el mejoramiento de las condiciones de ocio y esparcimiento de la población del oriente de la ciudad, quede frustrado. Es una mole de cemento que antes que generar sentimientos de pertenencia y procesos de inclusión, ha generado todo lo contrario, pues los ciudadanos no se ven identificados ni atraídos. La población vecina lo asumen como un espejismo.

No se escuchan voces que aclaren qué sucede. Todo este silencio abruma!





[1] “Desepaz tendrá complejo comercial”. EN: EL PAIS, 12 de diciembre de 2001. p. Cali, C 2. El Acuerdo es el No. 087 del 19 de diciembre de 2001.

[2] “Protestan por falta de inversión en centro comercial de Aguablanca”. El País, 11 de Julio de 2011.

martes, 25 de septiembre de 2012

LA SEGREGACIÓN SOCIO ESPACIAL EN CALI


PRODUCCIÓN DE LA SEGREGACION SOCIOESPACIAL EN CALI
Y LOS ASENTAMIENTOS INFORMALES*

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología.

La idea central de esta reflexión parte del argumento según el cual existe una relación entre la producción social de la segregación urbana, promovida por las fuerzas del Estado y el Mercado, y el surgimiento de los asentamientos ilegales e informales como respuestas de las fuerzas sociales de algunos grupos de pobladores que han sido excluidos y marginados del desarrollo.

El crecimiento urbano de la ciudad de Cali obedece a múltiples determinantes, entre ellos, transición sociodemográfica, industrialización-urbanización, conflicto armado y social, violencia política, ideales de progreso, inyección de capitales en el campo y la ciudad, entre otros muchos hechos, dados, de manera especial, desde mediados del siglo XX hasta el presente (Uribe, 2007).

Un crecimiento urbano que hinchó la ciudad hacia el oriente -sobre áreas que habían hecho parte de la zona de inundación del río Cauca y que fueron recuperadas con la construcción de un conjunto de infraestructuras entre ellas un dique (jarillón)-, y que también la alargó hacia el sur -zonas consideradas como ricas en nutrientes, en paisaje y en condiciones ambientales-. Pero este crecimiento se llevó a cabo en un contexto social y político caótico, de bajo control institucional y de desinstitucionalización de las entidades encargadas del bienestar social, de crisis social y económica, de una creciente especulación en el mercado del suelo y de agencias del Estado atrapadas por el clientelismo y la corrupción política (Uribe y Holguín, 2012).

Actualmente, el direccionamiento del ordenamiento urbano y la claridad de su expansión son aspectos que se encuentran en incertidumbre para la ciudad, que se manifiesta no sólo en ese proceso de expansión descontrolado, sino que además se puede ver también en las transformaciones internas de la ciudad y las modificaciones en los usos del suelo de en varios de sus barrios y comunas.

Para las corporaciones del mercado del suelo es claro que se le debe apostar a las tierras del sur y del occidente de la ciudad por su alta valorización y calidad ambiental. Y de hecho, los proyectos liderados por las compañías urbanizadoras vienen extendiendo la urbanización, de moderado y alto costo, hacia estos sectores de la ciudad, donde los valores de una vivienda se  encuentran por encima de los 75 millones de pesos y sin tope alguno.

Para el Estado, son las tierras del oriente las que se requieren para los proyectos de vivienda para gente pobre. Se lideran programas de vivienda y venta de lotes de interés social sobre estas áreas a costos entre los 30 y 75 millones en áreas desde 40 a 60 metros cuadrados. El programa actual de las Cien Mil Viviendas Gratis del Programa Presidencial del gobierno de Juan Manuel Santos, de las cuales diez mil son para Cali, serán localizadas sobre el sector del oriente de la ciudad.

¿No es esto acaso, perpetuar la segregación urbana que se caracteriza por asentar los ricos en las mejores tierras y a las familias humildes y de más bajos recursos en las tierras de amenaza y alta vulnerabilidad? ¿No es acaso esto una decisión de las leyes del Mercado más que de un Estado responsable socialmente? ¿Quién controla el mercado de tierras en la ciudad?

Como lo expresan los teóricos como David Harvey (1977), el mercado del suelo en el contexto de la economía mundo capitalista obedece a las dinámicas impuestas por  el capital como único mecanismo para acceder a la propiedad del suelo, y en este sentido, los pobres tienen pocas alternativas: a) quedarse por fuera del mercado de tierras, b) endeudarse con entidades bancarias a 15 o 20 años, casi toda una vida, para acceder a una propiedad, c) tomar por sus propias fuerzas tierras marginales en áreas periféricas. Esta última práctica conlleva a que en ciudades como Cali, sean evidentes procesos de desborde de la ciudad a partir de un fenómeno que poco a poco se han venido institucionalizando como Asentamientos Humanos de Desarrollo Incompleto. Frente a ello no existe una política pública clara que asuma la situación, así como tampoco se vislumbra que se encuentre en su proceso de construcción.

Lo interesante de este asunto es que para el caso particular de la ciudad de Cali, contrario a lo que se piensa en cuanto a que la gente invade tierras para no salir nunca, existe evidencia que, incluso, algunos de estos asentamientos marginales fueron promovidos desde las mismos agentes del Estado. En este sentido, estos pobladores no podrían considerarse ni como invasores porque no llegaron de un día a otro y se tomaron la tierra y construyeron cambuches, ni como ilegales porque sencillamente hubo acuerdos escritos  y de palabra que tienen un valor por que muchos de estos son campesinos o de origen a través de contratos para arrendar estas tierras, como efectivamente aconteció en el sector Los Samanes del Cauca.

Este hecho lleva a pensar que es necesario abordar conceptualmente una diferencia sustancial. Se tendrían asentamientos ilegales, caracterizados por procesos de toma de tierras a la fuerza y por las vías de hecho de pobladores que han sido marginados del sistema y que buscan integrarse a la vida cotidiana urbana mediante este tipo de acción; y asentamientos informales, que surgen como poblamientos con el visto bueno de algunos organismos del Estado y que poco a poco con sus esfuerzos, de sus luchas y de sus acciones han venido consolidándose e institucionalizándose. Desde esta perspectiva, un claro ejemplo se tiene con el asentamiento como Samanes del Cauca que no podría considerarse como invasión o asentamiento ilegal, sino que es un asentamiento informal que ha logrado avanzar en su proceso de institucionalización y reconocimiento jurídico, que ha contado desde sus orígenes con el visto bueno de algunas autoridades locales y que siguen trabajando por el mejoramiento de la comunidad. Aspecto central son los avances logrados en términos de capital social y relacional con sus vecinos de las urbanizaciones porque han venido construyendo relaciones de cooperación y solidaridad, a partir de intercambio de servicios y ayudas comunitarias.

En términos generales, la ciudad presenta un problema de Planeación Urbana en todas sus dimensiones, que lo que hace es reproducir la fragmentación y la segregación socioespacial. Evidencia esto, vacíos increíbles en Políticas Pública y protección de estos ciudadanos. Es una ciudad donde algunas características del neoliberalismo urbano vienen imponiéndose sin ningún tipo de reflexión o control. Ciudades para el mercado y el ciudadano consumidor y no ciudades para la reflexión, el espacio público y el fortalecimiento de la democracia.

Se necesitan mentes creativas que produzcan planes y proyectos en los que se promuevan decisiones inteligentes que beneficien la ciudad, las comunidades y a sus habitantes. Una ciudad para el encuentro y no una ciudad segregada que margina, estigmatiza, excluye y margina.

huribe@uao.edu.co
______________

*Algunas ideas de discusión que se están llevando a cabo en el marco del proyecto “Asentamientos ilegales como luchas sociales en el marco de la ciudad capitalista colombiana”. Grupo de Investigación en Conflictos y Organizaciones y Grupo de Investigación en Estudios Sociopolíticos. Documento publicado en el Boletin Ethos Regional No. 4 del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana -CIER-. Universidad Autónoma de Occidente. Cali

Bibliografía

HARVEY, David. Urbanismo y desigualdad social. Madrid: Editorial Siglo XXI. 1977.

URIBE CASTRO, Hernando, Estrategias de poblamiento y propiedad de la tierra en el jarillón de los ríos Cauca y Cali, en la ciudad de Cali, 1980–2006. Tesis de grado Maestría en Sociología. Dirigida por Msc. Fernando Urrea. Maestría en Sociología. Santiago de Cali: Universidad del Valle, 2007.

URIBE CASTRO, Hernando y HOLGUIN, Carmen J. A propósito de la oleada invernal, el papel del estado frente al manejo del dique del río cauca en Cali, Colombia. En: Revista Eleuthera, 2012. Universidad de Caldas.


viernes, 21 de septiembre de 2012

ASENTAMIENTOS EN EL JARILLÓN DEL RÍO CAUCA, CALI


Asentamientos en el jarillón del río Cauca, Cali*

Hernando Uribe Castro, Germán Ayala Osorio y Carmen Jimena Holguín
Profesores Universidad Autónoma de Occidente

El 25 de agosto de 2012 los medios de comunicación anunciaron que la Alcaldía de Cali y el Fondo Nacional de Adaptación firmaron un convenio por $1,3 billones para las obras de reforzamiento del dique del río Cauca. Los medios mencionan que la directora de este Fondo, Cecilia Álvarez, indicó que “este convenio permitirá definir las intervenciones necesarias para reducir el riesgo de fracturas del jarillón del río Cauca y adicionalmente definir un plan de gestión social con las familias que invadieron el dique”. (EL PAIS, 25-08-2012, A2). Frente a este anuncio hacemos algunas precisiones con base en los hallazgos de una investigación que los arriba firmantes, vienen trabajando con algunas comunidades del jarillón del río Cauca:

·         Anuncios como éste se han dado a lo largo de los últimos años. Ha sido reiterativo que la administración de la ciudad informe de la inversión de importantes sumas de dinero para este tipo de situación. Hasta el momento no se ven los resultados, como claramente sucedió con pasadas temporadas invernales. Inversiones sobre las que no se ejerce, al parecer, control alguno por parte de los órganos de control.
·         No todas las familias asentadas sobre estos lugares pueden catalogarse como invasoras, pues algunas llegaron al dique con la anuencia de agencias del Estado mediante contratos. Esto significa que la gente no se ubicó en el lugar a la fuerza, sino que fueron instalados por las mismas entidades del Estado. Los habitantes de Samanes del Cauca tienen pruebas.
·         Expresar que las familias son invasoras demuestra de modo claro que las decisiones que se están tomando se hacen desde  escritorios de funcionarios que desconocen realidades y que sólo replican los discursos homogéneos, construidos y divulgados por alcaldes, funcionarios de las entidades comprometidas y por la propia prensa. Desconocer este hecho, ya genera desinformación que puede ser nefasta a la hora de tomar decisiones. El Alcalde debe realizar un estudio profundo, hablar con la gente, escuchar sus demandas, denuncias y propuestas. Algunas de estas comunidades pagan energía, agua, alumbrado público, catastro, y además, cuentan con juntas de acción comunal.
·         1.3 billones es una cuantía importante, pero no necesariamente cubre el costo de eventuales traslados. Los asentamientos están dispersos por toda el área urbana y rural de Cali.
·         El Estado es responsable de la eficiente y clara inversión de los anunciados dineros y para ello, es importante la presencia de los organismos de control municipal, regional y nacional, con el fin de vigilar la ejecución de obras y la adopción de medidas.

Hay que pensar en una solución que beneficie a la ciudad, sin afectar los derechos adquiridos por quienes ocupan el jarillón con autorización de entidades del Estado, tal y como sucede con varias comunidades. Lo anterior amerita que el Estado en sus distintos niveles territoriales trabaje articuladamente de mano con las comunidades, en la agencia de políticas públicas, que más allá de un periodo de gobierno, permitan atender el fenómeno de manera estructural. Es decir, lo que se debe apostar es a políticas públicas de Estado que garanticen en el mediano y largo plazo respuestas efectivas, más allá de los mismos repertorios que el administrador de turno y medios de comunicación vienen registrando sobre el fenómeno.

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* Columna de opinión publicada por el periódico El País, el 28 de septiembre de 2012. A2.

viernes, 7 de septiembre de 2012

LA RESPUESTA DEL PRESIDENTE SANTOS A RCN


LA RESPUESTA DEL PRESIDENTE SANTOS A RCN

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Uno de los factores de poder más complejos dentro del proceso de negociación de paz en Colombia, tiene que ver con los efectos de la intervención que vienen teniendo los medios de comunicación en cuanto al manejo amañado y/o manipulado  de la información, por el afán por la primicia noticiosa y la capacidad de generar falsas opiniones públicas a favor de  sus principales beneficiados como lo son los grupos económicos y políticos del país que se encuentran detrás de ellos. La capacidad de trivialización y banalización de los hechos verdaderamente importantes así como la capacidad de espectacularización de hechos banales, es parte de estas estrategias mediáticas privadas.

El presidente Santos en entrevista realizada al canal RCN el 6 de septiembre, respondía a uno de los interrogantes comprometedores a los que acostumbran lanzar algunos periodistas. Para estos medios importa mucho qué se responde y quién responde porque puede provocar efectos de tensión y reacción en otros actores, que se traducen para el medio en más primicias y más rentabilidad.  Una declaración de un presidente posee un valor económico tremendo para estas empresas mediáticas.

Preguntaba Vicky Dávila, “Perdóneme que le interrumpa ¿no vamos a conceder eso en la mesa, cese bilateral? A lo que responde el presidente Juan Manuel Santos “Perdone que le diga, yo no voy a negociar con las Farc a través de ustedes. Yo no voy a amarrarme en este momento a ninguna posición porque eso sería totalmente contraproducente. Yo he sido negociador casi toda mi vida. Y lo peor que podría ser es comenzar yo a decir tajantemente voy a hacer esto o voy hacer aquello. Inmediatamente me voy a limitar mi propio espacio en la mesa de negociación…”

Esta ha sido una de las respuestas más inteligentes que le he escuchado al presidente Santos, en tanto  no se deja provocar y comprometer por la pregunta de la periodista. Pero lo más importante es que en Colombia, los medios se han convertido a veces en voceros y portavoces oficiales de la opinión pública. Hecho que puede tener impactos negativos en la comunicación entre las partes comprometidas en el proceso de negociación.

Este es un claro ejemplo de cómo los medios a través de sus periodistas en esa búsqueda de declaraciones oficiales que comprometen a los actores y que les representa más consumidores y ganancias por el rating alcanzado, demuestran mínima prudencia en el manejo de la información en un momento histórico delicado como el que se vive en Colombia por estos días ante el enunciado de que las Farc y el gobierno de Santos se sentarán a negociar la paz y el fin del conflicto.

Este caso es sólo uno de los muchos que a lo largo del tiempo, pero de manera especial en los últimos años, han tenido estos medios privados interesados en la rentabilidad y el lucro más que en generar un ambiente propicio que permita a las audiencias y a los periodistas mismos, aportar a un proceso de paz que se vislumbra delicado.

7 de septiembre de 2012