Comunicación
ambiental
Por: Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales
Las
circunstancias de la sociedad moderna evidencian el rumbo que la humanidad ha
tomado vía directa a la crisis civilizatoria. Una crisis motivada por una
racionalidad que niega la diversidad de la vida como principio de existencia e
impone y profundiza un antropocentrismo exacerbado, un capitalismo extractivo y un
patriarcado como autoridad. Una sociedad moderna que -al privilegiar la instrumentalidad
mercantilizada de la vida, la acumulación incesante del capital y la exagerada
práctica del consumismo-, lleva a los límites la crisis de los ecosistemas, la transformación/destrucción de los biomas y la aceleración del
calentamiento global como expresión del cambio climático producido por la
acción humana.
En
este contexto, la información y el conocimiento producido cae como torrentes y
fluye como caudalosos ríos a través de los medios masivos de comunicación, las
tecnologías y todos los dispositivos de comunicación y contacto con el mundo
cada vez más individualizado pero masificado e interconectado. La velocidad con
la que fluye y se difunde este torrente de información, y poco de conocimiento
profundo, no logra y no permite que en las sociedades, los humanos alcancen a
comprender las consecuencias de esta vida desbordada.
El
vértigo que se experimenta al vivir en esta sociedad evita que se pueda producir
una capacidad analítica de lo que acontece; evita la producción de una crítica y
de la reflexión necesaria para hacerle frente a este modelo de sociedad y sobre
todo impide que se puedan plantear unas posibilidades de cambio, de ese rumbo
de desenfreno, ruta a la destrucción.
La
comunicación como elemento constitutivo de la sociedad y socializador de
conocimientos, fue transformada en artefacto instrumental, mediático y
banalizado. Por el poder que se le confiere, quedó supeditada al ejercicio dominio de los grupos que ejercen el poder
hegemónico de la dominación social, física y simbólica, de las masas. Como
estrategia corporativa que poco piensa en los problemas del planeta, de la
sociedad, y más en sus necesidades de ganancia y beneficios.
De
este modo, y como instrumento, el uso social de la comunicación se transformó
en dispositivo que continúa beneficiando a unos en detrimento de otros. Con el
dominio y su uso social, se continúan imponiendo formas hegemónicas y
homogenizadoras de percibir, comprender y actuar en el mundo.
Frente
a este tipo de comunicación mercantilizada, instrumento corporativo por
excelencia, se requiere contraponer otro tipo de comunicación de carácter
crítica, emancipadora, liberadora del ejercicio del poder mediático y
comprensiva de la delicada situación actual del planeta y de la civilidad. Una
comunicación ambiental, que es también crítica, capaz de enfrentar la
comunicación que trata de esconder, manipular, la verdad sobre la situación de
los territorios, las comunidades y el planeta.
La
comunicación ambiental es una de esas formas de la comunicación crítica, capaz
de comprender la relación entre la sociedad y los ecosistemas. La sociedad como
parte del planeta y de toda su dinámica natural. Una comunicación que
-contrapuesta a la forma tradicional de aquella comunicación que sirve al
ejercicio del poder de los amos del mundo-, pueda cumplir funciones de
educación ambiental, de aportar en la construcción de un habitus ambiental y
ambientalizado, ecologizado, de responsabilidad con la vida y su dignidad.
Una
comunicación que con su capacidad transformadora e incidente en las formas de
percibir, comprender y actuar de las personas, aporte a nuevos valores
planetarios de la especie humana como una especie más en la trama de la vida de
la Tierra. Planeta que tiene límites, que está en delicada situación por la
acción irresponsable de lo que la humanidad ha hecho con él.
La
comunicación ambiental estaría por encima de la comunicación que privilegia los
contenidos mediáticos del tratamiento de asuntos ambientales al modo como se
hace con la moda, el deporte, la farándula. La comunicación ambiental que se
propone estaría enfocada en participar de procesos de educación ambiental, de construcción de un conocimiento científico a favor de la recuperación ecológica del planeta, de la investigación, de su participación en la construcción de un nuevo ciudadano
capaz de reconocer su presencia en un planeta limitado y que requiere de
protección, de cuidado y de amor. Una comunicación ambiental capaz de
comprender y abordar los conflictos ambientales y de poner en evidencia los agentes que producen los problemas en el territorio, que reproducen la injusticia social y ambiental.
Una
comunicación cuya responsabilidad social y planetaria esté encaminada a
participar en la construcción de un ciudadano comprometido con la vida y con el
respeto por toda la diversidad. Una comunicación cuya función social estaría en
cambiar el mundo del proceso de destrucción de la humanidad y de sus entornos
de vida.