Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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lunes, 15 de julio de 2024

REXISTENCIA DE COMUNIDADES AFRODESCENDIENTES NORTECAUCANAS

 REXISTENCIA DE COMUNIDADES AFRODESCENDIENTES NORTECAUCANAS

Por:

Hernando Uribe Castro, PhD.


El norte del departamento del Cauca, localizado sobre este valle geográfico en Colombia, ha sido espacio de luchas sociales entre grupos de unas élites burguesas blancas, racistas y clasistas, o como se les denomina “amo-descendientes”, interesadas en impulsar sobre esta subregión el capitalismo agrario, contra unas comunidades descendientes de personas esclavizadas y pueblos indígenas que han experimentado desde mediados del siglo XIX los efectos del despojo de la tierra y del territorio que heredaron ancestralmente. En estas confrontaciones está presente el interés por la tierra y el control del territorio como un hecho social que es una constante no solo en la historia de esta subregión sino en la historia general de Colombia.

martes, 25 de marzo de 2014

CASANARE: EXPRESIÓN DE UN MODELO DEPREDADOR EN EL TERRITORIO NACIONAL

Casanare: expresión de un modelo depredador en el territorio nacional

Por Hernando Uribe Castro
Magister en Sociología

Nada más triste y desesperanzador que el observar, cómo la irresponsabilidad del Estado colombiano, sus agentes de control ambiental, de las corporaciones privadas petroleras y de la elite ganadera, afectaron las condiciones de los ciclos naturales de territorios como en el Casanare.

Según los medios nacionales, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), Bruce Mac Master, expresaba: “Que no llueva no es culpa de las petroleras (…) Colombia es vulnerable al tema de la sequía. Lo que tenemos es un cambio global del clima en el planeta”.[1] La elite de poder es astuta al usar “la crisis ambiental global” como discurso para ocultar, tapar, velar y explicar sus perversas acciones depredadoras, extractivas y criminales con el ambiente del territorio nacional.

Respuesta ilusa, descabellada, irresponsable, negligente, ignorante y que insulta a los colombianos. Una respuesta como esta da cuenta de lo poco que le importa a las corporaciones y agentes privados la necesidad de comprender el funcionamiento de los socioescosistemas del territorio nacional. Expresar que la culpa es del calentamiento global es despojarse de toda la responsabilidad que cae a espaldas de este gremio, de los petroleros, ganaderos y del gobierno nacional.

Cuando los territorios son despojados de su cobertura vegetal, cuando se secan las fuentes de la producción de agua por la explotación y extracción de recursos, así como la tala indiscrimada de bosques para la ganaderías, las condiciones micro climáticas de inmediato son impactadas y se transforman. Estas acciones interrumpen el ciclo natural de los territorios y por ello aparecen las consecuencias nefastas para la naturaleza y las comunidades.

Lo terrible de este asunto es que, como en otros lugares del país como en el Valle del Cauca con la caña de azúcar, las corporaciones autónomas regionales encargadas de las cuestiones ambientales de las regiones se quedan paralizadas. De hecho, es claro que para que la situación en el Casanare sucediera y alcanzara los niveles que presenta hoy en día, ha tenido que haber pasado mucho tiempo de explotación incesante y de irrespeto incontrolado con los elementos de la naturaleza como el agua, el aire, el suelo y el subsuelo por parte de las firmas e inversionistas privados. ¿Dónde estaba el Estado? ¿Qué hicieron las Corporaciones Abmientales para detener estos procesos depredadores?

Tal como lo he señalado en innumerables ocasiones, estamos presenciando un modelo extractivista de los  territorios locales. Esta relación entre los lugares locales y la hegemonía global es mediada por el Estado para garantizar el marco normativo a través del cual se legitima la presencia de multinacionales explotando la naturaleza. Un marco normativo, político y económico que sirve y legitima la posibilidad de hacer uso ilimitado de los recursos y del control de la sociedad. Firmas globales que tienen el poder económico, político y armado de someter, exigir y doblegar al Estado colombiano, administrado por gobiernos que están dispuestos a entregar lo que sea a cambio de prebendas económicas, status y privilegios de familia.







[1] ¿Quién es culpable de la mortandad de animales por sequía en Casanare? El Tiempo http://www.eltiempo.com/colombia/oriente/sequia-en-casanare_13721415-4

miércoles, 6 de noviembre de 2013

ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN EN COLOMBIA

Acumulación por desposesión en Colombia

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología, estudiante del Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad del Valle y profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente.

Para los agentes del capitalismo impulsores del modelo extractivista en América Latina y Colombia, los elementos de la naturaleza como el agua, la tierra, el subsuelo, el aire y el oxígeno, son recursos que poseen una valoración económica al ser convertidos en materia prima. Pero estos mismos agentes no realizan una valoración en términos de lo que significa hacer uso de estos elementos de la naturaleza y de los impactos que puedan ocasionar al cambio climático y a la variabilidad climática en los territorios locales. Existe, así, una paradoja en la relación capital y naturaleza.

En Colombia, esta paradoja se evidencia de manera muy clara, cuando se plantea la necesidad de conservar y proteger los espacios biodiversos, pero al mismo tiempo, los planes de desarrollo nacional, como lo ha sido en Colombia el Plan “Prosperidad para todos” del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, impulsan megaproyectos extractivos con impactos en las condiciones ambientales y sociales de muchos lugares del país con agricultura extensiva como la caña de azúcar, represas y proyectos hidroeléctricos (Urra 1, Anchicayá, Sogamoso, Quimbo, Pescadero Ituango, Salvajina), extracción de minería como lomitas en el Cesar (carbón), minería de oro en Marmato y Zaragoza, entre otros de los muchos casos existentes a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Proyectos que vinculan al Estado que actúa como promotor y fiscalizador aportando dineros del presupuesto nacional y las Corporaciones globales con intereses privados, de la que también se benefician las organizaciones globales del sistema financiero. Repercusiones que van a expresarse en las condiciones de miseria y pobreza para millones de colombianos así como la destrucción del todo el ecosistema natural. Estas son las borrosas fronteras del Estado y los grupos privados.

Aquí es importante el concepto la acumulación por desposesión propuesto por David Harvey en su libro “El nuevo imperialismo” (2003) : “la mercantilización y privatización de las tierras y la expulsión por fuerza de las poblaciones campesinas; la conversión de varios tipos de derecho de propiedad (comunal, colectiva, estatal etc.) en derechos de propiedad privada exclusivos; la supresión del acceso a bienes comunales; la mercantilización de la fuerza de trabajo y la supresión de formas alternativas (indígenas) de producción y consumo; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de bienes (incluido los recursos naturales); la monetización del intercambio y los impuestos, en particular sobre la tierra; la trata de esclavos; y la usura, la deuda nacional y más recientemente el sistema de crédito.”

En Colombia esto se traduce en la ola de privatizaciones y todo tipo de megaobras como hidroeléctricas, embalses, autopistas, sobre los territorios locales y comunitarios, ahora convertidos en enclaves por parte de las empresas y corporaciones para su explotación, con impactos severos por las condiciones de despojo de comunidades y las dinámicas del desplazamiento promovidas, no solo por el conflicto armado, sino también promovido en nombre del “desarrollo”.

Frente a esta situación, existen reacciones sociales, en forma de protesta y movilización social motivada por organizaciones sociales, algunas de ellas, vinculadas a movimientos sociales. Protestas muy recientes contra la privatización de la educación, la salud, los servicios básicos (energía, acueducto, alcantarillado, entre otros), así como su oposición a la crisis de la seguridad alimentaria, a las hidroeléctricas, la extranjerización de tierras y a la monopolización de la tierra y la producción. Todas estas protestas realizadas por los campesinos, grupos indígenas, comunidades afrodescendientes, estudiantes, empleados del servicio de salud y profesores oficiales entre otros actores sociales, muchas veces son criminalizadas. Algunos líderes sociales han sido asesinados y otros amenazados o desterrados. 

La sociedad civil, la academia y la comunidad en general tenemos una obligación no solo de ser interlocutores ante el gobierno sino de seguir pensando alternativas y expresando nuestra inconformidad con estos gobiernos cuyas decisiones atentan contra el buen vivir de la gente y su ambiente.

      

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Columna de opinión publicada por EL PUEBLO, el 3 de noviembre de 2013