Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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viernes, 19 de julio de 2013

MADONNA, SUPER BOWL Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

MADONNA, SUPER BOWL Y MEDIOS GLOBALES DE COMUNICACIÓN

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

La presentación que hizo la famosa cantante Madonna en el intermedio del Super Bowl 46 en febrero de 2012, puede considerarse como un claro ejemplo que integra Deporte espectáculo, medios masivos de comunicación y farándula global de la sociedad de consumo.

La rentabilidad del evento no está en la asistencia del público masivo en las graderías del Estadio en carne propia, sino en el provecho del cubrimiento del evento a través de diferentes canales y de los distintos medios globales como radio, televisión, internet y transmisión satelital, que captó la atención de millones de espectadores, seguidores y fieles en todo el mundo, tanto del deporte como de la afamada y sensual cantante. Jugadores, cantantes, espectadores y medios de comunicación, todos juntos componiendo un coctel de jugosas ganancias a los magnates realizadores e inversionistas. Clave el papel de la publicidad antes, durante y después del sorprendente show global.

Las críticas y análisis recaen, de modo especial en aspectos como el show, las luces, el espectáculo, pero pocos se preguntan acerca de ¿qué hay detrás de bastidores de estos eventos globales?, ¿qué había detrás de esta combinación poderosa de las fuerzas del mercado del entretenimiento, el deporte y el consumo? El deporte, como deporte espectáculo y de masas se ha convertido en una estrategia clave de reproducción de capitales y de las fuerzas hegemónicas del Mercado, porque logra masificar en gustos, tendencias y modas a una proporción importante de población mundial, incluso a ritmo de música globalizada.  


huribe@uao.edu.co
19 de julio de 2013

lunes, 15 de julio de 2013

SEGURIDAD ALIMENTARIA DESDE EL VALLE DEL CAUCA

SEGURIDAD ALIMENTARIA DESDE EL VALLE DEL CAUCA[1]

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Universidad Autónoma de Occidente

Cuando se hace referencia al Valle del Cauca, de modo regular, se olvida que este Departamento no solo es plano, sino que además posee vertientes montañosas y una planillura sobre las costas del Océano Pacífico. Por tanto se tiene un departamento diverso en paisajes, culturas y recursos.

Lo que no se logra comprender es cómo en ésta región con suelos altamente productivos se logró imponer, durante todo el siglo XX y hasta el presente, un modelo agrícola monopolizado por la producción de caña de azúcar. Según datos del Anuario Estadístico[2] en 2009 se sembraron 201.098,5 hectáreas de caña de  312.714 hectáreas  que tiene el área plana del valle geográfico, es decir, el 64% de la tierra monopolizada.

Valle Geográfico del Río Cauca, cultivos de caña de azúcar
Foto: Hernando Uribe Castro, 2012.

No es coherente que existiendo una Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, encargada del bienestar socioambiental de toda la región desde mediados del siglo XX, haya permitido la expansión exagerada de este monocultivo desde Santander de Quilichao hasta algo más allá de Cartago al norte del Valle. Pareciera que contrariamente, la CVC logró incidir en este repunte del desarrollo sectorial cañero que se pretende mostrar como desarrollo regional, con todos los efectos sociales, ambientales y de inequidad que tuvo la ampliación de la frontera de la caña de azúcar en la región. En el Valle del Cauca, por ejemplo, los cultivos que aportaban a la seguridad alimentaria se desplazaron hacia las zonas de ladera, pero su reducción se vio afectada por las políticas neoliberales de apertura económica e ingreso de alimentos industriales a través de hiper y supermercados a los hogares. Los problemas del campo colombiano en la actualidad evidencian el descuido de los gobiernos y su atención a estos aspectos. Datos demuestran que durante los primeros años (1990 al 2000) de la apertura económica, en el Valle se presentó una disminución del 14% en hectáreas sembradas y cosechadas.[3]

La riqueza de suelos del valle geográfico del río Cauca es apta para la producción de variados cultivos, productos agrícolas y agropecuarios. Con un uso apropiado y diferente que se puede hacer con estas tierras, este Departamento debería ser un gran abastecedor de alimentos para todo el territorio nacional. Un territorio que puede garantizar la seguridad alimentaria nacional.

Un proyecto de tal envergadura implica, necesariamente, un modelo de distribución de tierras que aboque a una justicia social y a la equidad territorial. Implica el retorno de los campesinos a la tierra agrícola de la zona plana del Valle dedicados a la producción de comida. En otrora, los cronistas de marras, como Cieza de León y el propio Bonilla Aragón describían la inmensa despensa frutícola que fue desapareciendo ante el avasallador paso de una agro industria ambientalmente insostenible. Una redistribución de la tierra, más el retorno del campesino a la amplia zona plana, no solo tendrá efectos positivos para ajustar economías campesinas y para la seguridad alimentaria del país, sino que también implicaría una nueva relación con las condiciones ambientales de toda esta región. Una forma diferente de uso del suelo acorde a sus potencialidades y posibilidades ambientales.

El hecho de esta propuesta es que confronta los intereses privados de la elite política y económica que han impuesto sus intereses particulares sobre los derechos colectivos de los pueblos.

Es la sociedad civil, la academia y sus grupos de investigación, quienes deben poner en juicio y confrontar desde ya y con argumentos científicos y sociales, las implicaciones negativas para la sociedad y el medio ambiente de este modelo monopolizador de las ricas tierras del valle geográfico del río Cauca.

Pensar una Colombia en posconflicto involucra esos otros actores que de una u otra forma han aportado a atizar la violencia física y simbólica, los destierros y la inequidad en la distribución de la tierra. Esos otros actores que usaron otras armas más sutiles pero no menos letales como lo son las armas del capitalismo extractivista que desgarra pueblos, territorios, recursos y medio ambiente. Recuperar y reparar el territorio, hoy en proceso de desertización es tarea urgente y necesaria para lograr la paz.

Esta cuestión no es sólo del valle del Cauca, es del Estado Colombiano, de sus gobiernos y de la nación. Decisión política que en escenarios de posconflicto deben incluirse como parte de solución de la inequidad y la desigualdad socioeconómica regional. Y frente a ello, la Universidad no puede seguir callada frente a esta realidad y develar estas inequidades socio-territoriales.






[1] Publicado por EL PUEBLO, el sábado 13 de julio de 2013.
[2] Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, et al. Plan Frutícula Nacional. Valle del Cauca tierra de frutas. Gobernación del Valle del Cauca, Cali, noviembre de 2006.
[3] Plan para el Desarrollo de la seguridad alimentaria 2008-2011. Gobernación del Valle.

miércoles, 3 de julio de 2013

AUTOS, PEATONES Y CIUDAD

AUTOS, PEATONES Y CIUDAD.


Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

El uso del carro es uno de los más importantes signos del presente porque repercute sobre el conjunto de la vida social y redefine el tiempo-espacio. La clave del auto, así como de otros medios de transporte moderno, está en el hecho de que permite desplazamientos a otros espacios que en tiempos anteriores se consideraban como lejanos. Lefebvre (1968), por ejemplo habla del automóvil, como el “objeto – Rey”, “la cosa – piloto”, ya que rige muchos comportamientos en muchos sectores. El automóvil es una expresión de movilidad donde las personas se mezclan sin encontrarse.

Marca fuertemente el devenir de las ciudades construidas para la reproducción de capitales en grandes infraestructuras como puentes, centrales de parqueo, ampliación de vías, destrucción de centros históricos, concentración de públicos en centros comerciales, entre otros. Para la mayor parte de la población actual es claro que los efectos sobre el medio ambiente y el ciudadano por el aumento de vehículos son complejos. La característica que le impregna el automóvil a la ciudad es “ciudad – circulación”, materializada en el ejercicio y construcción de grandes avenidas, estaciones, parqueaderos, líneas, autopistas, que si por un lado transforman la estética urbana, también transforman la relación entre la movilidad peatonal y su ciudad. El peatón queda relegado a una sola parte de la calle, el andén, mientras que el resto del espacio público se le deja a la circulación vial. 

Preocupa que en Cali recientemente se inaugurara el túnel urbano más largo en Colombia y se le ha dado más importancia al túnel por donde pasan autos que al paisaje “semi peatonal” que reposa sobre él, junto al río. Preocupa que las otras megaobras que se realizarán en esta ciudad en los próximos años y que tendrán costos altísimos sean para promover más el uso del carro.

Las fuerzas del mercado de autos y de combustibles lograron imponer la idea de que el automóvil es una necesidad, un lujo que da jerarquía y estatus, una realización de progreso y un “elemento del guardarropa”  que prolonga el cuerpo del conductor en su virilidad y a la mujer en su presencia y su belleza.  El auto expresa tamaño, potencia y precio, así como de resistencia. El automóvil da la sensación de ver el mundo de otra forma, el espacio de otra dimensión, el de la velocidad y el vértigo, porque el acto de conducir un automóvil da la idea de libertad y de realización, algo así como un dominar el tiempo (en lugar de sufrirlo) y la ilusión de ganar tiempo al tiempo.

El mercado ha promovido el consumo de automóviles, sin importar lo que en términos ambientales esto signifique para el mundo. Sumado a ellos están las autoridades del tránsito que surgen precisamente, por el surgimiento y aumento vertiginoso de autos, que actualmente ven este incremento del parque automotor importantes oportunidades para acceder a recursos a través de la sanción económica maquillada de construcción ciudadana.

Se requiere de gobiernos que recuerden que las ciudades son habitadas también, y en mayor medida, por ciudadanos de a pie que requieren de espacios públicos para el encuentro, el deleite de vivir la ciudad y de construcción de ciudadanía. Una ciudad ambientalmente más sana, con espacio verde más limpio y más puro. Promover el uso de bicicletas así como una red de ciclorutas apropiadas, seguras y con presencia por la mayor parte de los sectores de la ciudad.


huribe@uao.edu.co

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LEFEBVRE, Henry.(1968) La vida cotidiana en el mundo moderno. Título original “la vie quotidienne dans le monde moderne”. Traducido por Alberto Escudero, Editions Gallimard. Ed. Cast. Alianza Editorial, S,A, Madrid.

jueves, 30 de mayo de 2013

LAS ORGANIZACIONES DE MUJERES Y LAS OPORTUNIDADES DE PAZ EN COLOMBIA

LAS ORGANIZACIONES DE MUJERES Y LAS OPORTUNIDADES DE PAZ EN COLOMBIA[1]:

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

El conflicto armado con bases políticas y sus secuelas en el conflicto social y la violencia en todos los ámbitos de la vida cotidiana, se entrelazan con la constante precariedad y violación de derechos sobre todo de sectores vulnerables, en los que las mujeres son permanente afectadas y sin embargo, protagonizan procesos de reconstrucción del tejido social que deben ser reconocidos.

Las mujeres, hoy más que nunca, en este país se han venido configurando como actoras sociales en la construcción de prácticas de justicia - sean institucionales o alternativas -, sobre la forma como se construyeron esas prácticas en situaciones de conflicto social o jurídico, y el aporte de éstas a la justiciabilidad de los derechos de las mujeres y de sus comunidades.  

Existen experiencias donde las mujeres han logrado establecer la justiciabilidad de sus derechos en la construcción de prácticas de justicia alternativas y además el logro de la justiciabilidad de derechos sociales, económicos y culturales de sus comunidades, como precisamente la organización Paz y Bien y otras muchas existentes en la ciudad y en el campo.

Abordar estas experiencias de mujeres, sin duda que es una contribución significativa hacia el cambio social. Las mujeres y sus organizaciones están presentes frente a la violencia cotidiana, la pobreza y los conflictos intrafamiliares y de jóvenes; otras frente al secuestro y el conflicto militar-colombiano; y otras organizaciones frente a la explotación laboral, el sometimiento étnico-cultural y discriminación. Siempre buscando mecanismos de participación, de diálogo y de resistencia.

El movimiento social de mujeres es el alma de estas reivindicaciones y procesos organizativos, evidencia la trasformación de su papel de madres, esposas, compañeras y trabajadoras, a mujeres actoras de la sociedad civil y gestoras del post-conflicto y de la justicia en Colombia, como construcción alternativa de confrontaciones y justicias por vías ciudadanas. Ellas preparan el futuro del conflicto en problemas estratégicos de diversa índole, aun con contradicciones -muchas de ellas fructíferas-: generando productividad y recursos legítimos para superar la pobreza, a la vez que protegiendo sectores de población vulnerables; posicionándose políticamente a pesar de que expresan algunas resistencias a la política como representación; estableciendo formas de justicia y de gobernabilidad populares y alternas, sin dejar de exigir justicia por sus derechos; aportando en la organización de un Estado social de derecho y de la sociedad civil, no obstante que deslegitimen el Estado “gendarme” colombiano, siendo víctimas e interlocutores de actores violentos y sin embargo impulsando la mediación, el intercambio humanitario y la resolución pacífica de conflictos; trascendiendo socialmente y resignificando en buena medida su papel de madres, esposas, compañeras y trabajadoras, sin dejar de serlo y aunque algún sector no resignifica socialmente estos papeles.

Hay tareas por desarrollar, pero la lucha sigue y también tienen esperanza. La presencia de las mujeres en los procesos de conversaciones, diálogo y negociación es vital para la paz en Colombia.





[1] Apartes del informe final de investigación del grupo en conflictos y organizaciones en 2006. Departamento de Ciencias Sociales. GÉNERO, CONFLICTO Y PRÁCTICAS DE JUSTICIA EN LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CALI- COLOMBIA. (Gato, Rodríguez, Orozco y Uribe)

martes, 28 de mayo de 2013

MENOS CIUDADANOS Y MÁS ESPECTADORES: LA ESTRATEGIA MEDIÁTICA

MENOS CIUDADANOS Y MÁS ESPECTADORES: LA ESTRATEGIA MEDIÁTICA

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología.

En uno de los más reciente libros que pronto saldrá publicado en coautoria con mis colegas[1],  expresamos que los medios de comunicación, en la sociedad actual, cumplen un papel más centrado en el entretenimiento de los públicos (audiencias), antes que el de informar y construir una perspectiva crítica en los(as) ciudadanos(as). Lo anterior opera a través de las representaciones e imaginarios que de-construyen a diario. Crean, de esta manera, falsos contextos que no corresponden a la realidad social; además de utilizar un lenguaje noticioso, que si bien resulta poco elaborado y simple, tiene como particularidad que sectores de opinión no alcanzan a comprender en su totalidad, los mensajes que acompañan a los hechos noticiosos emitidos a diario.

Los medios imponen comportamientos, creencias y gustos en todos los públicos que se exponen ante ellos, como mecanismo que permite garantizar, por un lado, importantes ganancias a estos grupos empresariales y a toda la cadena de producción a través de la pauta publicitaria[2], y por el otro lado, la completa confusión de las audiencias que no alcanzan a comprender, sistémicamente, los hechos que los medios reportan todos los días.

Buen sustento de ello, es decir, de la función que los medios han venido desempeñando en la reproducción de esta sociedad de consumo, tiene que ver con el papel que la publicidad desempeña en este proceso, tal como lo pone en reflexión Mario Vargas Llosa en su texto La Civilización del Espectáculo cuando expresa que:

“El vacío dejado por la desaparición de la crítica ha permitido que, insensiblemente, lo haya llenado la publicidad, convirtiéndose ésta en nuestros días no sólo en parte constitutiva de la vida cultural sino en su vector determinante. La publicidad ejerce un magisterio decisivo en los gustos, la sensibilidad, la imaginación y las costumbres. La función que antes tenían, en este ámbito, los sistemas filosóficos, las creencias religiosas, las ideologías y doctrinas y aquellos menores que en Francia se conocía como los mandarines de una época, hoy la cumplen los anónimos «creativos» de las agencias publicitarias.”[3]

Los medios de comunicación tienen la capacidad de imponer unos principios de visión del mundo, una especie de prisma, a través de la cual se observa los acontecimientos. Banalizan lo verdaderamente importante y lo banal se espectaculariza. Juegan con los sentimientos, las sensibilidades y emociones a través imágenes acompañadas de bandas sonoras tal como en el cine.

Es claro que los medios de comunicación privados han presentado mayor preocupación por la rentabilidad y el lucro más que por generar un ambiente propicio que permita a las audiencias aportar en su proceso de construcción como ciudadanos más interesados por los problemas del país y sus asuntos económicos, políticos y sociales. En este escenario, tanto la política como la literatura, el cine y las artes plásticas, fueron banalizadas por la publicidad y convertidas en mercado para la industria cultural.

En Colombia, es claro y palpable el modo como los intereses de los poderes económicos y políticos que utilizan los mecanismos mediáticos logran tener efectos en su intervención en cuanto al manejo amañado y/o manipulado de la información, por el afán por la primicia noticiosa y la capacidad de generar falsas opiniones públicas a favor de sus principales beneficiados. Como dice el nobel de literatura, de los árboles pintados no caen hojas, diríamos nosotros que desde los medios privados, no se construyen ciudadanos críticos y reflexivos.

El problema con esto es que los espectadores y consumidores de estos medios creen en la verdad de la pantalla, idolatrándola de tal modo, porque su lenguaje es claro, sencillo y emocional, tal como lo expresa Ignacio Ramonet, soportando todo discurso en imágenes, sonidos y poco texto. Algo así como si el espectador dejara que los medios piensen por él. La televisión de modo particular, se presenta como un medio “gratuito” que además de entretener, distraer, sacar de la cotidiano y rutinario, tiene la ventaja de que hace creer que para llegar a ella no se necesita pensar, analizar o cuestionarse, como tampoco exige el tener memoria histórica y política.

Situación, esta, difícil, preocupante y aterradora.

28 de mayo de 2012.



[1] Germán Ayala, Carmen J. Holguín, Guido Hurtado y Adriana Anacona
[2] Bourdieu, Pierre. (1997). Sobre la Televisión. Barcelona: Editorial Anagrama.
[3] Vargas Llosa, Mario (2012). La civilización del espectáculo. Bogotá: Alfaguara. Pág. 38

miércoles, 22 de mayo de 2013

LA CIUDAD COMO “VITRINA”, ESTRATEGIA DEL IMPERIALISMO FORMAL Y EL SIMBÓLICO


LA CIUDAD COMO “VITRINA”, ESTRATEGIA DEL IMPERIALISMO SIMBÓLICO: CALI Y LA ALIANZA DEL PACÍFICO


Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Tal como lo afirme anteriormente en columna de opinión[1], Santiago de Cali se ha venido construyendo en el contexto dominado por el modelo neoliberal capitalista, donde su función es convertirse en un sumidero para la inversión y la reproducción de los excedentes de capital. Para llevar a cabo esta tarea, la estrategia es hacer de ella un importante centro urbano de negocios, atractiva para cautivar a viajeros, grupos de inversionistas y monopolios globales. En esta ciudad, el  gobierno local desempeña una tarea importante como la de “buen negociador y administrador”. El geógrafo David Harvey había sentenciado que “Los gobiernos locales se han visto obligados en diverso grado a asumir iniciativas más propias de empresas privadas –en particular, por lo que toca a la creación de un entorno favorable para el capital privado a costa, si es necesario, de la población urbana–, un proceso que fomenta la competencia entre las regiones metropolitanas.”[2]

Por tanto, entre las fuerzas de la economía global (grupos económicos y financieros multinacionales) y la ciudad se encuentra el gobierno, liderado, regularmente por el Presidente de la República y el Alcalde de la ciudad. El escenario urbano se convierte, entonces, en una  mezcla entre mercancía, marca y vitrina. En este juego, el gobierno, los grupos financieros y los inversionistas, utilizan los medios masivos de comunicación como herramientas ideológicas de difusión, mediante los cuales, hacen uso de un conjunto de términos como “mundialización”, “desarrollo”, “progreso” para convencer y a la vez dominar. Bourdieu expresaría que estamos ante una forma de imperialismo simbólico guiado por estos grupos globales, los gobiernos y los productores culturales para profundizar y hacer rentable las inversiones, a la vez que “desactivan el compromiso económico del Estado”[3]. Unir presidentes en una ciudad bajo el lema de la necesidad de integración ante los retos de la “mundialización”, no es otra cosa que disfrazar de unidad los efectos del neoliberalismo desbastador en las particularidades de cada país.

Así, se hacen de modo frecuente encuentros hemisféricos o internacionales promovidos desde las empresas globales y los gobiernos. Efectivamente, el más reciente se presenció entre el 22 y el 24 de mayo de 2013 en Cali, sede de la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico. El gobierno colombiano  calificó esta cumbre como el proceso de integración “más importante que ha tenido América Latina en toda su historia”, con la que se busca construir un área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, así como impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías de los países que la integran: “asimismo, la Alianza del Pacífico busca convertirse en una plataforma de integración económica y comercial, y de proyección al mundo, con especial énfasis en el Asia Pacífico. Como bloque económico, Colombia, Chile, México y Perú suman una población superior a los 210 millones de habitantes –cerca del 35 por ciento del total de América Latina y el Caribe–, con un Producto Interno Bruto por habitante cercano a los USD 13 mil”[4].

Para este evento, autoridades locales y fuerzas del orden, ejecutaron la militarización de toda la ciudad, así como el control y vigilancia de cada centímetro y de cada ciudadano. Incluso, la Universidad del Valle, principal Centro de Educación Superior de la Región, decretó cierre durante toda la semana. Los resultados de todo esto es congestión vehicular en las principales avenidas, retenes de policía, vigilancia por aire, suelo y subsuelo. Una comunidad inconforme y unos estudiantes universitarios que se sienten maltratados y estigmatizados.

La ciudad fue extraña para sus habitantes, se maquilló, se perfumó y se puso lista para recibir a los mandatarios y empresarios. En esta ciudad, que precisamente acababa de inaugurar el túnel urbano más largo en Colombia, cada individuo se convirtió en sospechoso, en un potencial delincuente que no puede transitar con tranquilidad por la urbe. Donde la comunidad estudiantil de la universidad pública se mandó a vacaciones y las personas en situación de indigencia y en situación de calle, desaparecieron por arte de magia. ¿Es esto democrático?

Como lo había expresado en mi columna de opinión citada al inicio, si los gobiernos son elegidos por voto popular, es porque deben representar y responder al conjunto de necesidades de su comunidad, más que ser un gobierno interesado en favorecer las buenas relaciones y los negocios con las fuerzas del capital privado. ¿Es posible hallar formas para poder responder al desafío de lograr un gobierno local más interesado por el bienestar de sus ciudadanos en estas ciudades neoliberales? ¿Podría hacer algo los movimientos sociales y la sociedad civil? ¿Qué tipo de desarrollo tienen en mente estos agentes de los gobiernos locales?

22 de mayo de 2013









[1] Uribe Castro, Hernando. Gobierno locales en ciudades neoliberales. 12 de marzo de 2012, en:  http://hernandouribecastro.blogspot.com/2012/03/gobiernos-locales-en-ciudades.html
[2] Entrevista a David Harvey. Las grietas de la ciudad capitalista. Entrevista archipiélago. Por: Carolina del Olmo / César Rendueles. CUADERNOS DEL CENDES,  AÑO 24. N° 65. Tercera época, mayo-agosto 2007. Página 132.
[3] Bourdieu, Pierre. La nueva vulgata planetaria. Artículo publicado en el dossier “L.Amérique dans les tetes”, en Le Monde, Mayo de 2000. Traducción: Fabian Sanabria y Guillermo Vargas.

viernes, 17 de mayo de 2013

¿BUROCRACIA CRIMINAL? LAS EPS EN EL SISTEMA DE SALUD EN COLOMBIA


¿Burocracia criminal? Las EPS en el Sistema de Salud en Colombia

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

El martes 29 de abril de 2013, en el Hospital Santa Clara de Bogotá, muere Paula Sofía Lesmes de 9 meses de edad, a causa de un paro cardiorrespiratorio, no atendido de manera oportuna por la entidad prestadora del servicio. El agente interventor de la EPS Solsalud, pidió perdón por este hecho[1]. Pero Paula Sofía se suma a otros tantos colombianos(as) que mueren por falta de atención de estas entidades, como fue el caso de José Angel en diciembre de 2012[2] a quién se definió como el símbolo del caos de las EPS. Pero estos no sólo representan el caso de personas que llegan con vida a las EPS y mueren por la nefasta atención sino que en estas empresas prestadoras de salud en el 2002 se denunciaba que los muertos nunca morían, por lo menos en sus bases de datos. En ese año existieron denuncias con respecto a que en las bases de datos de las EPS se encontraban 65 mil afiliados que ya habían muerto: “Luego de encontrar que las EPS están cobrando al Estado aportes cercanos a los 1.500 millones de pesos mensuales por más de 65 mil personas que aparecen como fallecidas en los archivos de la Registraduría General, el Ministerio de Salud les ordenó aclarar de inmediato sus cuentas[3].

Son estos casos muestras claras de un sistema de salud que hizo de la enfermedad y de la muerte de los colombianos un fortín para los intereses privados y empresariales que están detrás de las EPS, que han terminado por asegurar una atención indigna, ineficiente y de pésima calidad. Toda una desatención en el sistema de salud cuyas “empresas macabras” y “empresas del terror” hacen las veces de verdugos. Estamos en un contexto de sociedad donde lo administrativo es más importante que la vida de los colombianos. Las intervenciones que hace la Superintendencia de Salud sobre EPS como humana vivir, es porque la crisis administrativa y financiera pone en riesgo ni siquiera la salud, sino la vida misma de las personas que dependen de las redes hospitalarias.

Interesante este fenómeno porque una de las tesis del psicoanalista Anthony Sampson, a quien presencié en una conferencia muy reciente sobre violencia, es, precisamente, que en el marco del sistema mundo moderno capitalista, no solo existen las mentes criminales que utilizan el poder para ejercer sus programas de violencia, sino que se acompaña de un sistema burocrático en el que participan funcionarios y empleados que sin poseer cuadros de psicópatas o criminales, y en función de sus labores, actúan, cumplen su tarea y obedecen según los cuadros administrativos de sus empresas. Acciones y tareas, que por ejemplo como lo es no atender por falta de una firma en un formato, orden o carta para autorizar una cirugía, no hacen la atención debida porque si incumplen los protocolos y procesos, pueden perder su empleo. O el médico(a) que sabiendo que presta una mala atención porque así lo exige el cuadro administrativo de la clínica o entidad en la que trabaja, mantiene y resguarda su empleo. Como pesa más el proceso y protocolo administrativo, la atención del ciudadano es caótica y nefasta. ¿De quién o quienes es entonces la responsabilidad de tremendos actos? Funcionarios, instituciones, de las empresas privadas y, de modo particular, del Estado que desprotegió y dejó a sus ciudadanos sin un buen servicio de atención y prevención en salud, en manos de los intereses empresariales que ven la vida como una mercancía, un objeto más o un dato más en un cuadro de Excell.

A pesar que la Defensoría del Pueblo interpone denuncias penales, los casos de personas muertas en las salas de atención de muchas de estas empresas es permanente y continúa. Preguntas y más preguntas: ¿Cuántos colombianos dependemos de estas empresas y nos vemos expuestos a estos mismos tratos y servicios? Y más interesante aún ¿Quiénes son los políticos que también son dueños o accionistas de dichas empresas?

El debate público y las acciones oportunas por parte del Estado es un asunto que merece ser tenido en cuenta por medios de comunicación, organizaciones sociales, entidades de control y por la ciudadanía misma que se ve abocada a tan nefastos servicios. La salud es un derecho fundamental y no un negocio del cual deben lucrarse las empresas dedicadas a mercantilizar la salud de los colombianos.




[1] El Tiempo, La pequeña Paula Sofía nació condenada a morir, 30 de abril de 2013.
[3] El tiempo, “Los muertos de la EPS”,  16 de febrero de 2002.